domingo, 7 de junio de 2015

DÍA DEL PERIODISTA

Este oficio maravilloso…

Por Juan Gonza
Año tras año, hace ya como 50 y una “yapita”, pero a la que debo restar la ausencia obligada por los genocidas del ´76, escribo los 7 de Junio sobre este día nuestro, el de los periodistas. Que otros sigan discutiendo si se lo debemos al gran Mariano Moreno… o “viene de antes”. Esa cuestión ya, realmente, no me preocupa como en los inicios del camino.

Lo inevitable es repetir que esta historia como la de tantos colegas de mi generación corrió -¡vaya obviedad!- a la par de la historia de esta Argentina tan vapuleada por los autoritarismos y hoy tan deudora de Democracia a pesar del inconmensurable precio que costó su reconquista en el ´83. Dicho esto último –aclaremos antes que disparen los centuriones del poder de turno- sobre el irrefutable argumento de que la Democracia, para ser tal, necesita la savia vital de la Justicia Social y no tolera por ende la tremenda pobreza y marginalidad actuales.

En nuestro caso, es decir en el de este Semanario que hoy transita su 23 año de existencia, debemos repetir que lamentablemente aún está irresuelto en una Justicia que de lenta deja de serlo aquel Recurso de Amparo iniciado contra el gobierno de la provincia bajo el severísimo cargo de Censura Indirecta, figura consagrada como tal por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) – Relatoría Para la Libertad de Expresión. Juicio que incluyó en su Informe Anual 2014 en el capítulo referido a la situación de la prensa en la Argentina. Ver:  (www.oas.org/es/cidh/expresion/informes/anualesinformeanual2014.pdf.Go)

Una información que seguramente estará incluida en esta edición dedicada –con la generosa tolerancia del leal y constante lector de tantos años- a celebrar nuestro día.

Y tras lo dicho llegamos al objetivo verdadero de esta crónica, que se aleja de las miserias del poder y sus personeros de turno, y se eleva cual vuelo de los cóndores para mirar al mundo de cosas buenas que poseemos y a veces ni mencionamos.

Este oficio, el del Gran Gabo, se nutre segundo a segundo, pestañeo a pestañeo, de historias y pinceladas increíbles, bellas. Y como la aspiración de un escriba es la que él bien definía como meta máxima, consagratoria, es la de llegar a ser un día simplemente un buen cronista, intentaremos hoy retratar algo del oficio.

Con esa idea dando vueltas en la cabeza, por estos días este aspirante a buen cronista se puso a mirar el mundo a su manera, como bien lo enseñó a hacer el genio de un Joaquín Castellanos.

Y así, con tan fácil aunque no acostumbrada fórmula, halló a dos pájaros que como Serrat y Sabina lo hicieron para cantar, lo hacen desde hace tiempo, aquí y para todos nosotros, contando y opinando… desde este maravilloso oficio.

En ellos, con aprecio y respeto, levanto el brindis de este 7 de Junio. Hablo de Néstor Salvador Quintana y Nelson Muloni, a quien volví a descubrir este año en FM “Alto Perfil” (89.3) en su programa “Dialogando”,  con la producción de un correligionario histórico de ambos, Luis Martínez, abogado pero obviamente “tocado” por la inigualable fuerza enamoradora del periodismo.

“Dialogando” nos sirve entonces para hacer una síntesis de lo día a día entregamos procurando interpretar y transmitir de la forma más clara posible lo que la sociedad expresa, y sustancialmente reclama con legítimo derecho de las circunstanciales dirigencias.

Dos veteranos de mil batallas y blancas cabelleras  que seguramente jamás imaginaron estas líneas pero que saben bien lo que este cronista pondera de ellos y pide de ellos: que jamás callen ni dejen de avanzar ante los molinos de viento ni ante los piratas.

 Que lo que hacen con tanta pasión realmente sirve de ejemplo para la reconquista de tantos valores perdidos, de tantos valores subvertidos. De tanta ética y moral asaltada.

Todo, con la seguridad de la victoria final del país soñado.

Con toda intención de dirigir su haz de luz hacia los colegas jóvenes, enciendo sobre ellos los reflectores de la celebración lejos de los brindis y palmadas hipócritas de los que sólo proclaman “respeto” los 7 de Junio y que en el resto del año esquivan a la prensa y la repudian visceralmente cuando perciben su sentido crítico. U optan lisa y llanamente por perseguirla y de ser posible ahogarla.

He allí, entonces, colegas míos una inmejorable razón para refrescarnos la frente y la mente repitiendo lo que sin imaginar podría convertirse en oración, nos legó el Gran Gabo cuando, en la 52ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de 1966 bautizó para siempre al periodismo como “el mejor oficio del mundo” diciendo:

•             El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.

Y así, imaginando esta crónica premeditadamente alejada de las cotidianas miserias, como tomando un permiso, un recreo, fui repasando páginas y encontré lo que otro colega, Jaime Abello, cofundador de la Fundación Gabriel García Márquez de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) dijo sobre este bendito quehacer:

•             “…este es un oficio de carpinteros, que se aprende y se perfecciona con la práctica, escuchando a la gente y despertando los sentidos para ver lo que nadie más ve, para que las sociedades se informen mejor".

Entonces hoy con Néstor y Nelson, y con el Gran Gabo presente  ¡Brindemos cantándole a la Libertad de Expresión!

© Nueva Propuesta (Salta)

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