ALGUNAS RAZONES PARA SER CANDIDATA
A SENADORA
NACIONAL
Por Martín Risso Patrón |
Dejar el poder de gobernar la República por razones
ajenas a la voluntad personal, en un contexto pletórico de obsecuentes pagados
y de los no pagos también, plantea un duelo por la identidad perdida muy
difícil de deglutir, si a ello se le suma el desquicio institucional pergeñado
y perpetrado durante la gestión.
Esa es la primera cuestión a tener en cuenta
para pensar qué es lo que piensa hacer la señora Cristina Fernández de
ahora en más, cuando la Constitución le exige irse del Poder Ejecutivo nacional
con un proyecto de “modelo” no acabado y tan centrado en sí misma, que nadie,
nadie, estaría en condiciones de continuarlo, a no ser que se convierta en una
extensión automática de la voluntad de Ella. Pero hay alternativas. Algunas de
orden financiero, otras de cariz político y las más, de connotación personalista.
Veamos.
El cargo de Presidente del Senado tiene
importancia, aunque por ahora no parezca
El vicepresidente constitucional de la República
Argentina Amado Aimée Boudou [52], cumple sus
funciones naturales como tal, en la dirección de la Cámara de Senadores y por
lo tanto también de la Asamblea Legislativa en las tenidas magnas políticas a
que hubiere lugar, con puntual y atildada presencia y el celular en el
bolsillo, como corresponde a su condición de adminículo político de
Ella, antes que de nexo entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo, como el
Gran Manual lo determina por inspiración alberdiana. A rajatabla cumple
horario, aunque la Opo le exija el raje por su condición de procesado
penal, salida legítima según los hechos, pero no legal, mientras se
mantengan sobre él las garantías constitucionales de inocencia y proceso
jurisdiccional competente que felizmente nos cubren a todos los argentinos. En
casos normales, la Presidencia de la Cámara la ocupa el Senador más votado por
sus pares como Vicepresidente primero, y luego si fuera necesario el que le
sigue, o sea el segundo, y este ejercicio es un hecho, mientras que el
Vicepresidente ocupa su oficina en la Rosada para sus tareas ejecutivas, que
también son importantes, y fungirá como titular del Senado protocolarmente
cuando corresponda. El caso es que Aimée preside la
Cámara siempre, a toda hora y sentado sobre un presupuesto financiero que no se
anda con moneditas, con la moto en el estacionamiento.
En resumidas cuentas, Boudou campanillea en el
Senado, pero lo hace él, luego de leer las indicaciones recibidas del
Ejecutivo, y para que levanten la mano sus pares, que para eso están y
son mayoría, porque no sé si saben, paisanos, que los legisladores de la Opo no
son considerados tales, al menos para la discusión sobre tablas que exige Ella.
Alberdi no imaginó que la oposición terminaría siendo paria cuando la política
se convirtiera en mera mayoría estadística en la magna Legislatura.
Pensar el Senado nacional como Asamblea Nac&Pop
De eso se trata la segunda razón, política por
cierto, por la cual Cristina Fernández querría elegirse como Senadora
de la República. Sin forzar demasiado la frondosa imaginación de este ocioso
analista, la cuestión se aclara con sólo imaginar qué Constitución Nacional
tendríamos, si hubieran prosperado los arrimes que alguna vez le propinaron a
la Carta Magna desde el oficialismo: Convertir, mediante la casi olvidada
“transversalidad”, el Congreso en una Asamblea Popular unipartidista con
distintos apodos, que incluyeran ciertas organizaciones sociales de base, como
las que proliferan a la sombra presupuestaria del Gobierno administrador del
Estado actualmente. Un sueño entre vapores del alcohol estalinista del cual no
despiertan ciertos personajes. Veamos cómo es que considero a esto una razón
para que la Presidente actual sin chances de reelección quiera, deba y pueda
acceder a una banca senatorial.
