[...donde
todo lo que cambia, permanece]
Por Martín Risso Patrón |
«No
hemos obtenido ninguna explicación científica sobre la visión ordinaria de que
cada una de las especies han sido creadas independientemente.»
[Charles
Darwin, “El Origen de las Especies”]
[Este
despacho intentará dar una interpretación al origen y estado de las extrañas
metamorfosis producidas tanto en la Política nacional, como en los políticos
vernáculos en el siglo XXI. De no lograrlo, es posible que sea porque el Caos
se avecina].
Europa,
la pobreza y el Parque
Los
años 90 del siglo XIX en la Argentina, dieron lugar al advenimiento de un nuevo
hombre político, que estaría predestinado a nutrir la médula de la República
con la práctica de la Democracia representativa. El mundo viene de una compleja
clarividencia de las facultades del Hombre, en tanto especie, para transformar
el medio y generar cuantos cambios se le ocurran, racionalmente buscados, y
también hacer revoluciones hijas del mandato de la realidad antes que de
ciertos caprichos del pensamiento o de la voluntad del más fuerte. Eso tiene
nombre: Modernidad. La Ciencia adquiere estatus de identidad propia,
independiente de todo, menos del método y los procedimientos empíricos. Darwin
campea por sobre la Biblia y el calefón, Lamarck lo mismo, y el Hombre Nuevo se
despereza. En el mundo es la hora de la industria a gran escala y de una
pobreza que se afianza en Europa desde las revoluciones industriales del vapor,
el petróleo, el acero y las máquinas, de los 40. La Argentina tras los mares
recibe la oleada de emigrantes que traerán su capacidad y voluntad de trabajo.Y
fundarán linajes que darán que hablar en el siglo XX. También los inmigrantes
portan en su conciencia modos de pensar la realidad, despertando entonces la
Política a la cuestión social que siempre fue consecuencia de los sistemas de
producción.
Leandro
Nicéforo Alem [BA,
1842-1896], que era de linaje criollo con raíces gallegas del siglo XVIII
lidera, en 1890, una revolución política que termina por dar a luz un partido
político, cuyos basamentos pétreos estaban metidos en un pueblo formado a la
sombra de luchas caudilleras, sin capacidad de elegir libremente los destinos
políticos de la República. El 13 de abril de 1890 nace la Unión Cívica,
antecedente de la Unión Cívica Radical, fundada el 26 de junio de
1891. En 1893 muere Alem por propia mano. Con una simetría digna de profundos
estudios, en 1895 nace otro hombre destinado a revolucionar la práctica
política futura, Juan Domingo Perón, de raíces también criollas,
pero con ascendientes de abuelos sardos y británicos, que morirá en pleno
uso del Poder presidencial de la República, al finalizar el segundo tercio del
siglo XX, también habiendo generado un movimiento político: El Partido
Justicialista, en 1947, sostenido por la que él mismo llamara la columna
vertebral del movimiento, los obreros y sus organizaciones sindicales. Y
hallamos también que se gesta en una revolución: la de 1943, contestataria de
la década infame y corrupta. En cincuenta y tres años, dos grandes movimientos
políticos se generan en sendas revoluciones sociales, no meramente ideológicas.
Revoluciones que son aplastadas por la reacción oligárquica sumisa al capital
internacional.
La
genética política
Transformada
la Unión Cívica en Unión Cívica Radical, se genera un tipo de
movimiento político apoyado en la defensa de los derechos sociales de la
ciudadanía nacional. Gobierna el país, en dos oportunidades, en las dos
primeras décadas del siglo XX, con Hipólito Yrigoyen, y con el telón de
fondo de la I Gran Guerra mundial. En 1930 es derrocado y comienza una década
destemplada y reaccionaria, signada por el fraude electoral y la negación
ideológica practicada por los conservadores. En el mundo, la II Guerra mundial
[1939-1945] asienta las bases de un planeta de conducta bipolar que, antes que
ser política esta conducta, es de praxis económica: Capitalismo-Comunismo, con
la obvia presencia de dos potencias gobernando grandes países: Los EE.UU. de
Norteamérica y la Unión Soviética, y sus respectivos territorios coloniales.
De esa manera, la República Argentina, asume presencia económica y política
durante la primera mitad del siglo XX. En las manos sucesivas de dos
movimientos ideológicos distintos, pero de la misma naturaleza de concepción
política: UCR y PJ. Ni los socialistas ni los conservadores tuvieron esa
oportunidad.
