miércoles, 17 de junio de 2015

Surfeando la ola naranja

Por Nicolás Lucca
(Relato del Presente)

La semana empezó con todo. Luego de un finde que terminó con el socialismo santafesino bailando para celebrar que, después de ocho años de oficialismo provincial, un humorista perteneciente a un partido que representa todo lo contrario a los estandartes socialistas ––menos eso de celebrar con baile– les peleó la gobernación, no podíamos esperar normalidad en los días por venir.

Cristina salvó la semana laboral con tres horas en la Casa Rosada, todas televisadas, dos por cadena nacional. Veinticuatro cadenas en veinticuatro semanas. Una temporada completa de cualquier serie americana. Esta vez, Cris utilizó la cadena para repasar los titulares de los medios, aumentar la asignación universal por hijo e inaugurar una estación de servicio que ya funcionaba hacía dos meses.

Luego de contarnos las propiedades de la estación, con especial detalle en los lugares para estacionar y el servicio de comida ––se nota que no sale a una ruta desde que el Camino Real del Oeste se convirtió en la Ruta Nacional 7 en 1935 y aún está sorprendida por la desaparición de las postas– la Presi mostró sus impresionantes dotes para las ecuaciones complejas al afirmar que 18 más 4 da por resultado 23.

No creo que lo haya hecho de burra, sino que le quedó asimilada la fórmula matemática aplicada desde hace años para cualquier cosa, sean índices de inflación, pobreza, desempleo o, sencillamente, declaraciones juradas patrimoniales. Lo que dio un poco de nervios es que lo dijo tan sólo unos días después de afirmar que las decisiones económicas las toma ella, y no el minimistro a quien no sabemos bien para qué corno le pagamos el sueldo, si además de no invertir ni siquiera en un traje de Cheeky como la gente, ni siquiera cumple con sus funciones.

Para finalizar, luego de cagarnos bien a pedos a los periodistas, avisó que nos dejará otro regalito para el futuro: una ley para que se aumente obligadamente dos veces por año la AUH. O sea, para que otro haga lo que ella no hizo.

La monada se volvió loca de alegría y festejaron una vez más que la pobreza deberá ser subsidiada para no figurar como pobreza. El legado intacto: la celebración de que fracasaron de manera calamitosa en todo lo que emprendieron, menos en el choreo, obviamente, en el cual demostraron que siempre, pero siempre queda algo más por rascar en el fondo de la olla.

Menos de veinticuatro horas después, María Eugenia Vidal ––nacida en el porteñísimo barrio de Flores y presidente de la legislatura de la ciudad de Buenos Aires– anunció que su candidato a vicegobernador para la provincia de Buenos Aires será Cristian Ritondo, que nació en el porteñísimo barrio de Mataderos y ejerce como legislador de la Ciudad desde hace ocho años. Es la puerta que abrió el kirchnerismo cuando enchufó a los bonaerenses a Daniel Scioli, el gobernador del Abasto, y que continuó con la candidatura de Néstor Kirchner como diputado por la provincia bajo el amparo de haber vivido cuatro años en la Quinta de Olivos.

Son esas cosas a las que ya nos acostumbramos. Ritondo justifica su posibilidad de presentarse por la provincia dado que vive en el Pacheco Golf, con lo cual uno se pregunta que es menos ético: postularse para la Provincia en la que vive, o haber ejercido como legislador en una ciudad en la que no reside.

Sin embargo, el plato fuerte de los anuncios de la semana llegó minutos después de la mano de Daniel Scioli, quien dijo que su candidato a vicepresidente será Carlos “el Chino” Zannini.

El sadomasoquismo debe ser un requisito excluyente para formar parte del kirchnerismo. Debe ser eso. Si no, no se explica tanta goce de un lado y del otro, tantas ganas de servir un banquete de sapos y tanto placer en deglutirlos. La movida la empezó Luis D’Elía hace unos días, cuando dijo que “nadie puteó tanto a Scioli como él” ––tengo mis dudas respecto del primer puesto–, “pero que es el único que garantiza el modelo”. Lo continuó el mismo D’Elía ayer, cuando salió a matar a Florencio Randazzo, a quien le tiró con Menem, Wikileaks y la embajada de Estados Unidos. También lo acusó de haber entregado a Amado Boudou, con lo cual no sabemos bien si quiso hundir a Floppy o poner las pelotas en dos canastos, por si las moscas.

Lo llamativo es que Luis D’Elía afirmó que Randazzo representa al “neoliberalismo criminal” que él combatió en los noventas, cuando el piquetero le mandaba cartas de felicitaciones a Domingo Cavallo. Y resulta llamativo porque dijo exactamente lo mismo de Daniel Scioli.

