Por Ana Gerschenson |
Juan Manuel Urtubey tiene el traje de canciller preparado.
Ha cultivado en los últimos años excelentes relaciones diplomáticas, sobre todo
con los Estados Unidos; sin embargo, el gobernador salteño todavía analiza el
costo-beneficio de aceptar ser ministro de un eventual gobierno de Daniel
Scioli."Dependerá de la estrategia de política exterior que decida a
llevar adelante Daniel, si es de reconciliación con el mundo, de un giro
geopolítico profundo, y la verdad es que eso todavía no está claro, o no se puede
decir abiertamente", aseguraron a 3Días en el entorno del salteño.
Scioli ya ha dicho que lo quiere en su Gabinete, pero
todavía no lo confirmó en un ministerio. Y es que han habido algunas
contramarchas que demoraron la decisión.
A principios de mes, el bonaerense lo envió al Consejo de
las Américas con un mensaje: su eventual gobierno quiere volver al mundo y está
dispuesto a sentarse a negociar la deuda con los holdouts. Sin embargo, fue tal
la furia en la Casa Rosada por esas declaraciones contrarias a la política de
CFK, que varios funcionarios empezando por el ministro de Economía, Axel
Kicillof, salieron a criticar a Urtubey, asegurando que su postura era igual a
la de Mauricio Macri.
Scioli lo respaldó a lo Scioli: primero dijo que los fondos
buitre no serán su prioridad y luego confirmó que quiere al salteño en su
Gabinete.
De hecho, este miércoles, durante el coloquio de IDEA,
Scioli y Urtubey se mostraron como parte de un mismo equipo, y el candidato
elogió públicamente al mandatario peronista durante su discurso. Un mensaje
hacia sus detractores internos.
"Es un hombre de una gran experiencia, moderno y con
visión internacional", repite el candidato del FPV, a pesar de las
reticencias del kirchnerismo.
Está claro que Urtubey tiene en mente un giro radical de
alianzas internacionales en caso de sentarse en un despacho del Palacio San
Martín. Más Estados Unidos, Europa, mejor relación con Brasil, Chile y Uruguay,
y mucho menos China y Rusia, como pilares de las relaciones exteriores de la Argentina.
En su agenda de trabajo figuran las negociaciones con los
fondos buitre y también una invitación a la Casa Blanca, la que en ocho años
Cristina Kirchner nunca recibió. La mini gira que Scioli hizo esta semana por
Uruguay y Brasil también plantea un mensaje de acercamiento regional. La
Presidenta no tiene directamente relaciones personales con su colega uruguayo
Tabaré Vázquez. Y su relación personal con Dilma es "correcta".
No por nada, Urtubey criticó el último discurso de CFK ante
Naciones Unidas, dedicado especialmente a acusar a los EE.UU. de proteger al ex
agente de inteligencia Jaime Stiusso. "Hay veces que nosotros abusamos de
estos organismos para tratar de dirimir cuestiones de tipo bilateral, en donde
lo que en realidad hay que hacer es trabajar sobre la agenda multilateral,
porque si no en definitiva lo que hacemos es discutir con la mirada más hacia
adentro de la Argentina y yo creo que hay que mirar un poco más afuera",
opinó el salteño.
El gobernador peronista se mueve como canciller de Scioli,
pero todavía no está convencido de que el candidato lo acompañe en el
despliegue de un giro geopolítico. Tampoco cree que sea el momento de plantear,
ya como ministro eventual, sus diferencias de fondo con el gobierno de CFK.
Una cuestión de estrategia electoral y de tempo.
Pero aunque dude, Urtubey sabe que si quiere en el futuro
desarrollar sus ambiciones presidenciales, ser ministro de un nuevo gobierno le
va a dar el grado de conocimiento a nivel nacional, que hoy no tiene.
El salteño es un gobernador peronista de peso, articulador
del respaldo de los mandatarios justicialistas a Scioli, pero su figura tiene
bajo nivel de conocimiento y por ende, de intención de voto. "La verdad es
que ser funcionario de un gobierno que recién empieza es siempre ganancia,
aunque le tire la provincia", admitió un colaborador del mandatario.
El cargo de canciller, sabe, le sienta bien. Y el traje está
listo. Recién el 25 de octubre se sabrá si hay o no fiesta para Daniel Scioli.
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