jueves, 8 de octubre de 2015

La decadencia de la dirigencia política

Cambio de valores como la solidaridad, la humildad y el servicio por exhibir sus riquezas y sus escasas dotes morales.

Por J. Valeriano Colque (*)
Las revistas de la farándula han comenzado a llenar sus páginas principales con dirigentes políticos que exhiben, sin ningún tipo de pudor, sus riquezas y, en muchos casos, sus nuevas parejas, en actos rayanos con la valoración de la mujer o el hombre como un objeto.

Las noticias centrales de los diarios están ­ocupadas por dirigentes partidarios que deciden muy livianamente adherir a otro sector o encolumnarse detrás del candidato que marcha primero en las encuestas.

Estos hechos, casi cotidianos, muestran la decadencia de la dirigencia política, que ha dejado de lado valores como la solidaridad con los más necesitados, la humildad y el servicio a sus representados. Prefieren, en cambio, exhibir sus riquezas y sus escasas dotes morales.

Estas historias no son nuevas en el período democrático que se inició en 1983, pero en los últimos años alcanzaron tal notoriedad que es lícito sospechar que detrás de esos movimientos se esconden intereses personales y materiales inconfesables por parte de sus protagonistas.

Uno de los ejemplos más estentóreos provino años atrás de Eduardo Lorenzo Borocotó, que abandonó a Mauricio Macri tras el triunfo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se pasó al kirchnerismo en una gestión encabezada por el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández.

El caso más publicitado de los últimos días fue el de la dirigente del Frente Renovador Mónica López, una acérrima crítica de las políticas de Daniel Scioli, a quien incluso había denunciado judicialmente, pero ahora no dudó en abrazar la causa del gobernador bonaerense.

Por razones políticas, Julio Cobos justificó su paso del radicalismo al kirchnerismo, con el que llegó a la Vicepresidencia de la Nación, y su  posterior regreso al radicalismo; la santafesina María del Carmen Alarcón dejó el peronismo opositor para sumarse al oficialismo y Adrián Pérez abandonó la Coalición Cívica para seguir a Sergio Massa. Los intendentes del conurbano bonaerense van y vienen de acuerdo con los favores políticos que les prometen.

En Salta es notable el pase de dirigentes del peronismo crítico del Gobierno nacional que ahora respaldan–sin objeciones–al postulante oficialista.

Estos actos muestran la decadencia moral de la dirigencia y de ciertos sectores sociales que avalan esas conductas, en una certificación de que uno de los fundamentos de los problemas radica en la falta de valores y de coherencia política, más allá de las tentaciones materiales y de figuración que algunos dirigentes abrazan sin miramientos.

Sólo cabe esperar que los tránsfugas políticos reciban sanción social en las urnas.

(*) Economista

© Agensur.info

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