Por Nicolás Lucca
(Relato del Presente)
La semana empezó con todo. Luego de un finde que terminó con
el socialismo santafesino bailando para celebrar que, después de ocho años de
oficialismo provincial, un humorista perteneciente a un partido que representa
todo lo contrario a los estandartes socialistas ––menos eso de celebrar con
baile– les peleó la gobernación, no podíamos esperar normalidad en los días por
venir.
Cristina salvó la semana laboral con tres horas en la Casa
Rosada, todas televisadas, dos por cadena nacional. Veinticuatro cadenas en
veinticuatro semanas. Una temporada completa de cualquier serie americana. Esta
vez, Cris utilizó la cadena para repasar los titulares de los medios, aumentar
la asignación universal por hijo e inaugurar una estación de servicio que ya
funcionaba hacía dos meses.
Luego de contarnos las propiedades de la estación, con
especial detalle en los lugares para estacionar y el servicio de comida ––se
nota que no sale a una ruta desde que el Camino Real del Oeste se convirtió en
la Ruta Nacional 7 en 1935 y aún está sorprendida por la desaparición de las
postas– la Presi mostró sus impresionantes dotes para las ecuaciones complejas
al afirmar que 18 más 4 da por resultado 23.
No creo que lo haya hecho de burra, sino que le quedó
asimilada la fórmula matemática aplicada desde hace años para cualquier cosa,
sean índices de inflación, pobreza, desempleo o, sencillamente, declaraciones
juradas patrimoniales. Lo que dio un poco de nervios es que lo dijo tan sólo
unos días después de afirmar que las decisiones económicas las toma ella, y no
el minimistro a quien no sabemos bien para qué corno le pagamos el sueldo, si
además de no invertir ni siquiera en un traje de Cheeky como la gente, ni
siquiera cumple con sus funciones.
Para finalizar, luego de cagarnos bien a pedos a los
periodistas, avisó que nos dejará otro regalito para el futuro: una ley para
que se aumente obligadamente dos veces por año la AUH. O sea, para que otro
haga lo que ella no hizo.
La monada se volvió loca de alegría y festejaron una vez más
que la pobreza deberá ser subsidiada para no figurar como pobreza. El legado
intacto: la celebración de que fracasaron de manera calamitosa en todo lo que
emprendieron, menos en el choreo, obviamente, en el cual demostraron que siempre,
pero siempre queda algo más por rascar en el fondo de la olla.
Menos de veinticuatro horas después, María Eugenia Vidal
––nacida en el porteñísimo barrio de Flores y presidente de la legislatura de
la ciudad de Buenos Aires– anunció que su candidato a vicegobernador para la
provincia de Buenos Aires será Cristian Ritondo, que nació en el porteñísimo
barrio de Mataderos y ejerce como legislador de la Ciudad desde hace ocho años.
Es la puerta que abrió el kirchnerismo cuando enchufó a los bonaerenses a Daniel
Scioli, el gobernador del Abasto, y que continuó con la candidatura de Néstor
Kirchner como diputado por la provincia bajo el amparo de haber vivido cuatro
años en la Quinta de Olivos.
Son esas cosas a las que ya nos acostumbramos. Ritondo
justifica su posibilidad de presentarse por la provincia dado que vive en el
Pacheco Golf, con lo cual uno se pregunta que es menos ético: postularse para
la Provincia en la que vive, o haber ejercido como legislador en una ciudad en
la que no reside.
Sin embargo, el plato fuerte de los anuncios de la semana
llegó minutos después de la mano de Daniel Scioli, quien dijo que su candidato
a vicepresidente será Carlos “el Chino” Zannini.
El sadomasoquismo debe ser un requisito excluyente para
formar parte del kirchnerismo. Debe ser eso. Si no, no se explica tanta goce de
un lado y del otro, tantas ganas de servir un banquete de sapos y tanto placer
en deglutirlos. La movida la empezó Luis D’Elía hace unos días, cuando dijo que
“nadie puteó tanto a Scioli como él” ––tengo mis dudas respecto del primer
puesto–, “pero que es el único que garantiza el modelo”. Lo continuó el mismo
D’Elía ayer, cuando salió a matar a Florencio Randazzo, a quien le tiró con
Menem, Wikileaks y la embajada de Estados Unidos. También lo acusó de haber
entregado a Amado Boudou, con lo cual no sabemos bien si quiso hundir a Floppy
o poner las pelotas en dos canastos, por si las moscas.
Lo llamativo es que Luis D’Elía afirmó que Randazzo
representa al “neoliberalismo criminal” que él combatió en los noventas, cuando
el piquetero le mandaba cartas de felicitaciones a Domingo Cavallo. Y resulta
llamativo porque dijo exactamente lo mismo de Daniel Scioli.
