El arzobispo de
Tucumán, Alfredo Zecca, cuestionó el denominado “voto joven”
y dijo que es una “absoluta
irresponsabilidad”.
El arzobispo Zecca cuestionó el voto de los adolescentes de 16 años. |
Tucumán - En una
declaración que causará revuelo, el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo
Zecca, juzgó una "absoluta irresponsabilidad" que los adolescentes de
16 años estén en condiciones de votar y advirtió que un chico "a esa edad
no sabe ni sonarse a la nariz".
"¿El chico es inimputable de delitos porque es menor y
tiene madurez para votar? ¿Pero a qué estamos jugando?", se preguntó el
religioso.
"Pregúntele a cualquier psicólogo y le va a decir que la
adolescencia se ha prolongado. Un chico de 16 años no sabe ni sonarse la
nariz", agregó.
En Tucumán, los adolescentes de 16 y 17 años no podrán votar
y elegir a las autoridades provinciales, luego de que la justicia local hizo
lugar a una presentación de PRO y declaró la inconstitucionalidad del sufragio
voluntario. Los jóvenes estarán en una circunstancia contradictoria: no podrán
opinar sobre el intendente de su ciudad, pero sí elegir el próximo Presidente
de la Nación.
En su alegato contra el voto joven, el arzobispo utilizó
además un ejemplo polémico al opinar positivamente sobre el Servicio Militar
Obligatorio. "Hace 50 o 60 años, un muchacho de 20 años que salía del
servicio militar era un hombre. Y a los 22 años ya estaba casado. Tenía novia,
trabajo y se casaba. Estamos ante un problema que es complejo", consideró
en un reportaje al diario La Gaceta de Tucumán.
El fallo de la Sala III de la Cámara en lo Contencioso
Administrativo advirtió que la ley de voto voluntario para los adolescentes
tucumanos de entre 16 y 17 años viola el artículo 43 de la Constitución local,
que establece que el voto "es un derecho y un deber que se debe ejercer a
partir de los 18 años". La norma provincial, que se sancionó en octubre de
2012, se había adherido al sufragio juvenil instaurado en la ley nacional
26.774.
La brecha entre ricos
y pobres
En otro orden, Zecca expresó una "adhesión
absoluta" al reciente pronunciamiento del papa Francisco, que llamó a los
obispos a denunciar hechos de corrupción en los funcionarios. "Es un
derecho que tiene la ciudadanía porque, precisamente, el ciudadano público, sea
cual fuere el lugar que esté ocupando, lo está haciendo en nombre y en
representación de la ciudadanía. Y si administra, administra bienes que no son
propios. Son patrimonio del pueblo argentino", argumentó.
Al consultársele sobre la pobreza, particularmente en
Tucumán, el arzobispo reflexionó: "Creo que tomar el período 2003-2015
como un todo es injusto. Porque es real que el Gobierno ha tenido aciertos en
algunos puntos y hay que reconocerlo. En eso hay que ser objetivo".
"Pero también es cierto que no hemos logrado achicar la
brecha entre ricos y pobres. Alguno puede decir: -bueno, sí, esto es una
tendencia mundial-. Es verdad, en un artículo reciente de The New York Times se
publicó que tanto en los países desarrollados como en desarrollo ha crecido la
brecha entre ricos y pobres", comentó.
En este punto, enfatizó que "en el fondo, el
capitalismo ha logrado la generación de riqueza pero no ha logrado la
distribución. Con lo cual se pone de manifiesto que la famosa teoría del
derrame es una fantasía. No se derrama nada. Los ricos son cada vez más ricos y
los pobres cada vez más pobres".
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