Por Gabriel Profiti |
"El final es en donde partí", canta la banda de
rock La Renga. Pese a que la Argentina actual dista bastante de la del inicio
de la era kirchnerista, en 2003, hoy como ayer los pronósticos agoreros se
acumulan sobre el futuro de la economía nacional.
En la semana que terminó el mundillo económico se concentró
en la Asamblea del FMI y el Banco Mundial realizada en Lima, donde las noticias
para la Argentina fueron poco alentadoras.
Con pocas horas de diferencia, la Cámara de Diputados aprobó
gracias a los votos del oficialismo un presupuesto 2016 con un crecimiento
estimado de la economía del 3%, un dólar a $10,60 y una inflación del 14,5%,
mientras el FMI corrigió a la baja su pronóstico sobre el PBI de la Argentina,
al considerar que se contraerá 0,7% el año próximo con una inflación de 25,6%.
El Fondo argumentó que la Argentina no crecerá por sus
desajustes fiscales y por la irradiación de los problemas en Brasil. También se
verá alcanzada por un horizonte desfavorable para América latina, debido a
perspectivas negativas para el rendimiento de las materias primas. Y reclamó
ajuste.
Las maldiciones del organismo habían quedado archivadas en
los primeros años K por los superávits gemelos, fiscal y comercial, forjados
durante el gobierno de Néstor Kirchner -con otros precios internacionales de la
soja y menos subsidios- y el propio pago al FMI en 2005. Pero ahora la
situación económica es otra.
El Gobierno salió rápidamente al cruce de las pálidas de los
tecnócratas, pero al mismo tiempo apuró la colocación de deuda para financiar
un déficit fiscal que trepará este año electoral hasta un nivel cercano a los
400 mil millones de pesos.
Además, con la emisión del Bonar 2020 por el que se
obtuvieron 669 millones de dólares y otras colocaciones buscó paliar la caída
de las reservas del Banco Central, que se hizo pronunciada a partir del pago a
principios de semana del Boden 15.
Ahora el nivel de reservas internacionales es otro motivo de
preocupación. La calificadora de riesgo Moody's aseguró que "sólo alcanzan
para sobrevivir hasta el 10 de diciembre".
En ese contexto, el Gobierno insiste que las siete plagas
anunciadas por el establishment internacional no existen y se hizo evidente una
divisoria de aguas con los hombres que trabajan con Daniel Scioli como el ex
presidente del Banco Central Mario Blejer y el gobernador de Salta, Juan Manuel
Urtubey, quienes salieron a recomendar una rápido arreglo con los fondos
buitre.
Salomónico, Scioli salió a decir que ese frente no será su
prioridad en caso de convertirse en el próximo presidente.
Lo cierto es que la Argentina redujo por tres la carga de la
deuda tomando como parámetro el porcentaje en el PBI, pero el pleito con los
holdouts funciona como dique para que alcance una solución definitiva y pueda
financiarse a tasas bajas.
La herencia
En ese contexto, tanto Scioli como Mauricio Macri y Sergio
Massa miran con preocupación la herencia que dejará Cristina Kirchner, pero
puertas adentro dicen que los problemas no son tan graves y tratan de encontrar
un equilibrio en el discurso para no asustar a un electorado que no quiere
ajuste.
El líder del PRO mantuvo esta semana su primera reunión con
el equipo completo de economistas de Cambiemos, que incluye a los de la UCR y
de la Coalición Cívica. Para desterrar la idea de que su propuesta se basa en
el ajuste, ya había puesto como voceros económicos a Rogelio Frigerio y Alfonso
Prat Gay.
Un día antes los economistas de las distintas fuerzas se
habían reunido entre sí para analizar las medidas que adoptaría el gobierno de
Cambiemos en caso de llegar al poder. Los hombres de la UCR se fueron
satisfechos porque el plan no incluye ninguna receta neoliberal como suele
pregonar el oficialismo.
Manotazos
En tanto, las últimas dos semanas de campaña parece que no
ahorrarán recursos, manotazos de ahogado y "carpetazos".
La última denuncia de la saga que incluyó el vínculo de
Aníbal Fernández con el triple crimen de General Rodríguez y el
"Niembrogate" volvió a alcanzar ahora al jefe de Gabinete nacional, a
quien el juez Claudio Bonadio citó a indagatoria por contrataciones en el plan
oficial Qunita.
Scioli mira con preocupación los estiletazos que siguen
impactando en su candidato a gobernador bonaerense porque, como se sabe, el
voto en el principal distrito electoral del país será clave para definir la
elección.
Varios encuestadores coinciden en que si se mide a los
candidatos a gobernador por separado, María Eugenia Vidal le gana a Aníbal,
pero con la boleta completa el arrastre de Scioli y los intendentes invierte el
resultado.
En ese contexto, el candidato presidencial busca tirar toda
la carne al asador y dejar atrás las reacciones negativas por su ausencia en
Argentina Debate. Esta semana mostró a parte de lo que sería su equipo en
televisión y homenajeó a Raúl Alfonsín, rodeado de los radicales kirchneristas.
Lo hizo 24 horas después de que el líder del PRO inaugurara
un monumento a Juan Domingo Perón, en uno de los momentos más extraños de la
larga campaña electoral, destinado a seducir a un electorado peronista opositor
que vota a Massa.
Sucede que la continuidad del postulante de UNA como un
tercero en discordia funciona como dique para Macri y alienta al oficialismo a
pensar en la posibilidad de ganar en primera vuelta con solo superar el 40% de
los votos.
© NA
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