Por Gabriel Profiti |
La parábola del hijo pródigo, aquella en la que el padre
recibía sin condiciones al hijo que lo había abandonado para malgastar su herencia, domina por estas
horas la estrategia kirchnerista de acumulación
para sacar el máximo partido del desbande del
Frente Renovador.
Sin rubores y en pocos días, volvieron al redil kirchnerista
el intendente de Pilar, Humberto Zúccaro, su
par de Merlo, Raúl Othacehé, y
el diputado Darío Giustozzi, hombre fuerte de
Almirante Brown, quienes se sumaron a otro arrepentido, Sandro Guzmán, de Escobar.
Es cierto que la misericordia kirchnerista tiene sus
límites. Luego de ratificar su pertenencia al Frente para la Victoria, Martín Insaurralde debió
conformarse con bajar sus pretensiones de ir por la gobernación y buscar su
reelección en Lomas de Zamora.
A esas fugas del conurbano se suman las del interior del
país, donde candidatos a gobernador de la oposición
que habían acordado con Sergio Massa se acercan a
Daniel Scioli —como Mario Das Neves en Chubut— o juegan más
abiertamente con Mauricio Macri como las radicales José
Cano, en Tucumán, y Gerardo Morales en Jujuy.
La estampida no significa necesariamente que el Frente
Renovador haya quedado vacío de votos, pero contribuye a horadar de un lado y a
construir en el otro.
Por primera vez en la campaña el oficialismo se siente
fortalecido y habla seriamente de la posibilidad de ganar en primera vuelta.
Las encuestas muestran no sólo la competitividad de sus
candidatos, especialmente de Daniel Scioli, sino que indican que Cristina Fernández de Kirchner retiene niveles decorosos de popularidad.
Estas cuestiones explican el porqué de la insistencia de que
la jefa de Estado será candidata a algún cargo en las próximas elecciones y
también desnuda la razón por la cual Scioli elogia al ministro de Economía, Axel
Kicillof.
El gobernador y su equipo de asesores entienden que la
economía pasa por una primavera superficial y que debajo de la alfombra se
esconden gruesos desequilibrios macroeconómicos, pero consideran más redituable electoralmente seguir la percepción de la sociedad.
De todas maneras, aclaran que Scioli “nunca
dijo” que Kicillof seguirá al frente de la Economía
en su eventual gestión.
Son sabidas las diferencias existentes entre Kicillof y los
principales asesores económicos de Scioli, en particular con Miguel Bein, quien
esta misma semana recomendó acordar
con los fondos buitre.
Para saldar las contradicciones, el gobernador salió a afirmar que “la política es la que conduce a la economía”.
Opositores en el
laberinto
En contrapartida, el proceso puso a Sergio Massa en horas límite y generó tensiones
internas dentro del equipo de asesores de Mauricio Macri por la estrategia
electoral.
El jueves, horas antes de viajar a Mar del Plata para
compartir un acto con Francisco de Narváez, los
tres escuderos más importantes de Massa, Gabriel
Katopodis (intendente de San Martín), Joaquín de la Torre (San Miguel) y José Eseverri (Olavarría) le pidieron definiciones.
“Sergio entendió que tiene
que tomar una decisión pronto”, dejó trascender uno de ellos, y dijo que los tres esperarán a su lado hasta que llegue ese momento. Esa reunión prácticamente coincidió con la agresión de De
Narváez al director de un sitio web de
noticias por una nota agraviante.
Massa sigue diciendo que mantendrá su candidatura
presidencial dentro del frente UNA que conformó con José Manuel de la Sota, pero
a su lado reconocen que hay otras variantes en juego como la de ir por la Gobernación
bonaerense o bajar su candidatura y “adherir” a otro candidato.
Curiosamente, los tres intendentes tienen juegos distintos: De
la Torre es antisciolista y tiene diálogo con el
macrismo, Katopodis ya anticipó que si hay
alianza o adhesión con Macri regresará al FPV, donde tiene lazos cerca de
Scioli, y el radical Eseverri se sacó una foto
con Florencio Randazzo.
El ministro del Interior y Transporte ya había cortejado al
gobernador socialista de Santa Fe, Antonio Bonfatti, para que sea su compañero
de fórmula y, viendo cómo prácticamente
todo el PJ oficial juega con Scioli, propone reconstruir la “Concertación Plural” que había armado Néstor
Kirchner.
En el macrismo también hay recelos contenidos luego de que
Macri privilegiara los consejos de sus asesores Jaime Durán Barba y Marcos Peña
de cerrarles la puerta a Massa y De Narváez, y promoviera a María Eugenia Vidal como única
candidata en la provincia de Buenos Aires y a Jorge Macri como jefe de campaña.
Esos posibles frentes comunes en la provincia de Buenos
Aires habían sido tanteados por Emilio Monzó, hacedor de los acuerdos del Pro
con la UCR, Elisa Carrió y Carlos Reutemann entre otros, que
habían sido el trampolín
macrista y el derrumbe de Massa.
Luego de la decisión de la mesa chica, el armador macrista
salió de órbita,
enojado y según dijo afectado por una fuerte
gripe.
Ahora el plan del Pro es sumar a massistas sin Massa ni De
Narváez a la espera de que el FR colapse. Jesús
Cariglino, intendente peronista de Malvinas Argentinas y flamante
reincorporación, dijo que va a trabajar con ese fin junto a Monzó y el resto del equipo bonaerense. Pero la movida parece que
tampoco es del gusto pleno de Durán Barba.
En una columna escrita en el diario Perfil el asesor
ecuatoriano señaló que “la mayoría
de los electores no quiere que nadie los amontone con otros porque quiere ganar”, y se basó en el
resultado de las Paso de Chaco, donde “el FpV
obtuvo el 60 por ciento de los votos, frente al 37 por ciento de la alianza de
todos los demás partidos”.
Más allá de las lecturas interesadas o no, ese resultado, de
una contundencia inesperada, también activó sensores de alarma en la oposición.
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