jueves, 11 de junio de 2015

Cristina Fernández de Kirchner

ALGUNAS RAZONES PARA SER CANDIDATA 
A SENADORA NACIONAL

Por Martín Risso Patrón

Dejar el poder de gobernar la República por razones ajenas a la voluntad personal, en un contexto pletórico de obsecuentes pagados y de los no pagos también, plantea un duelo por la identidad perdida muy difícil de deglutir, si a ello se le suma el desquicio institucional pergeñado y perpetrado durante la gestión.

Esa es la primera cuestión a tener en cuenta para pensar qué es lo que piensa hacer la señora Cristina Fernández de ahora en más, cuando la Constitución le exige irse del Poder Ejecutivo nacional con un proyecto de “modelo” no acabado y tan centrado en sí misma, que nadie, nadie, estaría en condiciones de continuarlo, a no ser que se convierta en una extensión automática de la voluntad de Ella. Pero hay alternativas. Algunas de orden financiero, otras de cariz político y las más, de connotación personalista. Veamos.

El cargo de Presidente del Senado tiene importancia, aunque por ahora no parezca

El vicepresidente constitucional de la República Argentina Amado Aimée Boudou [52], cumple sus funciones naturales como tal, en la dirección de la Cámara de Senadores y por lo tanto también de la Asamblea Legislativa en las tenidas magnas políticas a que hubiere lugar, con puntual y atildada presencia y el celular en el bolsillo, como corresponde a su condición de adminículo político de Ella, antes que de nexo entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo, como el Gran Manual lo determina por inspiración alberdiana. A rajatabla cumple horario, aunque la Opo le exija el raje por su condición de procesado penal, salida legítima según los hechos, pero no legal, mientras se mantengan sobre él las garantías constitucionales de inocencia y proceso jurisdiccional competente que felizmente nos cubren a todos los argentinos. En casos normales, la Presidencia de la Cámara la ocupa el Senador más votado por sus pares como Vicepresidente primero, y luego si fuera necesario el que le sigue, o sea el segundo, y este ejercicio es un hecho, mientras que el Vicepresidente ocupa su oficina en la Rosada para sus tareas ejecutivas, que también son importantes, y fungirá como titular del Senado protocolarmente cuando corresponda. El caso es que Aimée preside la Cámara siempre, a toda hora y sentado sobre un presupuesto financiero que no se anda con moneditas, con la moto en el estacionamiento.

En resumidas cuentas, Boudou campanillea en el Senado, pero lo hace él, luego de leer las indicaciones recibidas del Ejecutivo, y para que levanten la mano sus  pares, que para eso están y son mayoría, porque no sé si saben, paisanos, que los legisladores de la Opo no son considerados tales, al menos para la discusión sobre tablas que exige Ella. Alberdi no imaginó que la oposición terminaría siendo paria cuando la política se convirtiera en mera mayoría estadística en la magna Legislatura.

Pensar el Senado nacional como Asamblea Nac&Pop

De eso se trata la segunda razón, política por cierto, por la cual Cristina Fernández querría elegirse como Senadora de la República. Sin forzar demasiado la frondosa imaginación de este ocioso analista, la cuestión se aclara con sólo imaginar qué Constitución Nacional tendríamos, si hubieran prosperado los arrimes que alguna vez le propinaron a la Carta Magna desde el oficialismo: Convertir, mediante la casi olvidada “transversalidad”, el Congreso en una Asamblea Popular unipartidista con distintos apodos, que incluyeran ciertas organizaciones sociales de base, como las que proliferan a la sombra presupuestaria del Gobierno administrador del Estado actualmente. Un sueño entre vapores del alcohol estalinista del cual no despiertan ciertos personajes. Veamos cómo es que considero a esto una razón para que la Presidente actual sin chances de reelección quiera, deba y pueda acceder a una banca senatorial.

