Por Martín Risso Patrón |
...los solsticios de invierno y verano siempre, desde miles de años antes de Cristo, tuvieron significación mística para todos los pueblos del planeta.
Hay un hilo conductor: El simbolismo
que es común a todos, y es el
"renacer",
además del valor de
los bienes recibidos de la tierra.
El atributo más significativo, entre otros no menos
importantes, que la Ciencia profana otorga a los fenómenos naturales para ser
considerados objeto de investigación para incorporarlos al Conocimiento con
status de teoría, es la regularidad continua, permanente, en su comportamiento
observable. Así, siempre que se da esta característica, se formula una premisa
la que, vinculada con otras variables, llevará a conclusiones verdaderas. Se
trata de un círculo que se inicia en la observación, continúa con la
comprobación, sigue con el registro y la prueba, y da por resultado una
formulación teórica y práctica.
Para la Astronomía, ciencia encargada de la formulación de
las leyes referidas al comportamiento de los astros, principalmente de sus
movimientos, los sucesos naturales [entendidos aquí como independientes de la
intervención humana] traen aparejados otros fenómenos que significan distintos
estados de trabajo de adaptación de los organismos vivos y de los no vivos, con
el objeto de perpetuarse. Así, el día y la noche, generan el ritmo circadiano
[esa especie de “reloj” biológico que marca los ritmos de trabajo, alimento,
descanso y reproducción de los seres vivos]; el par noche-día a su vez se
repite por partes iguales de luz y de sombra, generando un todo relativo a un
ente más complejo “el conjunto de días”, que, dadas condiciones de intervención
cultural, hacia sí mismo puede ser periodizado en horas, minutos y segundos, y
hacia afuera en semanas, meses, años, decenios, siglos... Los instrumentos de
medición son producto cultural, y no existirían si el Hombre no hubiera
cultivado la Observación. Sucede lo mismo con las estaciones climatológicas,
cuyos patrones de comportamiento son observables en función básicamente del
comportamiento biológico de las especies [principalmente su reproducción]. Un
rango muy simple de clasificación nos informa, a manera de ejemplo: Frío,
templado, cálido, caliente.
El Hombre aprendió, mediante su observación constante, que
el clima “transita” por cuatro “estaciones”, en las que permanece durante
períodos idénticos durante “un año”; pero por si esto fuera poco, de manera
diametral, mientras esas estaciones son “templadas-frías” en la mitad del
planeta, en la otra mitad son “cálidas-calientes”. Es ahí donde aparece otra
escala de observación más compleja, mediante la cual el Hombre, con
instrumentos, reflexión e inventiva, concluirá que “en un año el Planeta se
expone al frío y al calor de manera sucesiva por vez”, pero con la condición
que ni el frío ni el calor constituyen un continuo, sino que hay un intercambio
de aparición por región [boreal y austral]: Una mitad templada-fría durante
seis meses, mientras que la otra será cálida-caliente durante ese mismo
semestre, para luego intercambiarse. La importancia de esto radica en que el
Hombre así conoció mejor los ciclos naturales de la reproducción de los seres
vivos y aprendió a sembrar, cultivar y cosechar, y también criar, pastorear y
sacrificar animales para su alimento y para su agradecimiento a ese Orden que
es la Naturaleza.
Finalmente, el Hombre concluye que el Sol, en su constante
“nacer” y morir” cotidiano genera el fenómeno de la continuidad de la Vida, que
la Luna interviene en “estados” más vinculados con el ánimo y el organismo, y que la Tierra es la matriz, origen y
destino de los seres nacidos. Así, tanto el Sol como la Luna adquieren
importancia, junto a la Tierra, como entidades que darán origen a otras
reflexiones y prácticas que, emergidas de la observación, la comprobación, la
experimentación y el registro científico, toman su propio derrotero [no menos
importante], dando lugar a su vez a interpretaciones del Universo a partir de
lo que permanecería oculto: El conocimiento esotérico, cuyo lenguaje, el más
puro, el más cierto, el más simple, es el de la Simbología.