El caso de Daniel Osvaldo Scioli es único en el país. En el
entorno de quienes lo acompañan siempre repiten un mantra: “Si hay fuego, no se
quema; si llueve, no se moja”. Y lo increíble es que pareciera ser cierto. No
es que le hayan pasado cosas más difíciles de justificar que las que tuvo que
salir a defender el Gobierno Nacional, pero mientras que en la Casa Rosada,
ante cada moco, tienen que diagramar un batallón de medidas propagandísticas
para tapar la cagada, Scioli sólo debe dejar que pase el tiempo.
Y eso que se manda de las suyas. A cuestiones tan difíciles
de explicar como su patrimonio ––del que no se tiene una declaración jurada
pública desde 2007– hay que sumarles otros hechos hermosos como el ocultamiento
de los muertos por la inundación de La Plata del 2 de abril de 2013. Y no lo
digo yo: lo dice la Justicia. De esa joda tampoco aclararon nunca qué onda con
el convenio entre Nación y Provincia por el cual delegaron la limpieza de los
arroyos de la capital provincial en la cooperativa “Néstor Vive en Nosotros”
por unos módicos cuatro millones de pesos a valores de 2012. La limpieza, como
era de esperar en esta era en la que se Gobierna con anuncios, nunca se hizo.
Quizás, el hecho de que la cooperativa tuviera domicilio en Escobar (122
kilómetros por ruta) haya incidido un poco en la falta de compromiso. Tal vez,
que una cooperativa cobrara para hacerse cargo de algo que podría hacer el
Gobierno, también debería ser un tema a debatir por los cráneos de Carta
Abierta, vaya uno a saber.
El intendente Pablo Bruera la ligó como el mejor. Cristina
se comió un par de puteadas en su Toulouse natal. A Scioli el agua no lo mojó.
Un par de años antes, en 2011, desapareció una nena de 11
años. La policía de Scioli golpeaba puerta por puerta y preguntaba si podían
pasar a revisar las casas. Movilizaron a todas las fuerzas de seguridad y el
cuerpo lo terminó por encontrar una cartonera al costado de la autopista. La
misma autopista por la que bajaban los patrulleros y los funcionarios que
llegaban desde La Plata para no hacer una goma, pero simular que sí. Esa vez
Scioli se comió algunos insultos, pero el fuego no lo quemó.
Ya en aquel entonces, el Gobernador había presentado como
logro de gestión la incorporación de ocho mil policías y siete mil patrulleros,
cuando en realidad sólo había renovado la flota automotor y cubrió en parte las
purgas efectuadas por Arslanián. O sea, no había sumado, había reemplazado. Sin
embargo, por comparación, su política parecía de mano dura gracias a las
críticas disparadas desde el ministerio de Seguridad de la Nación, por entonces
a cargo de Nilda Garré.
Otro par de años antes, en 2009, la policía de Scioli se
había mandado una linda joda con la familia Pomar. La cronología fue épica:
suspendieron el primer rastrillaje, realizaron una inspección aérea,
recorrieron la ruta una y mil veces, a la familia le allanaron la casa en tres oportunidades,
le secuestraron una computadora para analizar, perdieron la computadora,
recorrieron un río en gomones… finalmente, encontraron el Fiat Duna de los
Pomar con el matrimonio y sus dos hijas muertos al costado de la misma ruta que
supuestamente rastrillaron, inspeccionaron por aire, y por la que pasaron
quichicientas veces.
Por aquellos años, Daniel Osvaldo tenía la costumbre de ir a
los velorios de las víctimas de la inseguridad. No la combatía, pero ponía la
cara. El hobby lo tuvo que abandonar pronto dado que el día tiene sólo 24
horas.
La última joda del Gobernador fue nombrar a Alejandro
Granados para que dirija las políticas de seguridad de la Provincia. ¿Los
laureles del ministro? Ninguno, pero tiene bigotes de motoquero y le gusta ir
calzado con un par de chumbos. La gestión Granados y la declaración de
“emergencia” en materia de seguridad, nos trajo de regalo la incorporación
express de policías con escasa o nula preparación. Si tenemos en cuenta que la
bonaerense de policías instruídos ya era inútil, no hace falta sacar demasiadas
cuentas para notar el resultado de las nuevas incorporaciones.
Detrás de la cara de pacifista y la actitud de chamán
intransigente frente a los embates del kirchnerismo recalcitrante, Scioli
siempre lleva agua para su molino. Mientras fue vicepresidente de Néstor
Kirchner se tuvo que bancar que la Senadora Cristina Fernandez De lo basureara
con un promedio de gol de 1,5 gastadas por sesión. En ese entonces, más de un
empleado del Congreso lo vio utilizar los teléfonos públicos para comunicarse
porque sospechaba que tenía pinchados hasta los zapatos. Otro habría mandado
todo al carajo. Él, que tenía intenciones de ser Jefe de Gobierno porteño en
2007, aceptó la estrategia tramada por Alberto Fernández y Néstor Kirchner de
regalar la ciudad de Buenos Aires y le dejó la candidatura al ganador de la
vida Daniel Filmus. En compensación, Scioli tuvo que buscar un documento que
probara que una vez pasó por el conurbano bonaerense y se fue de gobernador
provincial. Desde entonces no hizo más que tolerar los embates de Cristina, los
cuales llegaron a extremos tales de paralizarle la provincia al no enviarle los
fondos necesarios para pagar salarios.
