Lo confirmó el
ministro de Turismo de la Nación, Gustavo Santos, aunque dijo que hay “exageraciones
que generan un ‘parate’”.
Nacionales - El
programa feriados largos para todos seguirá. Así lo confirmó el ministro de
Turismo, Gustavo Santos.
"Debemos continuar con los feriados programados porque
tienen que ver con una modalidad de consumo de los turistas que salimos por
pocos días, muchas veces al año. Habrá que evaluar algunos que se superponen, y
son exageraciones que pueden generen un parate en la Argentina. Desde ya no
puede haber ninguna actividad que esté por encima del interés general del
país", dijo el funcionario.
La duda sobre la continuidad de la iniciativa surgió a
partir de las críticas declaraciones que hizo Mauricio Macri durante la campaña
presidencial. En mayo de 2014 calificó como "disparate eso de querer batir
records de feriados" porque el sistema "no favorece a nadie";
hace un mes, no sólo dijo que lo de sumar días no laborables "no fue buena
para el país", sino que no descartó introducir cambios si llegaba a la
Casa Rosada.
Tal vez las explicaciones de Santos lo hayan convencido. El
hombre, cordobés de nacimiento y de origen radical, repite orgulloso en cuanta
oportunidad tiene que por la composición, su ministerio será el más federal, ya
que están representadas todas las regiones turísticas del país.
Y ese no es un factor menor. Si hubiera que hacer una lista
de "ganadores y perdedores" del sistema que nació con el Decreto
1584, en 2010, la primera gran división -aunque algo inexacta- pondría al
turismo y sus componentes (agencias de viaje, alojamientos, restaurantes y
cafés, estaciones de servicio, empresas de transporte, etc) en el primer grupo,
y al sector industrial, en el segundo.
En rigor, una segunda aproximación más detallada muestra
otra lectura: el gran beneficiado con la política de los fines de semana puente
fueron el interior y las economías regionales.
Según un trabajo elaborado por la Confederación Argentina de
la Mediana Empresa (CAME), en 2015 hubo 9 fines de semana largos en los que
algo más de 10 millones de personas recorrieron el país y generaron gastos
directos por 15.692 millones de pesos en las ciudades receptivas.
Vicente Lourenzo, vocero de CAME, explicó que la elección de
los destinos varía según la época del año (zonas termales, sierras y montaña,
el Litoral y la Costa encabezan las preferencias), y admitió que el sistema
tiene ganadores y perdedores, razón por la que es conveniente hacer un análisis
amplio.
Resulta sencillo intuir quiénes son los ganadores y por qué.
¿Y los perdedores? "Al sector industrial esto le trae varias
complicaciones y un aumento de costos importante", responde Lourenzo.
Por un lado, las empresas tienen un plan de producción que
cumplir en tiempo y forma, y ante los feriados hay dos opciones: o no trabajan
-con el consecuente atraso- o lo hacen y deben pagar esa jornada al doble de
valor.
"Siempre que se protege a un sector, se desprotege a
otro. La protección funciona así: protegés al sector turístico del interior y
desprotegés al industrial. Está claro que menos días de trabajo implica menos
productividad y en 2011 se agregaron muchos feriados. No está mal tenerlos,
pero tendría que haber un equilibrio", dice Fausto Spotorno, economista de
Orlando Ferreres & Asociados.
En 2012, la consultora calculó que por cada día no trabajado
la economía del país perdía alrededor de 450 millones de dólares (el número
surgía de dividir el total anual generado en relación con los días hábiles).
¿Actualizaron esa cuenta?, pregunta LA NACION. "No. Hoy sería muy
complicado porque ese costo ya está incorporado en los costos totales",
responde Spotorno.
Quiénes ganan y
quiénes pierden
Roberto Maceri, vicepresidente 3° de CAME en representación
de la Cámara de Industria y Comercio de La Matanza, coincide en que hay
sectores beneficiados con el sistema, como el comercio o el turismo del
interior, en donde se genera un importante movimiento. Pero por otro lado hay
sectores comerciales de zonas de alta concentración de población que pierden. Y
puso como ejemplo el comerciante que paga un alquiler de un local por 30 días
pero por los feriados trabaja menos, o lo que ocurre en los sectores industriales
de producción continua, que tienen un alto costo de funcionamiento con hornos,
por caso, que se encienden a principio de la semana y se apagan después de 5
días de producción, o los que tienen que cumplir plazos de entrega. "Es un
recurso que complica y encarece bastante, pero en simultáneo benefició a las
economías regionales", admite.
"Pensamos que sería por un tiempo pero ahora que la
gente ya se acostumbró y todo indica que esto llegó para quedarse, parece que
es el momento de buscar un punto de equilibrio. Sabemos que no es fácil, pero
hablando todo puede lograrse. La diferencia entre feriados y días no laborables
podría ser una salida, pero seguramente el sector sindical protestaría",
dice Maceri.
Esa diferencia de la que habla va más allá de una cuestión
lingüística: los feriados trabajados se pagan doble, mientras que los días no
laborales, al ser optativos, no.
"La cuestión es que desde el punto de vista de la
productividad estamos para trabajar más, no menos. Hicimos una propuesta para
morigerar el efecto negativo de la medida: aprovechar los feriados de los
países vecinos y no cargar tanto a los sectores productivos locales",
cuenta Maceri.
“Ajustada
rentabilidad”
Roberto Brunello, de la Federación Empresaria Hotelera
Gastronómica de Argentina (Fehgra), explica que hubo un proceso de
acomodamiento al inicio, y que en la Federación tienen que escuchar la opinión
de todos. "Algunos destinos supieron reinventarse para aprovechar los
fines de semana largo que en un comienzo habían impactado de modo negativo,
pero más allá de todo, el principal problema de nuestro sector hoy es la
ajustada rentabilidad".
Un trabajo hecho por el Instituto Argentino de Análisis
Fiscal (Iaraf), señala que la carga tributaria sobre los hoteles y restaurantes
del país afecta "fuertemente la rentabilidad del sector y limita su
continuidad o expansión".
El documento muestra que durante la última década en el país
se registró un incremento de la presión tributaria sin precedentes ya que los
tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) aumentaron la carga
sobre personas físicas y empresas.
"De manera similar a lo ocurrido para gran parte de las
actividades económicas, el sector de restaurantes y hotelería ha sufrido una
significativa suba en la carga tributaria provincial", detalla la
investigación. Concretamente, en promedio para las 24 provincias, entre 2004 y
2015, la carga tributaria legal ejercida por el Impuesto a los Ingresos Brutos
sobre el sector de restaurantes y hoteles se incrementó 24%, al pasar de 2,8% a
3,5%."
El último dato del trabajo destaca que, en conjunto, los
impuestos en la Argentina representan entre el 38% y el 40% del precio al
consumidor de los servicios de restaurantes y hotelería
Ricardo Lorenzo, de la Asociación de Distribuidores de
Golosinas y Afines (Adgya), explica los fines de semana largos generan
complicaciones operativas en el sector.
"Los negocios de proximidad, que son con los que
trabajamos (autoservicios, kioscos, almacenes, polirrubros), requieren que se
los visite con asiduidad y durante los fines de semana largo se generan
problemas de costos: hay algunos que no tienen capacidad económica ni espacio
para hacer stock de mercadería y al mismo tiempo demandan una reposición
diaria".
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