miércoles, 29 de julio de 2015

Cuando un estadista se adelanta a los hechos

La Argentina fue el primer país de Occidente en comercializar con China, y abrir 
un mercado que hoy es codiciado por el mundo entero.

Arturo Umberto Illia, con su visión de estadista, fue el primero en valorar los mercados asiáticos.
Por Agustín Barletti

Un relevamiento entre 2.000 personas que hizo la consultora Giacobbe & Asociados, colocó al presidente radical Arturo Illia en primer lugar entre las personas más honestas de la Argentina.

Si bien la honestidad es hoy un capital político, cuando debiera ser normal entre los hombres públicos, justo es reconocer que Arturo Illia fue además un eficiente y visionario gobernante.

En 1964, ante las dificultades para colocar en los mercados internacionales una cosecha excepcional de trigo, Illia tomó la decisión de vender varios millones de toneladas a China Popular, aún gobernada por Mao Tse Tung. La Argentina, se convertía así en el primer país de occidente en comercializar con China, y abrir un mercado que hoy es codiciado por el mundo entero. Recién seis años más tarde, el presidente norteamericano Richard Nixon viajaba a China con el mismo fin.

Con visión de estadista, Illia consideraba que el futuro estaba en Asia. Sin tener relaciones diplomáticas con China, la operación de venta la realizó sin moverse de la Casa de Gobierno. No hubo grandilocuentes comitivas ni misiones comerciales. Para ello, el presidente argentino contó con la ayuda de Josué de Castro, fundador del Instituto de Nutrición de la Universidad del Brasil, y elegido en 1952 Presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Además, el directivo brasileño fue uno de los asesores de la Reforma Agraria de Mao y había vivido varios años en China.

Por pedido de Illia Castro viajó a China y armó la operación. También intervinieron el canciller Miguel Ángel Zavala Ortíz y el titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inta) y Secretario de Agricultura y Ganadería, Walter Kugler, este último a través de la Junta Nacional de Granos.

Al contado

La operación de venta se realizó con total éxito, y el duro régimen maoísta abonó la compra en libras esterlinas al contado, a través del Banco de Londres de Hong Kong, que actuó como agente financiero chino.

Illia pretendía pagar $ 8 el quintal, para que le quedara una rentabilidad al pequeño productor, pero las grandes comercializadoras ofrecieron $ 5,50. Al no ponerse de acuerdo, el gobierno llevó a cabo la venta de manera directa a través de la Junta Nacional de Granos. La logística no fue sencilla al haber pocos puertos a la altura de las circunstancias, y escasa capacidad de silos por quedar los privados al margen de la operación comercial. Todo se resolvió finalmente. Los chinos aportaron los buques y abonaron el flete, y así los productores recibieron el precio que propuso el presidente argentino. De tal forma, se expandió con nuevos horizontes la capacidad de producción del sector agropecuario nacional.

El presidente argentino ya había advertido que el país no poseía puertos competitivos y que además era necesario lograr una salida por el Pacífico. Por eso gestionó y logró una entrevista con el presidente chileno Eduardo Frei el 28 de octubre de 1965 en Mendoza.

"Necesitamos un puerto en el Pacífico y le ofrecemos uno en el Atlántico. Ustedes lo precisan para sacar el cobre y nosotros para los granos. Además, aquí está en juego la integración latinoamericana", señaló el Jefe de Estado argentino en dicha entrevista. Illia ya pensaba en los países asiáticos, futuros compradores de Argentina y de Latinoamérica. Él sabía que el futuro estaba en Asia.

Exactamente ocho meses después de este encuentro, un golpe de estado derrocaba al presidente Illia y unos años más tarde, dos gobiernos militares a los lados de la cordillera estuvieron a minutos de llevar los dos países a la guerra.

La Argentina tuvo que esperar varias décadas para comprender la visión geopolítica de un presidente que al mismo tiempo valoró los mercados asiáticos y la integridad de Latinoamérica.

© El Cronista

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