Por Gabriel Profiti |
El aire político quedó más viciado después de las elecciones
en Tucumán, pero al menos generó masa crítica para que el sistema electoral
argentino garantice mayor transparencia y confianza. El reclamo es planteado desde hace años por ONGs como Poder
Ciudadano o Cippec y ahora fue nuevamente enarbolado por la Cámara Nacional
Electoral, cuyos jueces ya habían difundido una acordada la semana pasada
pidiendo cambios al sistema de boletas múltiples que rige en las elecciones
nacionales.
Los magistrados Santiago Corcuera, Alberto Dalla Vía y
Rodolfo Munné buscaron llamar la atención sobre esa preocupación al reunirse
con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien les adelantó
que pondrá la cuestión en la agenda judicial.
"La solución es política, pero esperamos que la demanda
no sea acallada por otras cuestiones de coyuntura una vez que pasen las
elecciones", deslizó a este columnista uno de los camaristas, quien
reconoció que es imposible instrumentar cambios inmediatos.
El sistema de boleta múltiple no se utiliza en casi ningún
lugar del mundo, pero evidentemente se mantuvo hasta ahora porque favorece a
alguien.
El candidato del oficialismo a Presidente, Daniel Scioli,
tiene la posibilidad de tomarlo como propio y abrir el juego para los próximos
turnos electorales o quedar sumido en medio de la ola de denuncias de la oposición,
muchas de ellas exageradas.
El sistema de boleta única en formato papel o electrónico se
mostró eficaz para evitar un clásico de las elecciones argentinas como es el
robo de papeletas, pero es apropiado desmalezar algunas cuestiones porque no
soluciona todos los problemas.
Por un lado las irregularidades también ocurren en la
confección o en la carga de las actas, independientemente de las boletas que se
usan, y por el otro hay mucho mito sobre el fraude, pero su impacto sería
limitado.
En todo caso hay que discutir también el uso de recursos
públicos en la campaña o el clientelismo, que son propiedad de todos los
oficialismos, no sólo del PJ.
Efectos políticos
Hubo dos coletazos tucumanos que perjudicaron al gobernador
bonaerense: la imposibilidad de cambiar el clima negativo que habían generado
las inundaciones en Buenos Aires y su viaje a Europa; y la foto que mostró a
sus rivales de Cambiemos, Mauricio Macri, de UNA, Sergio Massa, y de
Progresistas, Margarita Stolbizer, juntos en el reclamo de la boleta única,
como adelantando coincidencias para un eventual balotaje.
El PRO está muy entusiasmado con la posibilidad de que haya
segunda vuelta y el conflicto tucumano le permitió aceitar diálogos que ya
había establecido con el tigrense y la diputada nacional para obtener su
respaldo en una reválida.
Tres encuestas que circularon en los laboratorios
electorales del Frente para la Victoria le asignan a Scioli entre 40 y 41
puntos de intención de voto y a Macri 33. En el PRO dicen que su líder tiene un
punto más. Si esa foto se mantiene el 25 de octubre, habrá balotaje el 24 de
noviembre.
El gobernador sufre ahora por la necesidad de quebrar ese
núcleo de votantes (38,4 por ciento) que lo eligió en las PASO. Para superar
ese techo, Scioli no dejará nada librado al azar. Una de las estrategias
consiste en refugiarse en el peronismo y encomendar al gobernador de Salta,
Juan Manuel Urtubey, que salga a decir todo lo que él no puede, o no quiere.
Urtubey había sido tentado por Scioli para que sea su vice y
al sondearlo le dejó picando la posibilidad de que sea su sucesor: "Yo me
quedo cuatro años, después venís vos".
Conocedor de los vaivenes de la política, Urtubey igual no
aceptó pero comenzó a tomar mayor compromiso por su par bonaerense.
El mandatario salteño, quien comenzará su tercer mandato en
diciembre, es joven, pintón y el que mejor imagen tiene para bancar a Scioli
desde el PJ. No hay muchos otros dirigentes fuera del esquema de funcionarios
bonaerenses indicados para esa tarea. Quizá el director de la Anses, Diego
Bossio, o el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, pueden sumarse.
Con ese plus, Urtubey salió a decir esta semana que los
productores salteños están "quebrados"; que hay que hacer cambios en
el modelo económico; que Scioli va a conducir el peronismo en soledad si es
Presidente y que se viene un liderazgo "diferente".
"Hay que salir a buscar 1,3 millones de votos y hay que
hablarles a los que no nos votaron", calcularon cerca del gobernador
norteño, quien buscará acercar dirigentes del PJ no kirchnerista, con quienes
tiene buena relación, para el plan Scioli Presidente.
Córdoba, clave
Tanto Scioli como Macri marcaron con resaltador el mapa de
Córdoba, donde quedaron sueltos 600 mil votos del gobernador José Manuel De la
Sota, eliminado en las PASO por Sergio Massa, pese a que el "Gallego"
ratificó su apoyo al exintendente de Tigre.
La preocupación por Córdoba fue central el pasado jueves en
una reunión del grupo Gestar, un entremado del PJ orgánico, donde estuvieron
las segundas líneas en la antesala de un encuentro de gobernadores previsto
para septiembre.
Luego de un emotivo recuerdo a Juan Carlos
"Chueco" Mazzón, encabezado por su hijo Mauricio, los discursos
giraron en torno a la necesidad de recuperar terreno en esa provincia, donde
Scioli sacó apenas 14 puntos.
Macri sabe que Scioli puede crecer al 24 por ciento en esa
provincia, lo que le sumaría un punto en el acumulado nacional, pero al mismo tiempo
tiene "identificados" a la mayor parte de los votantes de De la Sota
como antikirchneristas.
"De la Sota sacó 1,4 millones de votos, de los cuales
un millón son opositores y vendrán en un balotaje para Macri desde Córdoba (630
mil), Santa Fe (150 mil) y del interior de Buenos Aires (200 mil) porque son de
la gringada productiva federal anti K", desglosó un operador macrista de
primera línea.
El candidato de Cambiemos volverá a Córdoba dentro de diez
días para mostrarse con el radical Ramón Mestre, que buscará su reelección el
13 de agosto en la intendencia junto a Felipe Lábaque del PRO, frente al
periodista Tomás Méndez, sponsoreado inorgánicamente por Scioli, y la dupla
Luis Juez-Olga Riutort.
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