martes, 9 de junio de 2015

Aleluya: La inflación será del 25%


Por Cristian Folgar

Es muy curiosa la actitud que tomó el gobierno frente a la inflación. En lugar de combatirla, primero pretendió ocultarla. Luego intentaron echarles la culpa a los empresarios. Ahora el gobierno sólo se limita a que la inflación esté por debajo de los peores pronósticos.

Cuando la YPF ya parcialmente estatizada aumentó los precios de los combustibles por encima de cualquier índice, el argumento empezó a quedarle incómodo al gobierno, porque según sus propias palabras: Cristina Fernández de Kirchner conduce políticamente la empresa que no para de aumentar sus precios.

Siguiendo la propia inflación oficial, cuando Cristina asumió en 2007, la inflación estaba por debajo de los dos dígitos. Ahora ella pretende festejar que nos deja, luego de 8 años, un país con dos dígitos de inflación y en el orden del 25% (siempre según datos oficiales). Gracias al cristinismo pasamos de crecer a tasas chinas a tener tasas de inflación venezolanas. ¿Alguien me podría explicar qué festejamos?

Para analizar cómo está actuando el gobierno bastaría con esta analogía. Imaginemos a un ex fumador que va al médico a contarle que volvió a fumar, que está preocupado por lo que ello implica, porque ya tuvo problemas serios de salud en el pasado y que todo su entorno de amistades y familiares le dicen que no vuelva a fumar porque ello le puede traer consecuencias graves o la muerte.

El médico, muy canchero y heterodoxo, le pregunta: ¿Quién le dijo a usted que el cigarrillo hace mal? Esas son pavadas atómicas de la medicina tradicional. ¿Cuánto está fumando por día? Diez cigarrillos, responde el paciente. Vamos a duplicar la dosis, a partir de mañana pasamos a fumar 20 por día y si su mujer lo molesta se divorcia, sugiere el médico.

A los 6 meses vuelve el paciente a ver al médico y le dice que le parece que la cuestión no marchaba bien, que se sentía mal, que le costaba respirar y hacer esfuerzos. El médico sin prestar atención a los síntomas le pregunta: ¿Ya se separó de su esposa?. No, contesta el paciente. Sepárese ya, dice el médico. Ese es su verdadero problema y siga fumando, es más aumentemos la dosis a 30 cigarrillos por día.

Tiempo después el paciente tiene un paro cardíaco y descubren que su capacidad pulmonar se redujo a la mitad. Mientras estaba el paciente internado, el médico lo visita y le dice: ¿Vio que su esposa estaba equivocada? Ella dijo que se iba a morir, pero sólo tuvo un infarto y perdió la mitad de la capacidad pulmonar. ¿Vio que el problema era su esposa? Este infarto es consecuencia de la mala sangre que se hizo en la navidad del 2001, no fue culpa del cigarrillo. Ahora, por las dudas y sin que nadie se entere ¿Qué le parece si bajamos la dosis de cigarrillos por día o la reemplazamos por cigarrillos de chocolate?

Así se conduce el gobierno. Luego de negar el efecto nocivo de la emisión descontrolada empezó a esterilizar tomando deuda al 30% anual en pesos o a financiar vía deuda el déficit con bonos en dólares al 9% o en pesos al 29%.

El gobierno espera que festejemos que nuestra moneda se devalúe sólo el 25% al año. De poco sirve nombrar países que ni siquiera conocemos para ver quienes integran el podio de los países con mayor nivel de inflación. El propio gobierno que llevó el impuesto inflacionario de menos de un dígito a más de dos dígitos pretende que festejemos que estamos por debajo del 30%.

¿No sería más sensato empezar a bajar el impuesto inflacionario? ¿Cuántas evidencias adicionales necesita el gobierno para terminar de darse cuenta que la inflación destruye la capacidad de compra de toda la economía, pero principalmente de aquellos que menos tienen?

Basta con recorrer un poco el país para darnos cuenta como están las economías regionales. Si cae el consumo interno y caen las exportaciones, ¿Qué incentivo tienen los empresarios para invertir? Luego de, por lo menos, 5 años consecutivos de descontrol en el gasto público. ¿No será tiempo de ordenar el frente fiscal? El déficit y la forma en que el gobierno decidió financiarlo, son parte del problema, no de la solución. El déficit fiscal, lamentablemente, no está actuando como un factor contracíclico que nos va a sacar de la situación en la cual. Por el contrario, en la medida que nuestro país fue deteriorando su situación fiscal, fue bajando el ritmo de creación de empleo y hoy estamos directamente destruyendo empleos formales.

La solución a la cuestión inflacionaria no la vamos a encontrar en las fantasiosas elucubraciones de un verso tan revolucionario como vacío, sino que la vamos a encontrar cuando nos volvamos a reconciliar con el más escurridizo de los sentidos: el SENTIDO COMUN.

© LPO

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