Por Gabriel Profiti |
Llegó
el momento de diferenciarse para Daniel Scioli, pero Cristina Fernández
de Kirchner parece más empecinada en marcarle la cancha que en sintonizar
con la estrategia trazada por el candidato del Frente para la Victoria
para ganar en primera vuelta.
Scioli fue muy cuidadoso en todo este tiempo en su definición de “lo que falta por hacer”.
Entre metáforas y eufemismos, la fórmula más común
utilizada por él y sus ministros es la de “avanzar sobre lo construido”,
aunque en muchos casos significa un cambio de rumbo respecto de políticas
actuales.
Esa contraposición quedó de manifiesto el jueves, cuando la Presidenta reapareció para encabezar un acto de más de tres horas en la Casa Rosada, donde repartió críticas para la oposición empezando por Mauricio Macri y el radical Gerardo Morales pero también dejó mensajes sutiles para Scioli.
Ese mismo día, la ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis, había trazado un baño de realidad sobre el funcionamiento de la economía argentina y la situación de las reservas del Banco Central, pero 24 horas más tarde lo relativizó, después de la salida a los medios de Axel Kicillof para contradecirla.
El candidato del FPV no ahorra elogios para políticas centrales del kirchnerismo, pero tampoco escatima gestos de apertura como los que tuvo al recibir a la Mesa de Enlace agropecuaria bonaerense, ante cuyas autoridades dejó entrever que esa política continuará en caso de ser presidente.
En efecto, el denominado plan “volver a ser Scioli” contempla un análisis caso por caso de las problemáticas del campo, y el reconocimiento de que hay “problemas de competitividad”. También, la elaboración de una propuesta para aliviar la carga del impuesto a las ganancias para los trabajadores en relación de dependencia. En ambos sectores, se acumulan votantes desencantados con el kichnerismo por la fuerte presión impositiva de la que son blanco.
Scioli también prevé negociar con los fondos buitre “sin resignar soberanía" y prepara una invitación a Estados Unidos, Europa y el mundo desarrollado a desplegar una relación más “madura”. Estas dos últimas gestiones apuntan a desbloquear inversiones para la Argentina para paliar la escasez de dólares si logra dar el salto al sillón presidencial.
Pero no le será sencillo plantear estas líneas troncales. Si se repasa el discurso de la Presidenta se encontrará que, además de decir que hubo una campaña sucia no sólo contra su candidato sino contra el FPV, defendió sus decisiones y buscó trazar límites, en algunos casos más allá del 10 de diciembre.
Así, citó el reciente elogio de la Cepal a la aplicación de impuestos como el de las ganancias para reducir la desigualdad; acusó a Estados Unidos de impulsar los cacerolazos en la Argentina y de desestabilizar a los países de la región y deslizó alguna cita irónica contra los reclamos del campo.
También fue leído en esa clave el proyecto que enviará al Congreso para obstaculizar la venta de acciones que la Anses tiene en numerosas empresas y que podrían ser una fuente de recursos para el Estado.
La larga alocución presidencial también conllevó defensas de Aníbal Fernández —por haber sido vinculado con el tráfico de efedrina— y la líder de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, envuelta en una polémica por la muerte de un militante radical en Jujuy. Ambos dirigentes no son los más populares fuera del núcleo duro del kirchnerismo.
Scioli sabe que el 11 de diciembre será, si gana, el dueño de las decisiones, pero en el trayecto está a merced de Cristina.
El gobernador busca saltar el cerco que las encuestas parecen haberle tendido. Hoy por hoy hasta el sondeo más favorable al oficialismo señala que no logra ni el 45 por ciento de los votos ni 10 puntos de diferencia sobre Mauricio Macri para ganar en primera vuelta.
En la voz de un consultor importante Scioli debe empezar a hablarle a un votante muy distinto del que tiene, como el que quedó “suelto” o “huérfano” tras la eliminación de varios postulantes en las Paso.
Esa contraposición quedó de manifiesto el jueves, cuando la Presidenta reapareció para encabezar un acto de más de tres horas en la Casa Rosada, donde repartió críticas para la oposición empezando por Mauricio Macri y el radical Gerardo Morales pero también dejó mensajes sutiles para Scioli.
Ese mismo día, la ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis, había trazado un baño de realidad sobre el funcionamiento de la economía argentina y la situación de las reservas del Banco Central, pero 24 horas más tarde lo relativizó, después de la salida a los medios de Axel Kicillof para contradecirla.
