Por Gabriel Profiti |
Las
Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias son, en esencia, una
eliminatoria de candidatos, y hoy serán aprovechadas con ese fin por
primera vez en una elección presidencial, aunque para el análisis servirán
más como brújula de la sucesión de Cristina Kirchner.
A medida que pasan los turnos electorales, las Paso van permeando en la Argentina, aunque por ahora los objetivos por los que fueron creadas por Néstor Kirchner —luego de la derrota en las legislativas de 2009— se cumplen a medias.
Por un lado, la oferta electoral se va depurando y ordenando con estas
preliminares en la que se necesita sumar 1,5% de los votos para avanzar
a las generales, y por primera vez habrá competencia. En 2011 sólo hubo
fórmulas únicas.
Pero por otro, el peronismo sigue presentando oferta múltiple, en esta oportunidad dividido en tres espacios y cuatro candidaturas: Daniel Scioli será el candidato del Frente para la Victoria; Sergio Massa y José Manuel de la Sota competirán en el espacio UNA, y Adolfo Rodríguez Saá irá por Compromiso Federal.
En total habrá 15 precandidatos presidenciales de 11 frentes o partidos, de los cuales solo 5 o 6 obtendrán pasaje a las generales del 25 de octubre.
Además de la competencia en UNA, la disputa se dará en otros dos conglomerados:
Cambiemos, que enfrenta a Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió;
y en el Frente de Izquierda que animará el duelo entre Jorge Altamira
y Nicolás Del Caño.
También habrá Paso para diputados nacionales en todo el país, para
senadores en ocho provincias —la Cámara alta se renueva por tercios—
y para cargos provinciales en seis distritos.
Asimismo, hoy se votará por primera vez para elegir postulantes a integrar
el Parlasur, tras la reforma electoral llevada a cabo este año.
Fuego y agua
El largo
proceso electoral argentino llega así a su primer hito, una bisagra
en la que Scioli y Macri deberán revalidar sus pergaminos de favoritos
para la disputa grande que se habrá de librar en octubre.
Dentro
de un primer tramo de campaña chato y previsible hubo dos convidados
de última hora con incidencia incierta: la denuncia contra Aníbal
Fernández y las inundaciones en un sector importante de la provincia
de Buenos Aires.
En los últimos días un informe periodístico contra el jefe de Gabinete nacional y precandidato a gobernador bonaerense lanzó material radioactivo sobre la campaña y alteró el clima interno en el Frente para la Victoria.
El ministro coordinador habló de una operación y sostuvo que fue víctima de “fuego amigo”. Apuntó contra su rival interno, Julián Domínguez, pero también sospechaba de un sector de la administración bonaerense, más allá de la reconocida contribución de Carrió al informe de Periodismo Para Todos.
En los últimos días un informe periodístico contra el jefe de Gabinete nacional y precandidato a gobernador bonaerense lanzó material radioactivo sobre la campaña y alteró el clima interno en el Frente para la Victoria.
El ministro coordinador habló de una operación y sostuvo que fue víctima de “fuego amigo”. Apuntó contra su rival interno, Julián Domínguez, pero también sospechaba de un sector de la administración bonaerense, más allá de la reconocida contribución de Carrió al informe de Periodismo Para Todos.
La aparición
del informe fidelizó al sector del ultrakirchnerismo con Aníbal y
se desconoce si le restó votos.
La oposición
espera un triunfo de Fernández porque abriría flancos en el oficialismo
tanto en la campaña provincial como nacional, ámbito en el que Scioli
buscará moverse con mayor autonomía del kirchnerismo para capturar
el voto independiente.
Cierta
o no, la denuncia tiene un costado positivo porque puso la lupa sobre
un tema que va y viene en la agenda pero que es central para la Argentina
del próximo lustro: el narcotráfico.
A juzgar
por los propios voceros de los gobiernos nacional y bonaerense, la
lluvia y los anegamientos podrían aportar una dosis de malhumor al
electorado, circunstancia que en caso de incidir, lo haría contra
los oficialismos. De todos modos, es difícil que este aspecto provoque
un vuelco en las elecciones.
Polarización o no
Según
las encuestas previas a la veda Scioli será el más votado y Macri el
segundo, pero la clave está en los porcentajes porque permitirá vislumbrar
si existe posibilidad de que haya un ganador en primera vuelta, o si
hay lugar para sorpresas.
Teniendo
en cuenta que para ganar sin reválida se necesita el 40 por ciento de
los votos con diez por ciento de ventaja sobre el segundo o directamente
45 puntos, cuanto más cerca quede Scioli de esos números mayores serán
sus chances; en Cambiemos aspiran a que la sumatoria de sus votos no
sea inferior en 6 puntos a la del FPV. Para ambos será clave la elección
en Buenos Aires.
Que el
escenario quede definitivamente polarizado o no depende de Massa,
De la Sota y en menor medida de Felipe Solá, el precandidato de ambos
en Buenos Aires.
Los
contendientes de UNA buscan instalarse como opción competitiva y
ver si luego de las Paso el perdedor brindará su apoyo al ganador o
aportará a otras causas.
En caso
contrario posiblemente una porción importante de los votos de UNA podrían
ir a engrosar las cosechas de Scioli o Macri por imperio del “voto
útil”. Ese retroceso sufrió Francisco de Narváez en 2011 cuando perdió
la mitad de sus votantes entre las primarias y las generales.
Las miradas
también están puestas en el desempeño de Margarita Stolbizer, precandidata
única de Progresistas, una formación que divide el voto no peronista.
Su incidencia puede incluso ser importante en octubre, ya que algunos
analistas creen que los votantes de Carrió o Sanz podrían ir a la líder
del GEN. Quizá su ejemplo más mediático sea el de Martín Lousteau.
Con todo,
las Paso pondrán fin a una campaña de vuelo bajo, signada por el discurso
táctico. A partir de mañana, sería bueno escuchar abordajes concretos
sobre los problemas de la Argentina que viene, empezando por los cuellos
de botella de la economía.
© NA
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