Por Gabriel Profiti |
Quizá dentro de dos semanas Mauricio Macri podrá celebrar el
triunfo esperado en la Ciudad de Buenos Aires para apuntalar su candidatura
presidencial, pero el superdomingo electoral no arrojó ganadores absolutos en
el mapa nacional y ratificó lo difícil que resulta desbancar a los
oficialismos.
Así como el PRO dejó señado un nuevo mandato en su bastión
porteño, el PJ no kirchnerista obtenía sólidas victorias en Córdoba y en las
primarias de La Pampa; el Frente para la Victoria se abrazaba a un triunfo en La
Rioja y la UCR encontraba consuelo en haber ratificado su poder en Corrientes.
Así de variopinto resultó el domingo en el que tanto Macri
como José Manuel de la Sota, Sergio Massa y hasta Daniel Scioli pudieron
mostrarse con candidatos victoriosos a lo largo del país, donde se ponen en
juego realidades diferentes.
En ese contexto, la expectativa del PRO de aglutinar todos
los votos opositores en las elecciones nacionales deberá esperar al menos hasta
las primarias del 9 de agosto para consolidarse.
Macri fue una vez más profeta en su tierra de la mano de
Horacio Rodríguez Larreta, pero por las particularidades de la ley electoral
porteña, la holgada victoria del PRO no alcanzó para que el festejo sea
completo: su delfín deberá someterse a dos semanas más de campaña frente a
Martín Lousteau.
A medida que pasaban las horas quedaba claro que el
principal motivo de orgullo en el día para Macri fue la implementación de la
boleta electrónica, porque no tuvo mayores objeciones durante el día y los
resultados fueron difundidos muy rápidamente, a diferencia de lo que ocurría en
otras provincias.
Sin embargo, la elección tuvo sus bemoles porque el jefe de
Gabinete porteño no retuvo todo los votos que obtuvo Gabriela Michetti (47,3%
contra 45,6%) en las Primarias de abril y la dotación macrista perdía un escaño
la Legislatura.
El líder del PRO se proyectó en los últimos meses como el
principal contendiente del candidato presidencial del oficialismo, Daniel
Scioli, pero su cosecha en el calendario electoral provincial sigue siendo
despareja.
Es cierto también que el electorado local vota realidades
propias y no pueden nacionalizarse resultados, pero cada victoria contribuye a
generar un clima propicio para llegar a la gran dictamen de las urnas, el 9 de
agosto y el 25 de octubre.
En La Rioja, Daniel Scioli encontró un refugio para
conseguir algunas hojitas de laurel del superdomingo en una elección que a
priori aparecía reñida y que, en caso de confirmarse terminaba por revalidar al
PJ en una provincia que gobierna desde 1983.
No fue un día fácil para el kirchnerismo: el díscolo senador
Carlos Verna será el candidato a gobernador en La Pampa, pese al esfuerzo de la
Presidenta por impulsar a su rival interno Fabián Bruna, y quedó tercero tanto
en la Ciudad como en Córdoba, dos de los cuatro distritos más importantes del
país. Así, volvió a quedar demostrado que al oficialismo le cuesta hacer pie en
los distritos importantes.
El tándem De la Sota-Massa tenía motivos para brindar. El
cordobés consiguió ratificar la supremacía en su territorio y ahora buscará
derrotar al tigrense en las primarias. Por su lado, el líder del Frente
Renovador al fin pudo subirse a palcos de socios ganadores -en Córdoba y
Corrientes- en medio de su pulseada por no ser barrido del escenario nacional.
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