Clarísimo. De candidatearse hasta ser electa, creo
que no llega a un jeme la distancia a recorrer. Una vez dentro del recinto, ser
elegida Vicepresidente Primera del Senado, sería un mero trámite,
pues como bien se sabe, el Presidente natural será el Vicepresidente electo
para al Poder Ejecutivo, y Ella confía en tener mayoría legislativa. Si la
fórmula ejecutiva electa fuera de la propia tropa, aquel natural presidente del
Senado cumpliría estrictas funciones en su despacho de la Rosada, y la señora
Fernández, ocuparía la Presidencia del Senado y de la Asamblea Legislativa. Y
ahí comienza la rosca.
Según la Constitución cubana vigente, en la
Asamblea Nacional unicameral que designa jueces, los remueve, legisla y
deslegisla y administra también el Estado, hay un “Primus inter Pares”
que es el Presidente formal de la misma y el que comanda lo aquí dicho: Designa
jueces, remueve jueces, manda a fusilar, designa blancos opositores,
etcétera, etcétera, etcétera... Y el que está en el Palacio Presidencial de La
Habana, es él mismo, naturalmente. Imaginar la naturaleza política de nuestro
Congreso nacional con mayoría del actual oficialismo, independientemente del
pelaje que tenga el Ejecutivo, y con Ella como Presidente de Cámara y Asamblea.
Pesadilla.
El Presupuesto legislativo
Lo que voy a manifestar a continuación, no es moco
i’ pavo, mire vea. Recuerdo que cuando fue electa la fórmula presidencial Fernández-Boudou,
al asumir el Vice como presidente natural y efectivo del Senado, le
multiplicaron exponencialmente el presupuesto del cuerpo legislativo. Cosa
que le amplificó el margen de maniobras políticas, a saber: Lobbies, subsidios
y también aquello oscuro oscurísimo de los “gastos reservados”; comenzó a
trabajar como una maquinita de precisión suiza la corporación legislativa. Pensar
en lo que será en manos de la señora Fernández. La capacidad de presión
política, en el caso que el Ejecutivo sea de otra tropilla, y la
Escribanización simple y pura de los escaños, si fuera propia [algo a lo que
estamos ya acostumbraditos], de eso se trata. De ahí a forzar una
Asamblea constituyente, no cabe un Jerónimo de centímetro, Doña.
El talón de Aquiles de la República
Lo digo sin rodeos o sin filtro, como mejor le
parezca: El punto débil de la República es el poder Legislativo,
con una mayoría del actual oficialismo, y no voy redundar en anécdotas al
respecto, aunque me apuren. La levantada de manos aprobatoria sin conocer el
contenido del proyecto fue la constante, con un patético pico cuando una
legisladora K despistada ella, al final de una dura noche de escribanía contó a
radio La Red que había votado afirmativo, sin conocer el proyecto que
votaba. Tal cual. Y la otra, y con esto me borro porque me da vergüenza:
las apretadas patoteriles de los Kunkel, los Pichetto y tanto
ejemplar funambulesco del oficialismo haya, para que sus pares sientan
el rigor y el peso del modelo, sin chistar.
En resumidas cuentas, de tanto proteger a la
República sumergiéndola en las aguas estigias de la Democracia, nos olvidamos
el talón afuera y ese talón está en el Congreso Nacional. Y eso es
lo que desvela a Cristina Elisabet Fernández Vda. de Kirchner [62],
que, sin temor a equivocarme, quiere, puede y obtendrá una banca en el soberano
recinto senatorial de la República. Calculemos, a la luz de estas profecías, lo
que será la cosa. Entonces no me vengan [tarde] a decir o a palmearme diciendo tenías
razón al recordar que en mis fantasías solía ver fantasmas que de tan
reales, ya ni daban miedo porque eran seres concretos, tan concretos, como que
figuran y figurarán en cuanta boleta electoral general y nacional legislativa
hay para el oficialismo...
Levantamanos impúdicos más propios de un sueño
moscovita que de un proyecto institucional alberdiano.
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impresa: Semanario "Nueva Propuesta"
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