Clarísimo. De candidatearse hasta ser electa, creo que no llega a un jeme la distancia a recorrer. Una vez dentro del recinto, ser elegida Vicepresidente Primera del Senado, sería un mero trámite, pues como bien se sabe, el Presidente natural será el Vicepresidente electo para al Poder Ejecutivo, y Ella confía en tener mayoría legislativa. Si la fórmula ejecutiva electa fuera de la propia tropa, aquel natural presidente del Senado cumpliría estrictas funciones en su despacho de la Rosada, y la señora Fernández, ocuparía la Presidencia del Senado y de la Asamblea Legislativa. Y ahí comienza  la rosca.

Según la Constitución cubana vigente, en la Asamblea Nacional unicameral que designa jueces, los remueve, legisla y deslegisla y administra también el Estado, hay un “Primus inter Pares” que es el Presidente formal de la misma y el que comanda lo aquí dicho: Designa jueces, remueve   jueces, manda a fusilar, designa blancos opositores, etcétera, etcétera, etcétera... Y el que está en el Palacio Presidencial de La Habana, es él mismo, naturalmente. Imaginar la naturaleza política de nuestro Congreso nacional con mayoría del actual oficialismo, independientemente del pelaje que tenga el Ejecutivo, y con Ella como Presidente de Cámara y Asamblea. Pesadilla.

El Presupuesto legislativo

Lo que voy a manifestar a continuación, no es moco i’ pavo, mire vea. Recuerdo que cuando fue electa la fórmula presidencial Fernández-Boudou, al asumir el Vice como presidente natural y efectivo del Senado, le multiplicaron exponencialmente el presupuesto del cuerpo legislativo. Cosa que le amplificó el margen de maniobras políticas, a saber: Lobbies, subsidios y también aquello oscuro oscurísimo de los “gastos reservados”; comenzó a trabajar como una maquinita de precisión suiza la corporación legislativa. Pensar en lo que será en manos de la señora Fernández. La capacidad de presión política, en el caso que el Ejecutivo sea de otra tropilla, y la Escribanización simple y pura de los escaños, si fuera propia [algo a lo que estamos ya acostumbraditos], de eso se trata. De ahí a forzar una Asamblea constituyente, no cabe un Jerónimo de centímetro, Doña.

El talón de Aquiles de la República

Lo digo sin rodeos o sin filtro, como mejor le parezca: El punto débil de la República es el poder Legislativo, con una mayoría del actual oficialismo, y no voy redundar en anécdotas al respecto, aunque me apuren. La levantada de manos aprobatoria sin conocer el contenido del proyecto fue la constante, con un patético pico cuando una legisladora K despistada ella, al final de una dura noche de escribanía contó a radio La Red que había votado afirmativo, sin conocer el proyecto que votaba. Tal cual. Y la otra, y con esto me borro porque me da vergüenza: las apretadas patoteriles de los Kunkel, los Pichetto tanto ejemplar funambulesco del oficialismo haya, para que sus pares sientan el rigor y el peso del modelo, sin chistar.

En resumidas cuentas, de tanto proteger a la República sumergiéndola en las aguas estigias de la Democracia, nos olvidamos el talón afuera y ese talón está en el Congreso Nacional. Y eso es lo que desvela a Cristina Elisabet Fernández Vda. de Kirchner [62], que, sin temor a equivocarme, quiere, puede y obtendrá una banca en el soberano recinto senatorial de la República. Calculemos, a la luz de estas profecías, lo que será la cosa. Entonces no me vengan [tarde] a decir o a palmearme diciendo tenías razón al recordar que en mis fantasías solía ver fantasmas que de tan reales, ya ni daban miedo porque eran seres concretos, tan concretos, como que figuran y figurarán en cuanta boleta electoral general y nacional legislativa hay para el oficialismo...

Levantamanos impúdicos más propios de un sueño moscovita que de un proyecto institucional alberdiano.

Edición impresa: Semanario "Nueva Propuesta"

Edición digital: www.agensur.info

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