¿Qué pasa con tu
voto desde que lo dejás
en la urna?
en la urna?
Por Julia Pomares (*)
y María Page (**)
Desde que lo
depositás en la urna hasta que es contado
El camino de tu voto comienza el día de la elección.
Una vez
cerrada la votación, el presidente de mesa –auxiliado por el suplente- abre la
urna, saca los sobres y cuenta tu voto y los de tu mesa en presencia de los
fiscales de los partidos. Los resultados de ese conteo se vuelcan en tres
documentos:
-El acta: sirve
para hacer el escrutinio definitivo.
-El telegrama:
sirve para hacer el escrutinio provisorio.
-Los certificados de
escrutinio: se otorgan a los fiscales. Es muy importante para el fiscal hacerse
de un certificado ya que solo podrá efectuar reclamos sobre la mesa si conserva
ese documento.
Todos esos documentos deben contener los mismos datos y ser
firmados por todos los presentes.
Una vez terminada la tarea, el presidente de mesa le entrega
la urna, el sobre de actas, y el telegrama a un empleado del Correo Argentino y
allí empieza el camino para que tu voto sea totalizado con los demás del
distrito.
Dos procesos se inician cuando tu voto sale de la escuela:
-El recuento
provisorio. No tiene validez legal, pero es el que permite saber las
primeras tendencias de resultados a las pocas horas de cerrarse la elección.
Está a cargo de la Dirección Nacional Electoral (Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos).
-El escrutinio
definitivo. Es el que legalmente tiene valor para definir quiénes son los
candidatos electos para cada uno de los cargos en juego y lo realiza la
Justicia Nacional Electoral (las juntas electorales de cada distrito).
El dato que conocerás
esa noche: el escrutinio provisorio
Bajo la responsabilidad de la Dirección Nacional Electoral,
en el escrutinio provisorio tienen un rol muy importante la empresa privada Indra,
que carga y totaliza los datos, y el Correo Argentino.
El Correo Argentino transporta los telegramas a los Centros
de Transferencia de Datos. Allí digitaliza cada telegrama (los convierte en
imágenes) y los transmite a un servidor en el Centro de Cómputos (ubicado en el
barrio porteño de Barracas). Si el presidente de mesa se equivocó al guardar
los materiales y puso el telegrama adentro de la urna o si el telegrama o no es
legible o le faltan hojas, no puede ser digitalizado y transmitido.
Una vez convertidos los telegramas en documentos digitales,
comienza el proceso de carga de la información en el Centro de Gestión de
Datos, realizado por Indra.
El proceso conlleva una doble carga: hay dos equipos
distintos que “tipean” los datos de cada telegrama. Si lo que cargaron los dos
equipos coincide totalmente, ese telegrama es automáticamente ingresado en la
base de datos. Si hay diferencias, se remite a una Mesa de Incidencias que las
analiza (a veces un equipo leyó un 6 y otro un 8). Si las diferencias son
insalvables, los datos de ese telegrama no se ingresan en la base de datos.
Como no todos los telegramas se cargan el provisorio nunca cubre el 100%
de las mesas
Cada partido puede nombrar fiscales informáticos para que
supervisen este proceso.
El escrutinio que
cuenta para determinar los ganadores: el definitivo
Aunque poco conocido, el escrutinio definitivo es el
único recuento que tiene valor legal. Es inusual que se hable de él porque generalmente
los datos provisorios muestran tendencias irreversibles, pero los candidatos
electos se proclaman a partir del resultado del escrutinio definitivo. Lo
realizan las Juntas Electorales en cada distrito.
48 horas después de que termina la votación comienza este
último proceso. A diferencia del conteo provisorio, que generalmente alcanza
alrededor del 95% de las mesas, el escrutinio definitivo se realiza en todas
las mesas. Pero eso no significa que se abren las urnas y se cuenta de nuevo
todos los votos, sino que se examinan una por una las Actas de Escrutinio que
elaboraron los presidentes de mesa al cerrar la elección.
En este proceso se verifican algunas cuestiones de forma
(por ejemplo, que el Acta tenga la firma del presidente de mesa), se resuelve
sobre los votos impugnados (aquellos en los que hubo dudas sobre si el votante
era quien decía ser) y sobre los votos observados (aquellos en los que hubo
dudas sobre cómo clasificar a ese voto; por ejemplo, si una boleta estaba
tachada).
A medida que se revisan las actas, se cargan los resultados
en un sistema informático del Poder Judicial. Cuando los fiscales cuestionan la
validez de un Acta de Escrutinio, pueden pedir la apertura de la urna y el
recuento voto por voto. La Junta solo puede decidir la apertura de una
urna cuando no hay acta, ésta parece haber sido adulterada, o no
coincide con el telegrama o el certificado de algún fiscal.
También puede determinarse que se abren urnas cuando durante
los comicios o las 48 hs posteriores algún partido impugna el resultado de una
mesa o varias. Las impugnaciones deben estar adecuadamente fundamentadas y se
consideran caso por caso.
Cuando el acta está bien confeccionada y no hay
reclamos, los resultados reportados por el presidente de mesa en el acta son
los que se usan para calcular el resultado definitivo. Si el acta está completa
y los datos son consistentes no se puede abrir la urna. El acta labrada por el
presidente es la última palabra.
El camino de tu voto comienza el día de la elección. Una vez
cerrada la votación, el presidente de mesa –auxiliado
Y el ganador es…
Una vez terminada la totalización de los datos del
escrutinio definitivo, se procede a proclamar quiénes son las personas electas
para cada uno de los cargos en juego. En el caso de los diputados y senadores
así como de los parlamentarios del MERCOSUR por distrito, lo hace cada Junta
Electoral. Al Presidente de la Nación (y desde este año a los parlamentarios
del MERCOSUR por distrito único) lo proclama electo la Asamblea Legislativa.
Directora (*) y coordinadora (**) del Programa de Instituciones
Políticas de CIPPEC.
© CIPECC
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