Un nuevo informe del
Barómetro de la Deuda Social precisó el crecimiento
de los índices en la Argentina.
Nacionales - Los
niños y adolescentes, más que los adultos, sufren las restricciones que trae la
pobreza que creció 6 puntos desde 2011 entre los menores de 18 años y afecta al
40,4% de los chicos, según el quinto informe del Barómetro de la Deuda Social
de la Infancia, presentado ayer en la Universidad Católica Argentina (UCA).
La medición supera ampliamente el 28,7% de pobreza
registrado el mes pasado para la población adulta y representa a 4,9 millones
de chicos que conviven con la escasez. Y los hogares en los que viven los
ingresos no superaban los $ 1780 en 2014 y trepa al 48,8% en el conurbano bonaerense.
También creció desde 2011 la cantidad de chicos bajo la
línea de indigencia, cuya tasa hoy es del 9,5% (1,1 millones), un punto más que
en 2011. Están inmersos en familias que hasta el año pasado tenían ingresos
inferiores a $ 851.
Según el nuevo mapa de la pobreza infantil, también se
observan problemas alimentarios y déficits en el acceso la educación y a la
salud. “El 26,2% tiene sus necesidades básicas insatisfechas (NBI)”, indicó la
licenciada Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la
Infancia, en una nota publicada este jueves en la edición papel de La Nación.
La investigadora atribuyó el empeoramiento de los
indicadores a la etapa de estancamiento en la economía, marcada por la recesión
y la inflación. También alertó sobre la retracción en la creación de empleo y
la alta proporción del trabajo no registrado, que se mantiene en el 35 por
ciento.
De acuerdo con el estudio de la UCA, 2,2 millones de chicos
-el 21,7%- no está protegido por ningún plan de salud mientras que durante los
últimos cuatro años, se mantuvo estable la proporción de chicos que recibe la
Asignación Universal por Hijo (AUH), que hoy beneficia al 30,9% de los chicos.
Tras señalar que “la AUH es necesaria, pero insuficiente”,
Tuñón estimó que aún hay un 22% de chicos que no cobra la asignación, porque
probablemente estén indocumentados o vivan en situaciones de extrema
marginalidad.
Según los datos, el 57,4% de los chicos (7 millones) sufre
privaciones graves y moderadas en el acceso a algunos derechos, como el de la
alimentación, el saneamiento, la vivienda digna, la salud, la estimulación
temprana, la educación y el derecho a la información.
En el 18,3% de los casos (dos millones de chicos), esas
restricciones son severas. Y las privaciones principales se concentran en los
sectores sociales más precarios, en los estratos socioeconómicos más bajos y en
las villas y asentamientos urbanos.
El estudio revela que el 21,5% de la infancia vive en
hogares con dificultades para acceder a los alimentos y el 8,4% (950.000
chicos) tiene privaciones alimentarias graves. Además, el 26,2% de los chicos
viven con necesidades básicas insatisfechas. Eso implica, por ejemplo, que no
tienen espacio en sus hogares o carecen de instalaciones sanitarias adecuadas,
entre otras privaciones.
Según el informe, la población más afectada es la que
comprende a menores de cuatro años (30,2%), mientras que el índice disminuye a
medida que se avanza en el trayecto escolar. En villas y asentamientos, la
situación empeora, sube al 61,8%.
Informe: EC
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