El caso de Daniel Osvaldo Scioli es único en el país. En el entorno de quienes lo acompañan siempre repiten un mantra: “Si hay fuego, no se quema; si llueve, no se moja”. Y lo increíble es que pareciera ser cierto. No es que le hayan pasado cosas más difíciles de justificar que las que tuvo que salir a defender el Gobierno Nacional, pero mientras que en la Casa Rosada, ante cada moco, tienen que diagramar un batallón de medidas propagandísticas para tapar la cagada, Scioli sólo debe dejar que pase el tiempo.

Y eso que se manda de las suyas. A cuestiones tan difíciles de explicar como su patrimonio ––del que no se tiene una declaración jurada pública desde 2007– hay que sumarles otros hechos hermosos como el ocultamiento de los muertos por la inundación de La Plata del 2 de abril de 2013. Y no lo digo yo: lo dice la Justicia. De esa joda tampoco aclararon nunca qué onda con el convenio entre Nación y Provincia por el cual delegaron la limpieza de los arroyos de la capital provincial en la cooperativa “Néstor Vive en Nosotros” por unos módicos cuatro millones de pesos a valores de 2012. La limpieza, como era de esperar en esta era en la que se Gobierna con anuncios, nunca se hizo. Quizás, el hecho de que la cooperativa tuviera domicilio en Escobar (122 kilómetros por ruta) haya incidido un poco en la falta de compromiso. Tal vez, que una cooperativa cobrara para hacerse cargo de algo que podría hacer el Gobierno, también debería ser un tema a debatir por los cráneos de Carta Abierta, vaya uno a saber.

El intendente Pablo Bruera la ligó como el mejor. Cristina se comió un par de puteadas en su Toulouse natal. A Scioli el agua no lo mojó.

Un par de años antes, en 2011, desapareció una nena de 11 años. La policía de Scioli golpeaba puerta por puerta y preguntaba si podían pasar a revisar las casas. Movilizaron a todas las fuerzas de seguridad y el cuerpo lo terminó por encontrar una cartonera al costado de la autopista. La misma autopista por la que bajaban los patrulleros y los funcionarios que llegaban desde La Plata para no hacer una goma, pero simular que sí. Esa vez Scioli se comió algunos insultos, pero el fuego no lo quemó.

Ya en aquel entonces, el Gobernador había presentado como logro de gestión la incorporación de ocho mil policías y siete mil patrulleros, cuando en realidad sólo había renovado la flota automotor y cubrió en parte las purgas efectuadas por Arslanián. O sea, no había sumado, había reemplazado. Sin embargo, por comparación, su política parecía de mano dura gracias a las críticas disparadas desde el ministerio de Seguridad de la Nación, por entonces a cargo de Nilda Garré.

Otro par de años antes, en 2009, la policía de Scioli se había mandado una linda joda con la familia Pomar. La cronología fue épica: suspendieron el primer rastrillaje, realizaron una inspección aérea, recorrieron la ruta una y mil veces, a la familia le allanaron la casa en tres oportunidades, le secuestraron una computadora para analizar, perdieron la computadora, recorrieron un río en gomones… finalmente, encontraron el Fiat Duna de los Pomar con el matrimonio y sus dos hijas muertos al costado de la misma ruta que supuestamente rastrillaron, inspeccionaron por aire, y por la que pasaron quichicientas veces.

Por aquellos años, Daniel Osvaldo tenía la costumbre de ir a los velorios de las víctimas de la inseguridad. No la combatía, pero ponía la cara. El hobby lo tuvo que abandonar pronto dado que el día tiene sólo 24 horas.

La última joda del Gobernador fue nombrar a Alejandro Granados para que dirija las políticas de seguridad de la Provincia. ¿Los laureles del ministro? Ninguno, pero tiene bigotes de motoquero y le gusta ir calzado con un par de chumbos. La gestión Granados y la declaración de “emergencia” en materia de seguridad, nos trajo de regalo la incorporación express de policías con escasa o nula preparación. Si tenemos en cuenta que la bonaerense de policías instruídos ya era inútil, no hace falta sacar demasiadas cuentas para notar el resultado de las nuevas incorporaciones.