La
pareja primigenia de la política del siglo XX, si se puede hablar de tal con un
matiz darwiniano, es la formada por radicales y peronistas. Perón
toma para el Justicialismo, el ideario central de los radicales de 1890: El
Humanismo como eje de la Democracia en su expresión política, y lo plasma en
las 20 Verdades. Mientras tanto, desde el nacimiento del siglo y por imperio de
las circunstancias internacionales suceden cosas en la sociedad nacional. La
demografía se ve impulsada por las oleadas inmigratorias de Europa y de Medio
Oriente, y también de la porción europea del centro-este. Cosa que sucederá
hasta la década de los 50. Luego, la posmodernidad que, al igual que la
modernidad finisecular del XIX, rompe los moldes y se instala en el planeta
para quedarse, que no es poco.
Hoy
y las metamorfosis
Esto
de decir hoy, no significa omitir pedazos de historia, anteriores.
Entiendo que cuando digo hoy, puedo hablar desde el 46 en adelante,
hasta la década y media que lleva este siglo XXI. Que no es otra cosa que
visualizar la extraordinaria dinámica política que caracterizó al país desde
entonces; y hablar de metamorfosis, significa evadir la trampa de
la fragmentación situándonos en la complejidad, término éste de los
buenos que podemos encontrar en el lenguaje posmoderno.
El
radicalismo y sus propias metamorfosis generadas por un lado en el
conservadorismo y por el otro en el socialismo y el progresismo, sin omitir
galanteos a través de la “Liga Patriótica” en los años 20 con el fascismo que
buscaba adhesiones en la Argentina y fracasara por la fortaleza doctrinaria de
los radicales, ganará las elecciones presidenciales en tres ocasiones
sucesivas: Hipólito Yrigoyen (1916-1922), Marcelo T. de Alvear (1922-1928), y
nuevamente Hipólito Yrigoyen (1928-1930). Tiene una nueva oportunidad,
inaugurando la recuperación republicana en 1983 con Raúl Alfonsín. Finalmente,
gobierna el país con Fernando de la Rúa justo durante la bisagra de los siglos
XX y XXI, con una caída catastrófica signada por su renuncia.
Así
las cosas, el justicialismo nace en su ideología, de la costilla radical. El
radicalismo provee el insumo del pensamiento político justicialista, que es
algo importante. Pero en esa cuestión de la complejidad, cede ante la
innovación conceptual de lo que es la praxis como expresión de la tarea
institucional ejecutiva y legislativa en los comandos del Estado republicano
que trae Perón. Así es que considero que el justicialismo hizo su revolución en
el 46, poniendo gestión donde no la había. De hecho, en 1949 se reforma la
Constitución nacional, y en sus dos primeros gobiernos, sucesivos, el
peronismo plantea los dos Planes Quinquenales estructurantes de la
política, la economía y la misma sociedad, truncados en el 55. Y después en el
63 y luego en el 76 los militares fogoneados por el conservadorismo y el
capitalismo internacional renuevan su intento de aniquilar al peronismo, como
lo intentaron en el 46 con la descarada irrupción de Norteamérica, con Braden.
De la misma manera que truncaron en el 30 la sana práctica republicana basada
en lo ideológico, que puso el radicalismo, aunque con la distinción de
constituir esa ruptura institucional un zarpazo fascista.
Muerto
Perón en 1974, habiendo desactivado antes la manipulación ideológica
distorsionante montonera dentro del Movimiento y ratificando las banderas de
una Argentina socialmente justa, económicamente libre, y políticamente
soberana, sobreviene la crisis institucional y política más grave y duradera
que sufriera el país. Y la sigue sufriendo.
Luego
de la muerte de Juan Domingo Perón, su Líder, el justicialismo sufre un proceso
oscilante de descomposición estructural e ideológica, desde la totalitaria
concepción fascista de un López Rega, se inaugura una larga lista de dirigentes
que se alejan progresivamente de la conciencia doctrinaria peronista alterando
el desarrollo político interno hasta convertirlo en un desprolijo entramado de
nombres que tienen por propio mandato diferenciarse cada uno de los otros, pero
con algo en común: La apetencia de poder, tanto partidario, como institucional
en el gobierno.
Asistimos
en el crepúsculo del siglo XX a un menemato que en nombre del Justicialismo, y
en funciones de gobierno, perpetra un modo de economía neoliberal que niega la
economía social y desguaza las empresas del Estado, todo ello como respuesta al
fracaso radical del 89, con la renuncia de Alfonsín el 8 de julio. Fracaso
sobre fracaso.
