domingo, 19 de julio de 2015

De Sócrates a Marx

Por Carlos Gabetta (*)
El mundo le debe a Grecia el buen uso de la razón y la noción de democracia. A Europa, la Revolución Francesa, la ilustración, el liberalismo y el marxismo. El mundo liberal se desmorona y la razón y la ilustración cada vez brillan más por su ausencia. En cuanto al marxismo, se lo ha olvidado cuando más se lo necesita, al menos para tratar de entender lo que pasa.

¿Qué buen uso de la razón, qué democracia, pueden encontrarse en la crisis griega y su “resolución”? Enésimo país en bancarrota después de recibir 200 mil millones de euros de fondos estructurales desde que ingresó en la Unión Europea (UE, 1981), más una remisión de deuda e intereses por 175 mil millones durante su crisis 2009-2010. En total, una suma que dobla su PBI actual, alegremente dilapidada, entre corrupción y clientelismo, por conservadores y socialdemócratas devenidos neoliberales. Por su parte, las políticas impuestas por esas “ayudas” hicieron que “los salarios cayeran 27% entre 2009 y 2014; los impuestos subiesen 337% para los grupos de menor ingreso y menos del 10% para los más elevados, y el 10% de la población más pobre perdiera el 82% de sus ingresos desde 2008” (http://www.perfil.com/columnistas/Socorro-Help-Aiuto-20150705-0027.html).

Ahora, la UE impone a Grecia un plan que el semanario alemán Der Spiegel calificó de “catálogo de horrores”, ya que repite las condiciones anteriores e incluye requisitos que someten su soberanía. Por ejemplo, “un fondo encargado de privatizar los activos públicos: 50 mil millones que serán consagrados a la recapitalización de los bancos griegos, al interés de la deuda y el remanente… a inversiones en el país” (Le Monde, 13-7-15). O sea, lo mismo, pero peor. Un coro mundial de economistas, encabezado por los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Stiglitz, repudia el acuerdo y pronostica una nueva catástrofe.

El gobierno de Syriza, votado primero y respaldado luego en un referéndum para oponerse al acuerdo, acabó aceptándolo. A pesar de las protestas ciudadanas y de serios disensos políticos, el Parlamento griego lo aprobó. Hay dos maneras de tratar de entender esto. O los líderes de Syriza sabían desde el principio que eso es lo que harían y aprovecharon la crisis para encaramarse en el gobierno, o se trata de honestos personajes, pero sin diagnóstico ni propuestas. La segunda es más razonable. Populismo en estado primario. Simplemente, no saben qué hacer con la crisis, y ahora irán haciendo lo que puedan. Si se mantienen en el gobierno, ingresarán en la fase secundaria: más corrupción y un “relato”. En Grecia, que mal que bien pertenece a la UE, lo más probable, o en todo caso lo más honesto, sería que este gobierno dimitiera y llamara a nuevas elecciones.

Pero en ese caso: ¿alguien presentará un programa anticrisis? Tanto la derecha como la socialdemocracia votaron encantadas el nuevo “salvataje” de la UE, cubriendo con sus votos las disidencias de Syriza. Y mientras el mundo se entretenía con la crisis griega, Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico, declaraba que su deuda pública (72 mil millones) es “impagable”, al tiempo que la Casa Blanca descartaba un rescate para su “Estado asociado”. En China, el índice bursátil Shanghai Composite perdía el 30% de su valor desde el 12 de junio y el Shenzhen Composite caía casi 40% en el mismo lapso (Expansión, 9-7-15). Ucrania está en plena crisis financiera y, además, ante la posibilidad de un agravamiento de su conflicto armado. Próximos candidatos: Italia, España, Portugal, varios de la periferia, sin excluir a Rusia y a los propios Estados Unidos.

En cuanto al marxismo, si existen poderosas razones históricas para archivar al de la “dictadura del proletariado”, hay otras tantas, y tan poderosas, para recuperar al Marx de El capital y sus epígonos, ya que esta crisis del capitalismo es global, estructural, sistémica.

No se pierdan el próximo capítulo.

(*) Periodista y escritor.

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