Esta postura demuestra
el cálculo fallido de Durán Barba.
Por Fernando González |
Es curiosa la situación en la que se encuentran Mauricio
Macri y Sergio Massa a dos semanas de la elección presidencial. Ninguno de
ellos pudo polarizar la pulseada contra Daniel Scioli y ahora dividen el voto
opositor con el riesgo de que el candidato oficialista gane en primera vuelta.
De nada parece servir que más del 50% de la sociedad esté dispuesta a votar
contra el kirchnerismo.
La Constitución beneficia en primera instancia a quien
supere el 45% de los votos o pase el 40% con 10% de diferencia.
Por eso es que Macri ahora les pide a los votantes de Massa
que lo elijan a él para evitar que gane Scioli. El candidato de Cambiemos
intenta apelar al mecanismo psicológico del "voto útil".
Busca convencer a aquellos que puedan no estar totalmente
convencidos de votar a Massa. Macri hizo pública su estrategia y provocó la
lógica reacción de su adversario, quien ayer lo desafió a un debate mano a mano
para ver quién está mejor para confrontar con Scioli.
Está claro que Macri y Massa podrían haber evitado esta
disputa de haber coincidido en una coalición opositora. Pero pudo más el
consejo del consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien convenció al líder
del PRO que los votos de Massa le llegarían por decantación natural.
Algo falló en ese cálculo como para que Macri hoy esté
rogándoles a los votantes de Massa que le ofrenden su voto útil. En definitiva,
el voto útil es una variante degradada del voto por convicción en el que los
ciudadanos eligen a un candidato por sus propuestas, su solidez y su
credibilidad.
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