Peronismo
y Radicalismo modelo XXI, nunca taxi
Fue
costumbre, desde 1974, por parte de los peronistas, apropiarse del pensamiento,
incluso de la voluntad de Perón, después de muerto el Líder. Paradojalmente,
los hoy llamados peronistas disidentes, tienen todavía algún
coágulo de sangre peronista; y los que se vaciaron totalmente del contenido
ideológico del Movimiento, asumen la simbología para adornar los escaños y los
escritorios de tanto estalinista, maoísta, o líbero que juega la suya, hagan
suyos los eslóganes pseudoperonistas, apellidados de la misma manera:
Kirchneristas.
En
resumidas cuentas, hoy la práctica política con estos dos ejemplos de proceso
evolutivo político, ha girado justamente hacia el cuadrante que más convino al
engendro populista diseñado por el difunto Néstor Carlos Kirchner y su famosa
idea de la transversalidad. Para comprender cómo funciona esto,
habrá que tragar la tesis del sociólogo argentino contemporáneo, devenido
filósofo político y asesor a sueldo Ernesto Laclau [f], que
indica que el populismo es una virtud que debe practicar el gobernante a costa
de la Moral, la Ética y la mera esencia política republicana. Interpretado esto
como Modelo Nac&Pop y puesto bajo el lema “Vamos por
Todo” por NCK & Sra.
Esto
sí está en pleno proceso de vigencia política y ahí van datos: Excepto los
trotskistas [enemigos jurados del estalinismo y de la pata lumpen montonera],
no hay espacio político nacional que no haya experimentado con su herramienta
oportunista, la cuchara de sopar, el caldo envenenado de la transversalidad.
El transfuguismo es, por hoy la manifestación más clara del modelo hegemónico
kirchnerista. Su instrumento electoral más eficiente tiene dos brazos: El
sistema electoral nacional que incluye las elecciones primarias abiertas
y obligatorias apodadas PASO, y los sistemas electorales provinciales, que se
fueron modificando hacia un entramado de colectoras que a fin de cuentas se
convierten en cloacas que transportan tránsfugas y propios a un mismo destino: El
Modelo. Clinck caja. Botón demuestra: El Tucumán del sátrapa Alperovich con
25.000 candidatos distribuidos en 500 “partidos políticos” creados al
efecto de acoplarse contranatura [políticamente, se entiende]. Aunque
lealmente debo decir que también hallo otros ejemplos en la botonería; en
Salta, hubo un espectacular repunte del radicalismo, en manos del joven Senador
provincial Roberto Nanni. Un dulce de tal tradición vallista no
podía pasar desapercibido para el cloaquista de turno que okupa el escritorio
del ministerio gubernamental salteño que puso una vez más en evidencia sus
afectos por las prácticas fascistoides, aplaudiendo tal triunfo radical y por
alguna alquimia del momento convirtió el oro en barro transfuguero; el asunto
es que por hoy, Nanni, muy suelto de cuerpo, declara su voluntad de cooperar
legislativamente con el Régimen, mostrando en los hechos su voluntad al
incorporarse a la variopintez de una lista, voy a repetir un término, asaz
transfuguera.
¿Qué
papel juegan en este drama los Scioli, los Macri,lo Massa?
Por
empezar, algo los iguala: Los tres son candidatos presidenciales, legitimados
por el voto popular. Pero se hace interesante analizar su propia información
genética política.
Mauricio
Macri [56] no representa
la historicidad política aquí analizada. No ancla su origen más atrás de hace
un par de décadas, y nada que ver por supuesto con el peronismo, ni con el
radicalismo, ni el socialismo, ni el conservadorismo popular o del otro. Se
representa a sí mismo y a su condición de clase; proviene de la posmoderna
burguesía industrial, contratista y por supuesto liberal-capitalista. Hijo de
un inmigrante italiano, empresario, su primera incursión por las urnas se dio
en el Club Boca Juniors, cuando le gana las elecciones institucionales a
Antonio Alegre en 1995. Funda, con el economista Ricardo López Murphy en el año
2005, un partido político de corte liberal al que denomina Propuesta
Republicana, hoy más conocido como PRO. Hizo gestión institucional como jefe de
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y como diputado nacional por su partido.
