Diez
sentencias de ley de un hombre maravilloso,
de un poeta de la existencia
1. Yo no inventé el futuro:
«Se me han acercado japoneses para ponerme un walkman en
las orejas y decirme: "¡Con Fahrenheit 451 usted inventó
esto, señor Bradbury!” Mi respuesta fue: "No, gracias". Estamos
rodeados de demasiados juguetes tecnológicos, con Internet, los ipod, los ipad…
La gente se equivocó. Yo no traté de prever, sino de prevenir el futuro. No
quise hablar de la censura sino de la educación que el mundo tanto necesita.
Podemos salvar a Estados Unidos, gracias a los niños, si les enseñamos a leer y
a escribir a partir de los 3, 4, 5 años para que lleguen a la escuela primaria
sabiendo leer. Después, es muy tarde. Cuando en realidad, ya desde muy
pequeños, queremos leer las palabras de las historietas».
2. Escribo por amor:
«Lo que funda toda escritura es el amor, es hacer
lo que amamos y amar lo que hacemos. Y olvidarse del dinero. En mis comienzos,
yo ganaba 30 dólares por semana, y mi novia era rica, pero le pedí que hiciera
voto de pobreza para casarse conmigo. No teníamos ni automóvil ni teléfono,
vivíamos en un departamento pequeño en Venice, pero la estación de servicio de
enfrente tenía una cabina telefónica. Iba corriendo a atender cuando sonaba y
la gente creía que me llamaba a mi oficina. Yo les repito: “Rodéense de
personas que los quieran, y si no los quieren, échenlos. No hay necesidad de ir
a la Universidad, donde no se aprende a escribir. Vayan más bien a las
bibliotecas”. Yo escribí Fahrenheit 451porque había oído hablar del
incendio de la biblioteca de Alejandría y de los libros quemados por Hitler en
Berlín. Escribo todos los días, cada mañana, desde hace setenta años. ¡No paro!
Y escribo para el teatro desde hace cuarenta y cinco años; me encanta».
3. No leo ciencia ficción:
«Me he pasado los últimos setenta años de mi vida
jugando porque para mí la literatura no es un trabajo. Si leo ciencia ficción
cometería incesto. Quien se dedica a leer en el campo en el que escribe o
trabaja es un mal escritor. Raymond Chandler, maestro de la novela negra, bebió
en las fuentes de William Shakespeare, Pirandello, Lorca».
4. Amo la poesía:
«He leído muchísima poesía a lo largo de mi vida y,
como es metafórica, simbólica y sensorial, me ha servido de agran ayuda en mi
trabajo. Recuerdo un ensayo de José Luis Garci titulado Ray Bradbury,
humanista del futuro. Olvidándose de clichés y tópicos al uso, José Luis
Garci supo reflejar el hecho de que uno no es solo un escritor de ciencia
ficción, yo no me considero así, sino que puede ser perfectamente un hombre al
que le gusta el teatro, la poesía, la cultura, en general, que siempre es
maravilloso.
5. Hay que tener mucho cuidado con los
intelectuales:
«En mis obras no he tratado de hacer predicciones
acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un
problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Farenheit 451.
Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a
lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que estás
intentando engañar y, evidentemente, así es. Creen que es malo para los niños
vivir en un mundo de fantasía cuando en realidad es bueno: todos tenemos una
vida interior fantástica muy rica. Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus
normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada. Hay que tener
mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo
que tienes que leer y lo que no».
6. Mi esqueleto resultó ser Steinbeck:
«Yo aprendí a leer a los tres años para disfrutar
de las caricaturas. Amo las tiras cómicas, las caricaturas de los domingos y
tuve un libro de cuentos de hadas cuando cumplí los cinco años, y me enamoré de
la lectura, y de todas esas maravillosas historias como La bella y la
bestia y Jack y la habichuela mágica. Así que comencé con
la fantasía. A los tres años ví mi primera película y me enamoré de El
Jorobado de Notre Dame. Esperaba crecer para ser jorobado. Después, con
cinco años vi El fantasma de la ópera, con Lon Chaney, y cuando
tenía seis vi una película de dinosaurios, y los dinosaurios llenaron mi vida.
Cuando tenía treinta y tres años trabajé en Moby Dick porque
me había enamorado con seis de los dinosaurios. Mi gran influencia fue John
Steinbeck. Leí Las uvas de la ira con diecinueve años y me dí
cuenta de que había aprendido de ellas y Steinbeck resultó ser mi esqueleto».
7. La vida es un don:
«Y así debemos disfrutarla. Esta es una oportunidad
gloriosa. Sólo estaremos aquí una vez. He tenido la oportunidad de escribir
cada vez que siento que tenía un propósito. ¿Y cuál fue mi objetivo cuando
escribí tal o cual artículo? Escribir el mejor artículo que se haya escrito
hasta ese momento, escribir la mejor historia nunca publicada. No sé si lo
habré logrado. Ustedes, mis queridos lectores, deciden».
8. Encontré mi amor en una librería:
«Conocí a una hermosa muchacha en una librería, se
me acercó y la invité a un café. La llevé a cenar y me enamoré de ella, y de
los libros que tenía. La tomé y le pedí casamiento un año después porque yo no
tenía nada, y ella era una chica rica. Y dejó todo su dinero para convertirse
en pobre como yo. Estaba en desventaja sin teléfono, sin coche, pero vivimos
del amor, de los libros, y de mi escritura. Esa es la respuesta de la vida. Si
pueden encontrar una persona para amar que ame la vida tanto como ustedes
atrápenla fuerte y cásense con ella. No tengan la menor duda».
9. Aprender de la Historia:
«Debemos aprender de la Historia acerca de la
destrucción de libros. Cuando yo tenía quince años Hitler, quemó libros en las
calles de Berlín. Eso me aterró porque era un bibliotecario (hombre de libros)
y estaban tocando mi vida, todas esas grandes obras, toda esa gran poesía,
todos esos maravillosos artistas, esos grandes filósofos. Luego me enteré de
que Rusia estaba quemando libros "detrás de escena", de tal forma que
la gente no se enteraba. Y estaban matando a los autores. Y aprendí que si no
tienes libros no puedes ser parte de una civilización ni de una democracia».
10. Mi obituario:
«Aquí yace Ray Bradbury, un tipo que amó
completamente la vida»
© abc.es
Selección: Antonio Astorga (Madrid)
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