El candidato del FPV no ahorra elogios para políticas centrales del kirchnerismo, pero tampoco escatima gestos de apertura como los que tuvo al recibir a la Mesa de Enlace agropecuaria bonaerense, ante cuyas autoridades dejó entrever que esa política continuará en caso de ser presidente.
En efecto, el denominado plan “volver a ser Scioli” contempla un análisis caso por caso de las problemáticas del campo, y el reconocimiento de que hay “problemas de competitividad”. También, la elaboración de una propuesta para aliviar la carga del impuesto a las ganancias para los trabajadores en relación de dependencia. En ambos sectores, se acumulan votantes desencantados con el kichnerismo por la fuerte presión impositiva de la que son blanco.
Scioli también prevé negociar con los fondos buitre “sin resignar soberanía" y prepara una invitación a Estados Unidos, Europa y el mundo desarrollado a desplegar una relación más “madura”. Estas dos últimas gestiones apuntan a desbloquear inversiones para la Argentina para paliar la escasez de dólares si logra dar el salto al sillón presidencial.
Pero no le será sencillo plantear estas líneas troncales. Si se repasa el discurso de la Presidenta se encontrará que, además de decir que hubo una campaña sucia no sólo contra su candidato sino contra el FPV, defendió sus decisiones y buscó trazar límites, en algunos casos más allá del 10 de diciembre.
Así, citó el reciente elogio de la Cepal a la aplicación de impuestos como el de las ganancias para reducir la desigualdad; acusó a Estados Unidos de impulsar los cacerolazos en la Argentina y de desestabilizar a los países de la región y deslizó alguna cita irónica contra los reclamos del campo.
También fue leído en esa clave el proyecto que enviará al Congreso para obstaculizar la venta de acciones que la Anses tiene en numerosas empresas y que podrían ser una fuente de recursos para el Estado.
La larga alocución presidencial también conllevó defensas de Aníbal Fernández —por haber sido vinculado con el tráfico de efedrina— y la líder de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, envuelta en una polémica por la muerte de un militante radical en Jujuy. Ambos dirigentes no son los más populares fuera del núcleo duro del kirchnerismo.
Scioli sabe que el 11 de diciembre será, si gana, el dueño de las decisiones, pero en el trayecto está a merced de Cristina.
El gobernador busca saltar el cerco que las encuestas parecen haberle tendido. Hoy por hoy hasta el sondeo más favorable al oficialismo señala que no logra ni el 45 por ciento de los votos ni 10 puntos de diferencia sobre Mauricio Macri para ganar en primera vuelta.
En la voz de un consultor importante Scioli debe empezar a hablarle a un votante muy distinto del que tiene, como el que quedó “suelto” o “huérfano” tras la eliminación de varios postulantes en las Paso.
Ese plan incluye la convocatoria “a todo el peronismo”, incluidos José Manuel de la Sota y Adolfo Rodríguez Saá, a formar parte de la próxima administración.
Pese a que ningún encuestador todavía lo tiene documentado, las inundaciones en Buenos Aires y sus coletazos contribuyeron a cambiar el clima triunfalista que había generado en el FPV el resultado de las Paso, en las que Scioli obtuvo el 38,4%, Mauricio Macri el 24,3% y Sergio Massa 14,2%.
Esas sensaciones podrían revertirse si el PJ confirma hoy su favoritismo para retener el poder en Tucumán.
“En la peor semana nuestra, después de las inundaciones, (Julio) Aurelio (Aresco) midió 40,5% para Scioli 32% para Macri y 15 para Massa”, señalaron en el entorno del candidato del FPV. El referente de una consultora que trabaja para Cambiemos, en tanto, dio por hecho que el frente opositor trepará al 34/35% en octubre, lo cual invalidaría una posibilidad de triunfo oficialista en primera vuelta.
Por su lado, Enrique Zuleta Puceiro dijo en TV que Scioli ronda ahora en 39,8%; Macri en 32,9% y Massa en 16%. “Macri es al que mejor le ha ido post Paso porque ya empezó a consolidar parte del voto opositor”, calculó el consultor.
Como se ve, en esa progresión el líder del Frente Renovador logra evitar el derrumbe que proyectaban sus rivales antes de las primarias, pero difícilmente pueda evitar la polarización Scioli-Macri. No obstante, todos los analistas coinciden en que su presencia es la mejor garantía de balotaje.
© NA
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