viernes, 10 de julio de 2015

El sueño expansivo de la UCR, todavía en veremos

Por Gabriel Profiti
La fortaleza de los oficialismos provinciales, pronósticos sobredimensionados y cortocircuitos de última hora con socios políticos hicieron que la UCR esté, transcurrido ya medio almanaque, por debajo de las expectativas de expansión territorial que se había fijado a comienzos de año.

Con su precandidato y jefe partidario, Ernesto Sanz, corriendo detrás de Mauricio Macri en las primarias para la Presidencia del Frente Cambiemos, el radicalismo se había fijado como objetivo la recuperación de gobernaciones, intendencias y el incremento de las dotaciones legislativas en todo el país.

El número mágico para las boinas blancas era volver a gobernar desde el 10 de diciembre entre seis y nueve provincias yendo a la cabeza de coaliciones junto al PRO, el Frente Renovador y partidos locales como el Frente Cívico cordobés o los demócratas mendocinos, entre otros.

Hasta 2007, después del colapso de la Alianza, el partido de Alem, Yrigoyen y Alfonsín tenía cinco gobernaciones, pero el vendaval electoral kirchnerista sólo le dejó Corrientes.

No obstante, la cosecha en los comicios desdoblados de los nacionales estuvo por debajo de las expectativas. Con Alfredo Cornejo, los radicales lograron arrebatarle Mendoza al PJ y consolidaron su poder en Corrientes -provincia que votó para cargos legislativos- pero no tuvieron la misma  suerte en La Rioja, Tierra del Fuego, Córdoba, Chaco y Neuquén, donde tenía mayores o menores esperanzas de ser gobierno.

"Tanto en La Rioja, Córdoba y Tierra del Fuego el desempeño de nuestros candidatos estuvo dentro de lo esperado, más allá de que en algunas teníamos la esperanza de coronar. El problema lo tuvimos en Chaco y ahora lo tenemos también en Entre Ríos", desglosó un encumbrado operador radical.

Destacó también que en Santa Fe la UCR integra el frente progresista gobernante, que logró su continuidad en el poder nuevamente encabezado por el socialismo, y recordó que en la Ciudad de Buenos Aires, el partido integra el espacio ECO, cuyo candidato Martín Lousteau logró relegar al kirchnerismo y acceder al balotaje frente a Horacio Rodríguez Larreta del PRO.

En las primarias realizadas en Chaco, la intendenta de Resistencia, Aída Ayala, cosechó el 37,5% de los votos contra el casi 60% que obtuvo el candidato oficialista, Domingo Peppo, y es prácticamente imposible dar vuelta el resultado para las generales del 20 de septiembre. La UCR reconoce que la decisión de Jorge Capitanich de presentarse a la intendencia de Resistencia fue central para la preponderancia justicialista.

Las perspectivas también son negativas en Entre Ríos porque la alianza entre los radicales, el PRO y el Frente Renovador se rompió antes del cierre de las listas de candidatos y la UCR no lleva un postulante propio a gobernador. Si bien el radicalismo sigue encolumnado detrás de la candidatura del macrista Alfredo de Ángeli, el radical Atilio Benedetti decidió no postularse en la provincia -le impidieron a última hora llevar a Macri en su boleta- ni a diputado nacional.

En perspectiva, los radicales siguen siendo optimistas porque varias de sus principales cartas todavía están por jugarse.

Según sus estimaciones tienen posibilidades de encumbrar a un gobernador en Tucumán (José Cano), Jujuy (Gerardo Morales), Santa Cruz (Eduardo Costa), Catamarca (Eduardo Brizuela del Moral), La Pampa (Francisco Torroba) y hasta en San Luis (José Riccardo), aunque en todos los casos el PJ en sus distintas variantes buscará defender el territorio con todo lo que tenga a mano.

Las metas de la fuerza centenaria también pasan por superar las 400 intendencias rojas y blancas en todo el país (actualmente gobierna 296 municipios) y engrosar sus fuerzas legislativas nacionales, provinciales y municipales.

El radicalismo pone en juego 13 diputados nacionales y aspira a obtener entre 18 y 22 para pasar de 36 a no menos de 41 bancas, mientras que también debe renovar senadores y las previsiones indican que obtendrán entre 8 y 11.

Las diferencias entre ambas cámaras obedecen a que en Diputados se renueva la elección de 2011, cuando Cristina Kirchner obtuvo el 54% y en el Senado la de 2009, en la que hubo cosecha repartida entre oficialismo y oposición.

© NA

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