Detrás de la cara de pacifista y la actitud de chamán intransigente frente a los embates del kirchnerismo recalcitrante, Scioli siempre lleva agua para su molino. Mientras fue vicepresidente de Néstor Kirchner se tuvo que bancar que la Senadora Cristina Fernandez De lo basureara con un promedio de gol de 1,5 gastadas por sesión. En ese entonces, más de un empleado del Congreso lo vio utilizar los teléfonos públicos para comunicarse porque sospechaba que tenía pinchados hasta los zapatos. Otro habría mandado todo al carajo. Él, que tenía intenciones de ser Jefe de Gobierno porteño en 2007, aceptó la estrategia tramada por Alberto Fernández y Néstor Kirchner de regalar la ciudad de Buenos Aires y le dejó la candidatura al ganador de la vida Daniel Filmus. En compensación, Scioli tuvo que buscar un documento que probara que una vez pasó por el conurbano bonaerense y se fue de gobernador provincial. Desde entonces no hizo más que tolerar los embates de Cristina, los cuales llegaron a extremos tales de paralizarle la provincia al no enviarle los fondos necesarios para pagar salarios.

Mientras todo esto pasaba, Scioli armaba mega espectáculos de esos que se denominan gratuitos, pero que se pagan con la confiscación impositiva de la Agencia de Recaudación, que no tenía problemas en embargar a una vieja jubilada por comprarse un televisor. Pintó la provincia de naranja y acomodó a parientes, amigos de parientes, amigos del padre y todo aquel que pasara cerca.

Por ejemplo: Karina Rabolini preside la Fundación Banco Provincia. Desde allí recorre las villas, donde llega en helicóptero para realizar distintas tareas, entre las que se encuentra “dignificar” a las mujeres al enseñarles cómo maquillarse gratuitamente… con los productos de su propia compañía de cosméticos. Uno de los hermanos de Scioli, José, está a la cabeza del Movimiento para el Desarrollo Productivo, por el cual recibe guita del Grupo Banco Provincia presidido por Santiago Montoya. El otro hermano de Scioli, Nicolás, fue Secretario de Política Ambiental, pero ahora es el vicepresidente ejecutivo del Grupo Banco Provincia. La esposa de Nicolás y cuñada de Scioli, Pilar Douradinha, fue Coordinadora de Desarrollo Social de la Dirección Provincial de Islas, además de consultora de la Organización para el Desarrollo Sustentable con rango de Subsecretaria. De allí, saltó a Asesora en la Jefatura de Gabinete.

Clarita, hermana de Pilar, está el programa RockeaBA, financiado por el Grupo Banco Provincia. La otra hermana de Pilar, Josefina, organiza eventos para RockeaBA a través de su propia empresa. Y por si faltaba algo en el entorno de Pilar, una amiga de la cuñada de Scioli, Lilia Neumann, está a cargo de las Relaciones Institucionales de la Casa de la Provincia.

Domingo Angelini, hijo de un amigo del padre de Scioli, es el secretario de la Juventud de la Provincia. No es el único amigo del viejo con suerte: el primer Ministro de Economía, Rafael Perelmiter era contador personal de la familia Scioli. El hijo de Perelmiter también pegó un cargo como Director de Tecnologías, aunque en este caso, fue esporádico. Raúl Felipe de Elizalde ––también amigo del viejo de Scioli– es el presidente de la CEAMSE. También se sumó a la ola naranja Lucía Maffrand, prima de Scioli, que fue Subsecretaria de Políticas Sociales, para luego pasar a la Subsecretaria de Políticas de Integración.

Y corto la lista acá para que el post no termine en el blog de al lado.

El nepotismo tampoco es novedoso en la política. Sin embargo, mientras nos calentamos porque el primogénito presidencial, desempleado y multimillonario, suena como candidato a algo, el Gobernador bonaerense y aspirante a suceder a Cristina le dio laburo a la familia, amigos, amigos del padre y conocidos de familiares lejanos. Sin que el fuego lo queme, sin que el agua lo moje.

Volviendo al tema, que Zannini sea candidato a Vice es una jugada maestra, aunque tengo mis serias dudas si la genialidad salió de la cabeza de Scioli o del mismo Zannini, que lejos de vivir en una nube de pedos, pareciera ser el único kirchnerista consciente de que la única vía para conservar el poder pasa por el ignífugo gobernador.

En lo particular, y haciendo una proyección hacia un futuro distópico en el que Scioli es Presidente, Zannini me genera menos miedo como primero en la línea de sucesión que como Secretario Legal y Técnico, cargo que ocupó hasta ahora y desde el que se tramaron todas y cada una de las estrategias de gestión de la autoproclamada década ganada. Después de todo, Scioli es a prueba de balas. Y sabiendo cómo se comporta y quién podría sucederlo en caso de enfermadad, ausencia o renuncia, uno no sabría con quién quedarse.

Mientras tanto, los de Carta Abierta que preferían a Randazzo, ya están preparando un documento de 352 soporíferas páginas en el que explican por qué Scioli es el faro que iluminará los destinos de una patria con justicia social, con redistribución de los cargos entre familiares, con fe y con deporte.

Mercoledì. No hay protector hepático que alcance para empacho de sapos que se están pegando.

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