Por Fernando González |
Los resultados de Santa Fe y Río Negro comienzan a confirmar
un pronóstico cada vez más acentuado sobre las elecciones presidenciales. La
disputa por definir quién gobernará la Argentina a partir de diciembre será muy
encarnizada. El kirchnerismo sufrió una derrota muy contundente en la provincia
patagónica pero remontó una primaria pobre en Santa Fe para terminar obteniendo
casi la misma cantidad de votos que el PRO en uno de los distritos grandes como
es el territorio santafesino.
A cinco días del cierre de las listas nacionales y de la
presentación de los candidatos en la estratégica provincia de Buenos Aires,
queda claro que cada voto vale oro.
Que ni Daniel Scioli ni Mauricio Macri
tienen la elección presidencial ganada de antemano y que en los candidatos,
alianzas y coaliciones acertadas en cada distrito pueden estar los sufragios
necesarios para llegar a la Casa Rosada.
¿Un ejemplo? Si el PRO y el Frente
Renovador de Sergio Massa hubieran ido juntos en Santa Fe, Miguel del Sel se
hubiera convertido anoche en el gobernador.
El capítulo triste del domingo electoral le correspondió al
Socialismo. Repitió el error imperdonable de la elección primaria y volvió a
celebrar un triunfo en Santa Fe antes de que lo certificaran las cifras
oficiales.
Así reavivó las sospechas de aquel comicio en el que, por falta de
transparencia, debió renunciar el funcionario encargado de controlar el
recuento de los votos.
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