Los solsticios constituyen una simbiosis, si cabe esta libre
expresión, entre la Ciencia revelada [campo de lo profano] y la Ciencia develada [campo de lo místico
esotérico como conocimiento del misterio o la razón, ocultos, hechos
conscientes por medio de símbolos], que podría ser llamada Ciencia de lo Oculto
antes que “Ciencia Oculta”, debido a que epistemológicamente “Ciencia” es el
conocimiento de lo evidente, a lo que agregaré de lo evidenciado. Así, el Esoterismo, constituiría, en mi modesta
opinión, la ciencia de lo develado.
Solsticio, fenómeno
astronómico
Según los manuales de la Ciencia profana, “los solsticios son los momentos del año en
los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la
duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente”.[1]
En el solsticio de verano del hemisferio Sur el Sol alcanza el cenit al
mediodía sobre el Trópico de Capricornio [entre el 21 o el 22 de diciembre de
cada año], y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el
Trópico de Cáncer, [esto ocurre entre el 21 y el 22 de junio de cada año]. Las
variables en cuestión son: 1] Inclinación relativa del eje de la Tierra en
relación con el Sol, 2] Posición relativa de éste respecto de aquella
inclinación, y 3] Época del año, determinada por la elíptica de la Tierra
alrededor del Sol. Así, los solsticios son los momentos en los que el Sol
alcanza la máxima declinación norte (+23º 27’) o sur (−23º 27’) con respecto al
ecuador terrestre según el plano de la eclíptica, o sea la declinación.[2]
Aunque en teoría el solsticio de invierno solo dura un instante, este término
también se usa normalmente para referirse a las 24 horas del día en que tiene
lugar. Ello determina la duración del momento de sombra [noche] en relación con
el momento de luz [día] que, en durante el solsticio de invierno, es mayor
duración de la noche respecto del día, lo que se mantendrá a lo largo de los
meses de invierno.
Los Solsticios en las
interpretaciones culturales
· Los Celtas
Para los Celtas, el ciclo continuo de las estaciones está
simbolizado por una rueda que gira sin cesar. La luz y el calor, se suceden; la
Luz es la energía que dispensa el Sol a los hombres y al planeta, y se encarga
además de regular los ciclos de las siembras y las cosechas, y la reproducción
de los animales de los que a su vez depende la existencia del Hombre.
Solsticio: Esperanza y Vida. Creían que las plantas y flores que germinaban en
el solsticio tenían poderes mágicos y sanadores
· Inti Raymi [Incas]
El Inti Raymi es
la Fiesta del Sol para los Incas. Se realiza en el solsticio de invierno
austral, y marca el inicio de un nuevo año. Los conquistadores españoles
destruyeron en el s. XVI prácticamente todos los Inti Watana, que son los
postes para atar el Sol y así retenerlo, sólo quedó en pie el de Macchu Picchu,
sencillamente porque los conquistadores no encontraron nunca la ciudad. Hacia
1572, la Iglesia Católica suprimió todas las fiestas y ceremonias dedicadas a
Inti.
· We Tripantu
[Mapuches]
Nueva salida del Sol
en Lengua mapuche. es la celebración del año nuevo mapuche que se realiza entre
el 21 de junio y el 24 de junio en el calendario gregoriano. Conforma la noche
más larga del año y el momento en que el sol recupera su fuerza y la tierra
comienza a renacer. La celebración consiste en velar en familia durante la
noche, esperando el amanecer. Al aparecer el Sol se le da la bienvenida y se
practica un baño ritual en un río.
· Deus Sol Invictus
[Imperio romano]
Sol Invictus ("sol invicto") o en forma completa,
Deus Sol Invictus (latín "el invencible Dios Sol") fue un título
religioso aplicado al menos a tres divinidades distintas durante el Imperio
romano: El Gabal, Mitra y Sol. Juliano el Apóstata, declararía a Helios como la
única divinidad, siendo las otras divinidades simples expresiones de esté único
dios, durante el tiempo de esté emperador la religión del sol se convirtió en
la religión oficial dentro del imperio.
