Por Ana Gerschenson |
A días de su asunción como jefe de Estado argentino,
Mauricio Macri viajará el viernes a Brasilia para entrevistarse con la presidente
brasileña, Dilma Rousseff.
Sucede luego de que Macri expresara, el mismo día de su
triunfo electoral, que pedirá la suspensión de Venezuela en la próxima cumbre
del Mercosur, que se realizará el 21 de diciembre en Asunción.
Para el
presidente electo de la Argentina existen argumentos para invocar la cláusula
democrática en el bloque, debido a la existencia de presos políticos del
gobierno de Nicolás Maduro, y la escalada de violencia, con un dirigente
opositor muerto y decenas de heridos, que tiñeron la campaña electoral en
Venezuela, de cara a las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre.
Sin embargo, todavía en París, a donde viajó para participar
de la Cumbre Climática Mundial, Dilma fue clara: "Para usar la cláusula no
basta con hipótesis. Es preciso que haya hechos determinados y calificados que
la justifiquen", esgrimió.
Justamente, lo que hoy parece una distancia inequívoca,
puede convertirse en un giro diplomático el próximo domingo. “Si el presidente
Nicolás Maduro no reconoce el resultado, en caso de que gane la oposición, o
cumple con sus amenazas de militarizar el país si el resultado le es adverso,
su permanencia en el Mercosur va a ser indefendible para los países de la
región que hoy apoyan el proceso venezolano”, admitió una fuente diplomática
brasileña a El Cronista.
Dilma, que vive por estos días una de sus peores crisis
políticas internas, deberá remontar, con amabilidad, el haber apostado al
entonces candidato kirchnerista Daniel Scioli, a quien recibió como si ya hubiese
ganado las elecciones presidenciales, a mediados de octubre.
La relación bilateral ha sido siempre estratégica para
Brasilia y Buenos Aires. De allí que, los diplomáticos de Itamaraty remarquen
que las diferencias sobre Venezuela “de ninguna manera condicionarán el vínculo
entre Brasil y la Argentina”.
De la química que se genere el viernes próximo entre Macri y
Rousseff dependerá cuán rápido se reparen los cortocircuitos que hoy existen en
la relación y que hay marcado la tensión con la Presidente Cristina Kirchner, a
lo largo de estos años.
Brasil se ha quejado abierta y privadamente por las trabas a
las importaciones que impuso el kirchnerismo cuando los dólares comenzaron a
escasear. El gobierno de Cristina tampoco apoyó la aceleración de un acuerdo
comercial entre el Mercosur y la Unión Europea, a pesar de las presiones de
Rousseff.
En todo caso, Macri ya ha instruido a sus diplomáticos para
que trabajen con Brasil para avanzar en un entendimiento con los países del
Pacífico, y también dio luz verde para intensificar el diálogo del bloque con
la Unión Europea. Muy en sintonía con lo que quiere Brasil.
El escollo entre ambos será Venezuela. Pero, otra vez,
dependerá de los resultados del domingo, y de que la reacción de Maduro sea
democrática. De no ser así, Macri y Dilma podrían llegar con la misma intención
a la cumbre del Mercosur. De esto hablará seguramente, Macri el viernes con
Rousseff, en lo que también será su primer encuentro presidencial, a días de
asumir la presidencia. Y un gesto nítido hacia el principal socio comercial de
la Argentina.
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