Secretos e intrigas
en torno al principal asesor de Macri. Su reunión con Massa,
acompañado por el
‘Coti’ Nosiglia.
Por Roberto García |
El hombre tiene su estilo, quizás de algunas décadas atrás, como si
acabara de salir de la peluquería de Harrod’s cuando era una gran tienda,
recién afeitado, impecable y perfumado con lavanda inglesa y el cabello
de un brillante tono caoba, artificial, que no hubiera atravesado sin sonrisas
algún barrio porteño. Tiempos en que no era mixto el vecino bar del Plaza Hotel
y seguramente Franco, el padre de quien es hoy su principal contratista, debía
pasar una vez por semana ante los famosos fígaros de Plaza San Martín.
Flash de presentación para Jaime Duran
Barba, influyente y fundamentalista asesor de Mauricio
Macri, a quien se
responsabiliza por la negativa del candidato presidencial a cualquier
asociación con Sergio Massa. Aun en situación de ventaja. Como si
este asesor ecuatoriano fuera el dueño del pensamiento y los actos del
ingeniero boquense, lo dominase o guiara al igual que el peruano Sergio
Bendixen hace trabajosamente con Massa, o James Carville –otro consultor
norteamericano de nota– ejerce control sobre la cabeza de Daniel Scioli, sobre
todo a la hora de mantener sumisión a la Presidenta, recomendando casi vestirse
como Ella. Ventrílocuos de los aspirantes a la Casa Rosada.
Junto al “Coti”. Volviendo a Duran Barba y su peso sobre el alcalde
y la cúpula del PRO, convendría repasar algunas de sus impresiones en la charla
que mantuvo con Francisco de
Narváez y Massa –acompañado también por Enrique Nosiglia– en la
que bloqueó cualquier negociación “por arriba” (las “de abajo” ya son
explícitas y en varias provincias) fulminando como embajador de su jefe un
acercamiento mínimo entre las partes, hablando como si fuera Macri, casi más
presumido que él.
Para el consultor ecuatoriano, la futura elección presidencial
es complicada por la participación activa de Cristina de Kirchner,
a quien respeta y admira políticamente, casi un enamorado –y no de ahora– por
el animal político que habita en Ella. Le parece imparable y casi única en su
actividad, una Ave Fénix perpetua. Menos consideración le cede a Scioli.
También supone que el clima electoral será más favorable al oficialismo
cuando se aproxime la definición en las urnas. Cree, como afirman varios
economistas, que los presupuestos familiares serán más holgados por gentilezas
del Gobierno, habrá una primavera económica para seducir votantes.
Considera que su pupilo Macri logró una imagen personal ajena a la
política y a la tradición peronista. Le concede un valor superlativo a esa
condición y, en consecuencia, pegarse a un dirigente como Massa –teñido
de justicialismo por su origen bonaerense– “desperfilaría” a su
ingeniero candidato ante una presunta mayoría dispuesta a remover la franquicia
gubernamental. Esa es la razón por la cual Macri insiste con una
frase: “En política no siempre uno más uno es dos”, además de reverenciar y
sobrevaluar un concepto o palabra: cambio.
O sea que para Duran Barba ahora Massa resta más de lo que le suma a
Macri si se formalizara un acuerdo. Entiende, además, que esa
caracterización diferencial de Macri en las costumbres políticas le otorga
fuertes posibilidades para triunfar en un comicio polarizado, aún en tierras
sin dominio partidario ni estructuras como la provincia de Buenos Aires, debido
a que parte de la población se manifiesta harta con las castas políticas. Es
su palabra, seguida a pie juntillas por el alcalde.
Por último, aunque esto sea apenas una parte de su digesto, en la
reunión reveló una frase sospechosa y casi resignada: “Ganamos perdiendo”.
Algo así como esa justificación argentina, bastante habitual, en torno al
campeón moral que esta vez no le tocó el título pero seguramente tendrá
otra oportunidad dentro de cuatro años.
Habían llegado Duran Barba junto a Nosiglia –extrañamente casi no fue
mencionado en las crónicas periodísticas de la reunión, tampoco se explicó si
asistió como gestor de ententes o representante de la UCR– luego que a Massa lo
habían llamado telefónicamente un par de emisarios (uno de ellos, el intendente
Jesús Cariglino) sugiriendo que se comunicara con Macri por celular. Como tardó,
vino luego la iniciativa telefónica de los dos visitantes, en forma casual a
diez minutos de la casa.
Preguntados. Massa conserva varios interrogantes luego de la tertulia:
◆ ¿Cuál es la razón por la cual tanto el Gobierno como Macri se interesan por polarizarla elección entre ellos, como si ambos fueran beneficiados con su proscripción?
◆ Si Macri ha ganado con todas las virtudes y los vicios la totalidad de las comunas porteñas, ¿por qué se niega a disponer de una estructura como la de los intendentes massistas para fiscalizar el territorio bonaerense en el momento de contar los votos, cuando es público que ese ejercicio mal instrumentado le costó la derrota a más de un opositor al peronismo en anteriores comicios?
◆ ¿Supone tal vez que el sindicalismo y Hugo Moyano podrán realizar esa tarea, cuando ya manifestaron fallas al respecto en otras oportunidades?
◆ ¿De dónde saca Duran Barba la seguridad de que la ola amarilla de Macri se convertirá en un tsunami poco tiempo antes de las elecciones, cuando al mismo tiempo revela que vencer a Cristina parece una tarea imposible?
Con ese mar de dudas se retiró. Igual, más tarde, se negó a cualquier
rendición incondicional como propuso Duran Barba. Llamó a sus propios
consultores para elaborar una nueva estrategia, observando que mientras más
lejos del peronismo se ubica Macri, más cerca de esa fracción política empieza
a pegotearse Cristina.
Como siempre, cuando llegan las convocatorias electorales, el
cristinismo lo saca a pasear a Perón, lo cita Ella en sus discursos (en
la última cadena lo hizo en dos oportunidades) luego de olvidarlo y quizás
detestarlo en buena parte de su vida. Pero, como Duran Barba le reconoce
talento, no hay que desconocer la respuesta que le dio al gobernador Juan
Manuel Urtubey, luego que este fuera reelegido abrumadoramente. “¿Qué querés
que le diga a la prensa”, planteó Urtubey al concluir la entrevista triunfal en
la Casa Rosada. “Sólo quiero que digas que ganó el peronismo. Nada más. Es todo
lo que necesito”, le espetó.
Ni que se lo hubiera sugerido Duran Barba.
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