· Navidad
[Cristianismo]
En ninguna parte de
la Biblia se menciona la fecha exacta del nacimiento de Jesús. La fecha la
calcularon los primeros cristianos basándose en una tradición judía que fijaba
para los profetas, su fecha de fallecimiento y de su concepción en el mismo
día. Como consideraban que Jesús murió un 25 de marzo, calcularon nueve meses
después y fijaron el 25 de diciembre para su nacimiento. Por eso los Cristianos
Ortodoxos celebran la
Navidad el 7 de enero en el calendario gregoriano, porque
según su calendario, el calendario juliano, el 25 de marzo cae en el 7 de abril
gregoriano. La fiesta cristiana de la navidad parece haber sido trasladada
hacia el año 330, en tiempos de Constantino (306-337), al 25 de diciembre. Con
ello se quería significar a Cristo como el verdadero Sol invictus. El mensaje pareciera inferirse de la célebre visión
de Constantino de la Cruz en el cielo, a la que se le otorgó el sentido de la
prevalencia de Cristo sobre el Sol: Cristo
es el verdadero sol invicto. Sólo faltaba trasladar la fecha del nacimiento
de Jesús al 25 de diciembre, día en que se festejaba el nacimiento del Sol
invictus [solsticio del verano boreal].
· Tiahuanaco [Pueblo
Aimara]
Los Aimaras celebran el 21 de junio de cada año en la
ciudadela preincaica de Tiahuanaco el Willka
Kuti [retorno del sol]. En el solsticio de invierno austral, en los Andes
marca el recambio del ciclo agrícola de siembras
En la Puerta del Sol de Tiahuanaco, justo en el solsticio de
invierno, el primer rayo del Sol naciente, pasa por un eje entre dos columnas
diametralmente ubicadas respecto de la misma Puerta, por cuyo centro pasa hacia fuera de la cancha. Obsérvese: Dos columnas. La Vida que nace del Sol, penetra
de Oriente, y sale hacia Occidente por la Puerta. Pero, por si esto fuera poco,
el Señor de los Bastones que está representado en el través superior de la
Puerta, tiene en cada una de sus manos un báculo: El de la izquierda, remata en
dos cabezas de cóndor, y el de la derecha, en una cabeza de puma... [Cóndor: Apu Kuntur, Mensajero de los Dioses, atributo divino; Puma: La sabiduría, la
fuerza, la inteligencia, atributos
humanos], lo que en nuestra simbología masónica serían las esferas que
rematan las Columnas. Pero también tenemos otro animal simbólico en los Incas,
la serpiente, que era de acuerdo a algunos estudiosos, la representación de lo
infinito para los incas. Entonces ahí tenemos una trilogía simbólica. Me
resulta de sumo interés integrar a esta interpretación simbólica, lo siguiente:
Viracocha era el dios Creador de los
incas. Realmente no tenía ningún nombre,
por lo que era conocido por una serie de títulos más adjetivos que sustantivos,
como Ilya-Tiqsi Wiraqocha Pacayacic (Antiguo
Cimiento, Señor, Instructor del Mundo). No nos cuesta mucho trabajo
encontrar dos referencias masónicas, aquí: Cimientos [como parte de una
construcción edilicia], y la que designaría a la concepción que tenemos los
Masones del G.·. A.·. D.·. U.·.
Simbolismo común a
las diversas Culturas
Dado que un solsticio es visto como la inversión del
retroceso o del avance de la presencia solar en el cielo, los conceptos de
nacimiento o el renacimiento de los dioses solares han sido comunes y, el uso
de calendarios cíclicos por las distintas culturas basados en el solsticio de
invierno, se ha celebrado el renacimiento del año en lo que se refiere a la
vida-muerte-renacimiento de las deidades o nuevos comienzos, como la fiesta
escocesa de Hogmanay, una tradición de Año
Nuevo de limpieza. Asimismo, la inversión es otro tema como es habitual en
las inversiones de las Saturnalia, de
esclavo y maestro, y viceversa. He ahí la básica coincidencia ente las
Culturas. Debo aclarar que aquí omito varias expresiones culturales en bien de
la concisión del trabajo, pero encontré que en la antigüedad y la actualidad,
los persas, los japoneses, los Hopi norteamericanos, los pueblos bálticos,
China, las culturas oceánicas del Pacífico, los germanos y muchos más,
comparten la simbolización del solsticio, incorporándola a sus respectivos
sistemas de interpretación del Universo o cosmogonías.
Solsticios y
Masonería
Los griegos clásicos llamaban a los solsticios puertas, de modo que, el solsticio de
verano era denominado puerta de los hombres mientras que el solsticio de
invierno era la puerta de los dioses.
