viernes, 2 de octubre de 2015

Obama prevé una mejor relación con el próximo presidente

Por Ana Gerschenson

El gobierno estadounidense cuenta los días que faltan para que la presidenta Cristina Kirchner le transfiera el poder a quien será el próximo jefe de Estado argentino. La diplomacia norteamericana está convencida de que, sea quien sea el elegido, trabajará intensamente por la reconstrucción de la relación bilateral entre Buenos Aires y Washington.

Porque, aunque la propia Presidenta haya acusado ante las Naciones Unidas a Barack Obama de proteger al ex agente de inteligencia Jaime Stiuso, y la Cancilleria cite al embajador estadounidense, Noah Mamet, para que brinde explicaciones por la "falta de colaboración" de su administración, la realidad es que el candidato a presidente del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, mantiene un diálogo fluído con el diplomático.

De hecho, hace apenas dos semanas, Scioli y Mamet se fotografiaron en la provincia de Buenos Aires, y el gobernador propuso "una agenda positiva" con Washington, en caso de ser electo. No es justamente lo que hoy plantea Cristina.

El diálogo con los candidatos Mauricio Macri, de Cambiemos, y Sergio Massa, del FR, es igual de cordial, e incluyó encuentros privados con el embajador, al igual que Scioli, en los últimos meses.

Para los Estados Unidos es momento de transitar en silencio y con la indiferencia diplomática que irrita a la Presidenta hasta el 10 de diciembre cuando -aseguran- comenzará una etapa de acercamiento entre los EE.UU. y la Argentina.

Hoy, el kirchnerismo atraviesa sus últimos días de furia contra la administración de Obama. Por eso, sorprendió esta semana cuando la jefa de Estado hizo su denuncia contra la Casa Blanca ante los mandatarios del mundo en las Naciones Unidas, que no deben haber entendido demasiado de qué agente de inteligencia hablaba Cristina, ni por qué su paradero afectaba el equilibrio político internacional.

El canciller Héctor Timerman -y no el Departamento de Estado- en un comunicado oficial del Palacio San Martín, reveló el momento de tensión que atraviesa la relación entre ambos países. "El día 30 de julio el Canciller Héctor Timerman y el Director de la Agencia Federal de Inteligencia, Dr. Oscar Parrilli, mantuvieron una reunión con el embajador Noah Mamet, donde se le explicó los motivos por los cuales solicitábamos la cooperación de su país para ubicar al Sr. Stiuso". Primer dato.

"El Embajador Mamet se comprometió a darnos una respuesta. Todavía no cumplió con el compromiso asumido", remarca el documento oficial. La gestión argentina continuó en Washington, por orden de la Presidenta: "La embajadora Cecilia Nahón mantuvo el 2 de septiembre una reunión con el funcionario del Departamento de Estado Alex Lee reiterando dicho pedido. Llamó la atención de la Embajadora que el señor Lee habló del "asesinato de Alberto Nisman" por lo que la Embajadora Nahón pidió que aclare si tenía información al respecto sin recibir ninguna respuesta concreta".

Claramente, el gobierno de los Estados Unidos no está dispuesto a contestar. Pero la Argentina, según revela el comunicado de la Cancillería, insistió: "Ante el silencio del Gobierno estadounidense, la Embajadora Nahón vuelve a remitir el pasado 9 de septiembre un escrito reiterando el pedido de cooperación sin recibir, una vez más, respuesta a la solicitud". En ese clima de ira diplomática, habló la Presidenta, en Nueva York.

El embajador Noah Mamet, citado para dar explicaciones ante el Palacio San Martín, nuevamente esta semana, repitió las mismas palabras que en la primera convocatoria. Que el gobierno estadounidense "no hace comentarios sobre la recepción de pedidos de asistencia en cuestiones penales, aunque sí responde a cualquier pedido de esa clase a través de las vías judiciales establecidas". Y además, no hace comentarios sobre el estatus migratorio de un individuo en particular".

La pregunta es hasta dónde está dispuesta a llegar con el enfrentamiento la Presidenta. Porque el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aseguró que si no hay colaboración, la relación bilateral está en juego. Y hay que recordar que los vínculos con Washington han ido de mal en peor en los últimos años, tanto como para que Cristina Kirchner termine sus dos mandatos sin haber sido invitada oficialmente a la Casa Blanca. Como sea, a Cristina se le acaba el tiempo para el enojo con los Estados Unidos. Aunque tense la cuerda de la diplomacia al máximo, Obama sabe que el 11 de diciembre, podrá revertir el daño.

© 3D

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