Mientras todo esto pasaba, Scioli armaba mega espectáculos
de esos que se denominan gratuitos, pero que se pagan con la confiscación
impositiva de la Agencia de Recaudación, que no tenía problemas en embargar a
una vieja jubilada por comprarse un televisor. Pintó la provincia de naranja y
acomodó a parientes, amigos de parientes, amigos del padre y todo aquel que
pasara cerca.
Por ejemplo: Karina Rabolini preside la Fundación Banco
Provincia. Desde allí recorre las villas, donde llega en helicóptero para
realizar distintas tareas, entre las que se encuentra “dignificar” a las
mujeres al enseñarles cómo maquillarse gratuitamente… con los productos de su
propia compañía de cosméticos. Uno de los hermanos de Scioli, José, está a la
cabeza del Movimiento para el Desarrollo Productivo, por el cual recibe guita
del Grupo Banco Provincia presidido por Santiago Montoya. El otro hermano de
Scioli, Nicolás, fue Secretario de Política Ambiental, pero ahora es el
vicepresidente ejecutivo del Grupo Banco Provincia. La esposa de Nicolás y
cuñada de Scioli, Pilar Douradinha, fue Coordinadora de Desarrollo Social de la
Dirección Provincial de Islas, además de consultora de la Organización para el
Desarrollo Sustentable con rango de Subsecretaria. De allí, saltó a Asesora en
la Jefatura de Gabinete.
Clarita, hermana de Pilar, está el programa RockeaBA,
financiado por el Grupo Banco Provincia. La otra hermana de Pilar, Josefina,
organiza eventos para RockeaBA a través de su propia empresa. Y por si faltaba
algo en el entorno de Pilar, una amiga de la cuñada de Scioli, Lilia Neumann,
está a cargo de las Relaciones Institucionales de la Casa de la Provincia.
Domingo Angelini, hijo de un amigo del padre de Scioli, es
el secretario de la Juventud de la Provincia. No es el único amigo del viejo
con suerte: el primer Ministro de Economía, Rafael Perelmiter era contador
personal de la familia Scioli. El hijo de Perelmiter también pegó un cargo como
Director de Tecnologías, aunque en este caso, fue esporádico. Raúl Felipe de
Elizalde ––también amigo del viejo de Scioli– es el presidente de la CEAMSE.
También se sumó a la ola naranja Lucía Maffrand, prima de Scioli, que fue
Subsecretaria de Políticas Sociales, para luego pasar a la Subsecretaria de
Políticas de Integración.
Y corto la lista acá para que el post no termine en el blog
de al lado.
El nepotismo tampoco es novedoso en la política. Sin
embargo, mientras nos calentamos porque el primogénito presidencial,
desempleado y multimillonario, suena como candidato a algo, el Gobernador
bonaerense y aspirante a suceder a Cristina le dio laburo a la familia, amigos,
amigos del padre y conocidos de familiares lejanos. Sin que el fuego lo queme,
sin que el agua lo moje.
Volviendo al tema, que Zannini sea candidato a Vice es una
jugada maestra, aunque tengo mis serias dudas si la genialidad salió de la
cabeza de Scioli o del mismo Zannini, que lejos de vivir en una nube de pedos,
pareciera ser el único kirchnerista consciente de que la única vía para
conservar el poder pasa por el ignífugo gobernador.
En lo particular, y haciendo una proyección hacia un futuro
distópico en el que Scioli es Presidente, Zannini me genera menos miedo como
primero en la línea de sucesión que como Secretario Legal y Técnico, cargo que
ocupó hasta ahora y desde el que se tramaron todas y cada una de las
estrategias de gestión de la autoproclamada década ganada. Después de todo,
Scioli es a prueba de balas. Y sabiendo cómo se comporta y quién podría
sucederlo en caso de enfermadad, ausencia o renuncia, uno no sabría con quién
quedarse.
Mientras tanto, los de Carta Abierta que preferían a
Randazzo, ya están preparando un documento de 352 soporíferas páginas en el que
explican por qué Scioli es el faro que iluminará los destinos de una patria con
justicia social, con redistribución de los cargos entre familiares, con fe y
con deporte.
Mercoledì. No hay protector hepático que alcance para
empacho de sapos que se están pegando.
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