Una expresión que me lleva a considerar como congruente, en su conjunto, con la
simbología masónica de las columnas y las respectivas esferas [la densa y la
etérea], en este contexto. En diferentes culturas, las fechas de los solsticios
se convirtieron en verdadera fiesta o celebración [particularmente el solsticio
de invierno dado que se le otorgaba la significación del triunfo de la luz sobre la oscuridad], y recuerdo aquí el
evangelio de San Juan [1,5]: “La luz en
las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron sobre ella”,
porque, a partir de la noche más larga, comienza una progresiva disminución de
las sombras, hasta llegar al solsticio de diciembre [para nuestro hemisferio]
en el que la Luz resplandece en mayor medida de tiempo sobre las sombras, y
recomienza el ciclo opuesto. En otras palabras el solsticio de invierno indica el
retroceso de las sombras y la prevalencia progresiva de la Luz. Siguiendo la
lógica de esa interpretación del solsticio, está presente también la simbología
del damero de mosaicos, que nos informa constantemente que nuestro tránsito carnal permanentemente está tocando la sombra y la Luz.
El mito de Jano [culto solar] aparece en las tradiciones gnóstica e iniciática
de la más remota antigüedad, erigiéndose en uno de los símbolos fundamentales
de la Ciencia Sagrada. Para entender la trascendencia de la adopción de este
mito en la Francmasonería, hay que tener
presente que el culto solar, modelo a escala de la magna dinámica del Logos en
el Universo, es uno alrededor de los cuales gira integralmente la estructura
simbólica masónica.
El relato del nacimiento de Juan el bautista, hecho por
Lucas evangelista, muestra que el advenimiento de aquel, constituye una bisagra
histórica para el cumplimiento de las antiguas Escrituras. Juan el Bautista
nació seis meses antes que Jesús el Nazareno, quién lo obliga a bautizarlo
conforme los rituales. Uno nace en el solsticio estival [Juan], y el otro
[Jesús] en el de invierno del hemisferio boreal. Juan el Bautista es
considerado el príncipe del santoral cristiano. Es el único santo del que se
celebra el nacimiento y no la muerte, y su fiesta, el 24 de junio, es una fiesta solar, de luz y de fuego,
decantación de los más antiguos ritos de la humanidad en la más grande de todas
las fiestas. Pero no es gratuita la coincidencia entre el ancestral culto solar
y el Bautista. Preparaba los caminos del Señor, para cumplimiento de las
Escrituras. Era La Voz que clamaba en el desierto. Es el Patrón de la Masonería Operativa.
La Masonería en su concepción simbólica, también nos informa
que los Solsticios marcan la época en que el Sol entra en los signos de Cáncer
y Capricornio, en la máxima declinación septentrional y meridional del Sol
respecto del Ecuador. De igual manera, las celebraciones solsticiales
masónicas, constituyen las solemnidades con que celebra la Masonería los
solsticios de verano y de invierno, dedicadas las primeras al reconocimiento, y a la esperanza las segundas. Generalmente
suelen designarse estas fiestas entre los Masones con el nombre de Fiestas de
San Juan, por el Bautista.
En resumidas cuentas
1. Solsticio es un fenómeno astronómico de posicionamiento
relativo del Sol respecto de la Tierra, sobre lo que la Ciencia profana ha
definido su inalterable regularidad. En el año solar hay dos solsticios: De
verano y de invierno, diametralmente inversos en relación con los hemisferios
boreal y austral.
2. El Hombre, observador pertinaz desde su más remoto
origen, de la Naturaleza de las cosas, encontró que los solsticios marcaban
etapas en el comportamiento de los climas, de
la oscuridad respecto de la Luz, y en la reproducción de los animales y la
siembre y cosecha de vegetales y sus frutos, fuente todos ellos de alimento.
3. Ello genera sistemas de ideas a partir de la observación
y la regularidad del fenómeno, que a su vez establecen sistemas simbólicos de
interpretación, coincidentes en su práctica totalidad alrededor del mundo y en
todas las épocas, salvo algunos detalles.
4. La Masonería, cuya herramienta fundamental para explicar
la realidad de las cosas es la Simbología, incorpora los Solsticios como parte
de análisis, y liturgia en consonancia con el mito solar.
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