Por Gabriel Profiti |
Todo el oficialismo está pendiente de los gestos de Cristina
Kirchner, quien a poco más de seis meses de dejar el gobierno distribuye cartas
a distintas figuras de su partido para estirar su poder de fuego actual lo
máximo posible.
Después de haber ordenado una depuración en las listas de
precandidatos del Frente para la Victoria, la Presidenta puso en la vidriera a
Florencio Randazzo como contrapeso de Daniel Scioli, el aspirante mejor
posicionado en las encuestas.
"Es una jugada de manual, Scioli está muy bien y venía
acumulando. Ella así equipara posicionando a Randazzo, pero en definitiva lo
que hace es extender su poder hasta las primarias,porque si no pasa rápidamente
a Scioli", reflexionó un pope partidario ultra K y en el sciolismo
compartieron el diagnóstico.
El espaldarazo terminó de escenificarse el miércoles durante
un acto compartido en la estación de Retiro, pero no fue en cadena nacional
como estaba previsto y allí la Presidenta volvió a repartir naipes al elevar
las acciones del ministro de Economía, Axel Kicillof, quien viene siendo
mencionado como coequiper en una de las fórmulas presidenciales.
"Es mi mano derecha", dijo sobre el jefe del
Palacio de Hacienda. El elogio pareció empalmar con la revulsiva metáfora de
Randazzo sobre el proyecto "manco" y las imitaciones de Scioli, quien
perdió el brazo derecho hace 25 años. Esa aparición del ministro de los trenes
ante los intelectuales de Carta Abierta despertó críticas dentro del
oficialismo.
En ese contexto, la Presidenta pareció incluirlo entre sus
destinatarios cuando pidió a los candidatos que dejen de lado las
"pantomimas" y se dediquen a discutir ideas. El mensaje también
apuntó a Scioli por su participación en Showmatch.
Con todo, Randazzo asegura que es "el candidato"
oficial. Estos gestos presidenciales enrarecieron desde la semana pasada el
clima del oficialismo con múltiples versiones. Llamó la atención la ausencia
del gobernador bonaerense en el festejo por la reelección de Juan Manuel
Urtubey en Salta, aunque algunos imparciales en la pulseada dijeron que Scioli
quiso evitar una foto con Randazzo para no ponerlo a la misma altura.
Pese a los rumores, los dos estarán habilitados para las
primarias presidenciales del FpV, mientras que las bonaerenses están reservadas
solo para Aníbal Fernández y Julián Domínguez, en una especie de falsa interna
de dos dirigentes del PJ orgánico. Al parecer, no habrá lugar para Fernando
Espinoza ni Martín Insaurralde, cobijados por Scioli.
Además de Kicillof, cuya imagen está por debajo de otros dirigentes,
hay dos figuras que están posicionadas para completar las principales fórmulas:
Sergio Urribarri y Diego Bossio, quienes desistieron el mismo día y por sendos
llamados de la Presidenta de sus candidaturas nacional y bonaerense.
La jefa de Estado se reservará hasta último momento su
eventual participación en las boletas electorales, al igual que la de su hijo
Máximo y su cuñada Alicia. Por lo pronto, el tramo de Legisladores del Mercosur
por distrito único, al que podría aspirar la jefa de Estado, estará en segundo
término debajo de los nombres del presidente y vice. Pero Cristina también
podría ser candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires.
Las boletas se completarán con los tramos de senadores
nacionales (en los ocho distritos donde se elija), diputados nacionales,
legisladores del Mercosur por la provincia, gobernador y vice, legisladores
provinciales e intendentes.
Los alcaldes bonaerenses podrán ir a las PASO con todas las
combinaciones de gobernador y presidente y, en una novedad con relación a las
últimas elecciones, esta vez no habrá colectoras.
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