[ESO
ES GRAVE]
Por Martín Risso Patrón |
Usted
se preguntará porqué dije implosionan. Pues justamente por eso:
Porque el peronismo se vino abajo y los demás, los de afuera, ni se mosquean, y
los que están adentro se volatilizan. Y hay atisbos de que el Partido de
Alem e Irigoyen, también.
Cuando
la carga de cohesión interior de los cuerpos es menor a la fuerza generada por
la presión exterior que lógicamente empuja, revientan, pero para adentro.
Eso
es lo que les sucede a las organizaciones humanas que no mantienen un
equilibrio en su relación con el entorno. Implosionan; se vienen abajo por la
falta de cohesión que le hubiera dado la estabilidad necesaria y por supuesto
su energía y fortaleza, y lo peor, no dejan huella afuera a no ser un tendal de
conflictos con la realidad exterior. Pues en el Peronismo es tal la
carga inercial de individualismo, que no genera otra cosa que un vacío
imposible de llenar, precisamente por sus conflictos con el entorno. Incluyendo
a peronistas que quedaron fuera, por alguna causa que habrá que investigar en
la genética del Movimiento del 45.
El
Justicialismo, o la praxis del peronismo, para ir afinando los conceptos,
implosiona, vea. Se viene abajo por su propio peso. El alejamiento
doctrinario de sus líderes, que, dicho sea de paso, se multiplican en
relación inversa con el desarrollo político interno [donde a menor conciencia
doctrinaria, mayor cantidad de “detentadores” del poder existen], genera un
caos que confirma aquello que dijo el General: “...son como los gatos que
parece que se pelean, pero se están reproduciendo”, pero lamentablemente en
dirección opuesta a la cohesión que sugería el Caudillo. Bien sabemos que el
Caos es precursor del Orden, excepto en las condiciones aquí señaladas.
Ahora
bien, tal explosión hacia dentro por la falta de cohesión, ahoga al
sistema con sus propios deshechos. Así, en el Justicialismo, hoy, como el
monstruo mítico, la Hydra de Lerna, tiene varias cabezas, que piensan y sienten
de manera autónoma, pero en conjunto destruyen, y si son destruidas, de
duplican, haciendo realidad, lamentable realidad, la visión apocalíptica. Y eso
es, precisamente lo que le lleva al drama de pertenecer a un cuerpo inerte que,
agotada su fuerza interior, implosiona.
Fue
costumbre por parte de los peronistas apropiarse del pensamiento, incluso de la
voluntad de Perón, después de muerto el Líder.
Hoy, resultados a la vista; los denostados por él, los echados de la
Plaza, gobiernan con la atrocidad del vacío ideológico de sus cuadros medios [que
son los que en la realidad mandan], esos, transadores ideológicos, traidores
profesionales, lumpen [con corbata] de la primera hora, se apropiaron de los
votos huérfanos, luego del menemato. Esos mismos partieron, siguiendo el
ejemplo del anciano riojano innombrable, de una patada certera, la columna
vertebral del Movimiento.
Y
en paralelo, los que hoy se llaman a sí mismos “peronismo disidente”,
no quieren darse cuenta que es al revés. Para bien o para mal son el
Peronismo, y éstos que armaron un Régimen lumpen, no les da el cuero ni para
ser disidentes, porque nunca fueron peronistas.
Y
ya que mencioné al movimiento obrero, la columna vertebral del movimiento, hoy
fracturada insanablemente, debo advertir para mi propio coleto, que su
naturaleza hoy dista mucho de ser la clásica estructura de Poder obrero como
cualquier ideología, incluso la fascista, la concibe. Hoy el movimiento
sindical, en la Argentina, no tiene ni representa poder alguno. Se
representa a sí mismo como una nuez vacía a la que cuando se abre se le
encuentra un despojo inútil, aunque su apariencia sea dura y firme. Pura
cáscara.
Sencillamente,
porque hoy son más los lumpen clientelares del Régimen los que copan la parada,
no en las fábricas, sino en las colas de los cajeros automáticos para
cobrar la mesada, con el doble castigo de no tener trabajo, y de ser prole
dependiente del Régimen. Lumpen estricto. Mientras los otros lumpen, los
de corbata y alta gama, se distribuyen el Poder del movimiento y de las
instituciones republicanas, poder implosionado, respirando la
fétida atmósfera que rodea el acto de morir entre los propios deshechos.
He
aquí una pista para intentar comprender tanto transfuguismo, tanta PASO
desaparecedora de ideologías... tanta traición como en el gotán, tanta miseria
política... Tanto legislador que no legisla porque en la boleta figuraba Perón
y en el soberano Congreso de la República recibe decretos lumpen para aprobar
sobre tablas...
Pistas
Nada
más que pistas para orientarnos en este mare magnum del
desorden electoral en que se convirtió ese domingo cualquiera pero luminoso, en
el que por diez minutos tenemos en nuestras manos el futuro de la amada y
malherida República. Sospechar que los legisladores nacionales que votamos
pueden terminar siendo vulgares tránsfugas del escaño, se convierte en el
pesimismo metódico.
Ese
que nos llevará a espulgar el pelaje del candidato que creemos puede ser el
mejor, pero que nos alertará para no votarle ante el menor atisbo de carcajada
burlista y procaz una vez que le dimos el escaño senatorial o diputadil.
Pistas
para comprender de una vez por todas que hay gente, mucha gente que parece
estar en la superficie, pero que en realidad se está asfixiando con los propios
excrementos de ese mamarracho implosionado, que nunca, nunca más será el
Movimiento, y allí se candidatean.
Porque
también debo decir que con el Partido ese, sí ese mismo de Alem en el Parque
del 90, pasa lo mismo, aunque a escala menor, o mejor dicho, en una etapa de
desarrollo primigenio. Ese Partido que para bien o para mal siempre fue
principista, de principios republicanos hasta la sangre; el mismo del que Perón
tomara las banderas que él llamó Verdades, sí, las 25, poniéndoles gestión en
los Planes Quinquenales. Porque el Partido Radical, queridos paisanos, está en
los prolegómenos de una terrible y hedionda implosión, como la otra. Pero es
otra cara de esta misma historia.
Edición impresa en Semanario "Nueva
Propuesta"
Edición digital: www.agensur.info
0 comments :
Publicar un comentario