lunes, 2 de noviembre de 2015

Balotaje, drama y ley Ciocca

Por Américo Schvartzman

Apenas se conocieron los datos de la elección del domingo pasado, se desató en las redes sociales una especie de renovada grieta. Los contendientes acumulan argumentos (muchos notablemente banales) según los cuales votar a Macri o a Scioli en el balotaje se convertiría en algo cercano a la traición a la patria.

Uno de los rasgos comunes en los razonamientos de ambas legiones es que el voto en blanco favorece al eventual enemigo: cualquiera que se atreva a defender esa opción (que es legal y válida pero también, reconozcámoslo, inocua cuando se elige un solo cargo) es automáticamente acusado por el otro bando de favorecer a su adversario. Algunas personas presentan el triunfo del odiado adversario como una catástrofe de consecuencias inéditas e irreparables.

Pero ¿se puede mirar el 22 de noviembre con más calma?

Creo que sí.

Entre las principales razones para no dramatizar tanto, hay que señalar que sea quien sea el que gane el que resulte electo Presidente, no podrá hacer lo que quiera: el Congreso ya está conformado y eso no se modificará hasta 2017. La mitad de las cámaras se eligió hace dos años, y la otra mitad el domingo pasado. Y, como resultado de esos dos comicios, nadie tiene mayoría absoluta ni –mucho menos– quórum propio.

La mayoría en el Senado está en manos del Frente Para la Victoria, al igual que la primera minoría en Diputados. Si gana Macri, no podrá –aunque quiera– revisar los avances de estos años, porque apenas controla 43 bancas de las 257. Si gana Scioli, será el primer peronista que gobierne el país sin la provincia de Buenos Aires, sin la Capital y sin mayoría propia. Interesantísimo escenario. Quizás obligue a todos y todas a madurar.

Otro rasgo dramático que algunos añaden al panorama, es la presunta apuesta de la actual Presidenta a la "hipótesis Bachelet": que gane Macri para que le vaya mal, para que el peronismo en la oposición incendie el país, y eso le permita un supuesto retorno dentro de cuatro años como salvadora de la Patria.

Quizás esa fantasía esté en los planes de la mandataria, vaya uno a saberlo. Pero se le puede contraponer la "Ley Ciocca".

¿Qué es eso? Una anécdota del gran delantero uruguayo Aníbal Ciocca. El DT de Nacional, el escocés William Reaside, explicaba en un pizarrón cómo debía jugar el equipo, quién se la pasaba a quién, quién se la devolvía a cuál, etc, hasta llegar al arco del adversario. En determinado momento de la sucesión de pases, Ciocca levanta la mano y pregunta: “Dígame profesor… y los contrarios ¿no juegan?”.

© La Vanguardia

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