En
cuanto a Daniel Osvaldo Scioli [58], obtenemos que es
candidato a la presidencia de la República, representando a la versión
kirchnerista del peronismo ya comentada, denominada “Frente para la
Victoria”. En realidad, no se conoce muy bien qué representa: si a los
intereses de su clase, la burguesía nacional capitalista, o los intereses
políticos populistas del kirchnerismo. Lo cierto es que ingresa a la política
como integrante del menemato en 1997, cuando asume como diputado nacional por
el entonces llamado partido justicialista. En la transición posdelarruista,
accede a cargos en el período de gobierno de Duhalde. En 2003 asume como
vicepresidente de Néstor Carlos Kirchner. Desde 2007, es gobernador en la
provincia de Buenos Aires. El candidato a ser su vicepresidente en las
elecciones de octubre de 2005, es el dirigente kirchnerista maoísta-estalinista
[Vanguardia Comunista], actual funcionario de la Casa Rosada CarlosAlberto
Zannini [61]. En este caso, observamos con nitidez su total
orfandad ideológica; forma parte de una fórmula de gobierno de la que no se
conoce antecedente en la historia política argentina, que es de corte burguesa
por su origen y situación de clase, y que es también populista por su extrema
capacidad de acomodamiento a lo que le ordene la líder kirchnerista, señora
Fernández. Eso, sin obviar por supuesto su asentimiento a tener un posible coequiper distinguido
por e l“sendero luminoso” peruano, el ya mencionado aquí Zannini, quien, de
resultar electa la fórmula en octubre, fungirá como presidente de la solemne
Cámara de Senadores de la República, y que en un estrado en la ciudad de Salta,
en un acto político de la fórmula que integra, el 25 de agosto de 2015 invitó a
profundizar la historia del general gaucho Martín Miguel de Güemes, y “de su
esposa la Macacha Güemes”, cuando todos sabemos que Magdalena Güemes de
Tejada, apodada Macacha, era hermana del héroe. Así es como no se puede
comprender a dónde vino a parar el peronismo tal como Perón lo idealizó y lo
realizara.
¿Y
de Sergio Tomás Massa [43], qué hay? Pues dos cosas
importantes en esto de la genética política: 1] Es el más joven de los
casos puestos bajo análisis, y 2] Sí representa, porque tiene una gran carga
genética peronista, al Movimiento del 45, aunque con los matices ya señalados
en este despacho. Creador del Peronismo Renovador, y a pesar de tan precisa
denominación, sostiene las Banderas. De hecho, su candidato de fórmula es otro
joven dirigente justicialista, salteño, Gustavo Ruberto Sáenz Stiro [46],
hoy designado apátrida político por el minúsculo régimen local
de Urtubey, que le tiene miedo por que logró lo que aquel no pudo: Instalar a
Salta con legítima energía federal en la más genuina fórmula de las analizadas.
Massa fue funcionario de primer nivel en la gestión de NCK, y renunció.
En
resumidas cuentas
Un
elemental ejercicio lógico nos indicaría que, ante la evidencia de tanta
malicia electoral generada instalada legalmente por el peso del número en el
país, y mientras se encuentre en vigencia, y siguiendo la lógica darwiniana,
qué hubiera obstado para que los radicales,escasos de números contundentes, se
hubieran aliado a sus genéticamente compatibles primos peronistas, los que
tienen algo de la pureza original, claro.
Hubo
un dirigente, el único de la penúltima década del siglo XX que en Salta hizo
peronismo, del bueno. Se llamó Roberto Romero. ¿Y saben una cosita? Provenía
del progresismo de izquierda y posteriormente de la UCRI. Jamás se
representó a sí mismo; fue un sano constructor de la economía familiar devenido
empresario, y de los grandes. Dejó la herencia genética peronista en su hijo
Juan Carlos Romero Gangi, gobernador múltiple de Salta y Senador de la
República. Nunca arrió las Banderas, y fue un visionario al mero estilo
justicialista como en la cuestión de la integración subregional de los países
del trópico de Capricornio, y la integración regional norte del país con el
Norte Grande, inclusivo de siete provincias. Lindo ejemplo de sano pedigrí
político ¿no? Aquel que con los cromosomas radicales y peronistas, fue el más
importante ejemplar político de la época.
Reitero
lo de Darwin: «No hemos obtenido ninguna explicación científica sobre la
visión ordinaria de que cada una de las especies han sido creadas
independientemente».
Edición impresa: Semanario "Nueva
Propuesta"
Edición digital: www.agensur.info
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