Por Gabriel Profiti |
En la cuenta regresiva hacia el final del plazo para definir
alianzas electorales, Sergio Massa definía este fin de semana cuál sería su
jugada luego de los firmes y reiterados rechazos de Mauricio Macri a conformar
un matrimonio político.
Las opciones eran múltiples pero ante la negativa del PRO la
más viable consistía en fortalecer el vínculo con José Manuel de la Sota y el
peronismo no kirchnerista.
Esto implica dos posibilidades: ir a una Primaria
presidencial con el gobernador cordobés, tal como estaba previsto inicialmente
dentro del frente UNA, o quizá la más racional según algunos de sus
colaboradores, bajar a la provincia de Buenos Aires.
En este último caso, Massa pondría a una de sus figuras de
mayor confianza -se habló incluso de su esposa Malena Galmarini- como compañera
de fórmula del cordobés y buscaría reinsertarse en una opción competitiva en el
principal distrito electoral.
Una postulación como candidato a gobernador bonaerense le
permitiría, según esa lectura, contener a la tropa que todavía le prometió
fidelidad. Hay otros factores que abonan esa idea: la candidatura presidencial
requiere de una inversión sideral y sus principales patrocinantes ya no están
dispuestos a sostener una cruzada con escasas posibilidades de éxito.
Las opciones para Massa se redujeron dramáticamente con la
decisión de Francisco de Narváez de bajar su precandidatura a gobernador
bonaerense. Le dejó un hueco donde al comenzar el año tenía seis variantes.
Ahora solo está disponible Mónica López.
"El Colorado" hace tiempo que venía amagando
internamente con declinar esa postulación para no costear la campaña. Se había
comprometido a financiar el período proselitista hasta las primarias del 9 de
agosto pero todo se precipitó.
Tanto él como Massa lo presentaron como una opción para que
termine habiendo un acuerdo con Macri. Es sabido que el jefe de Gobierno
porteño no quiere saber nada de volver a asociarse con el ex dueño de Casa Tía,
luego del derrumbe de la alianza Unión PRO, que obtuvo la victoria en las
legislativas de 2009.
Sin embargo, la decisión fue traumática: testigos vieron a
De Narváez discutiendo en duros términos con el diputado massista Marcelo
D'Alessandro en el hotel Hyatt horas antes del anuncio. Y si bien Massa dejó
abierta la posibilidad de que retome la candidatura si Macri mantiene su
postura, el propio De Narváez ratificó que ya desistió de seguir en carrera.
Más allá de eso, Massa seguía este fin de semana buscando
forzar por distintos caminos un cambio de opinión de Macri y sus colaboradores
señalaban que la candidatura presidencial estaba firme. Con las especulaciones
en auge, el exintendente de Tigre reunirá a su grupo político el lunes y el
martes dará una conferencia de prensa en el Museo de Arte de Tigre.
Continuidad o cambio
Macri viene envalentonado. Logró que la UCR rechazara un
acuerdo amplio que incluyera a Massa en su convención de Gualeguaychú, luego
impuso a Horacio Rodríguez Larreta por sobre Gabriela Michetti en la Ciudad de
Buenos Aires y ahora juega a sacar de la cancha al diputado nacional.
Su mejor opción sería que Massa se retire del juego y le
permita recolectar a parte de su todavía tentadora tropa bonaerense, empezando
por el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, e incluyendo al de Junín,
Mario Meoni, y al de Hurlingham, Luis Acuña, entre otros.
Como se ve, la pureza del PRO opera solo para las capas
altas, pero internamente se ve como otro pleno que se juega Macri para
fortalecer su liderazgo, con la rendición de su rival.
El alcalde porteño rechazó los consejos de un sector del
PRO, compuesto entre otros por el armador electoral Emilio Monzó o Jorge Macri,
de aliados como Jesús Cariglino y de la UCR, que optan por incluir a Massa como
gobernador, para apoyarse en la postura de su asesor ecuatoriano Jaime Durán
Barba.
De acuerdo con el consultor, Macri debe inspirar el
"cambio" y las sociedades electorales no suman. Con esa lógica, hay
dos herramientas en las que confía el laboratorio electoral del PRO: las
Primarias que terminarían aglutinando el voto opositor en la figura del más
votado y la segunda vuelta electoral que podría ser un trampolín para vencer al
kirchnerismo.
"Acordar ahora con Massa le significará a Mauricio
tener que explicar en los próximos dos meses por qué antes no quería y terminó
aceptando", adujo internamente Durán Barba.
El asesor muestra encuestas que dan una mayoría de
antikirchneristas en el país. Sin embargo, oficialistas y opositores no
descartan que luego de las PASO el postulante oficialista que resulte vencedor
-el gobernador bonaerense Daniel Scioli corre con ventaja sobre Florencio
Randazzo- pueda imponerse en primera vuelta.
Hay una verdad insoslayable: el que gobierna parece correr
con ventaja. A excepción de las primarias en Mendoza y Santa Fe, donde ganó la
oposición pero el resultado todavía puede revertirse, el calendario electoral
muestra con ventaja a los oficialismos. ¿Ocurrirá lo mismo en Buenos Aires y la
Nación? Falta menos para saberlo.
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