El jefe del PRO
apostó todo a Larreta y ganó. Ahora le abre la puerta
a Massa como candidato a
gobernador.
Por Ignacio Fidanza |
El proceso electoral de la Argentina ahora sí tomó
velocidad. Esta noche en el entorno de Mauricio Macri empezaron a tomarse
decisiones.
Sergio Massa tiene su lugar como candidato a gobernador de la
provincia de Buenos Aires, pero es él quien tiene que abrir las negociaciones.
“Si viene y le dice a
Mauricio que quiere retomar las conversaciones, la gobernación es suya”,
sintetizó la situación actual una de las personas de mayor confianza de Macri,
en diálogo con LPO.
¿Por qué hablamos de Massa y la provincia cuando la noticia
del día fue la Capital? Porque es lo que sigue. Y los procesos electorales, una
vez lanzados, tienen la voracidad de un tiburón hambriento.
Macri, como se dijo en esta columna contra la opinión de
amplias franjas de analistas y expertos, sabía lo que hacía cuando arriesgaba
fuerte al involucrarse en una interna que podría haber surfeado con cinismo
prescindente. Entendió mejor que muchos de “los que saben”, que era una
oportunidad dorada para dirimir liderazgo y recibirse de dirigente político.
En paralelo, Sergio Massa apostó a recuperar el liderazgo
opositor con dos jugadas en tablero ajeno: Que pierda Miguel del Sel en Santa
Fe y gane Gabriela Michetti en Capital. Por eso mantuvo la primaria entre Cachi
Martínez y Eduardo Buzzi. La idea nunca fue pelear la gobernación, sino
restarle a Del Sel algunos puntos claves, para que ganen los socialistas. Y por
eso en Capital jugó a lo mismo con Nielsen, mientras por debajo de la mesa su
gente le daba apoyo logístico a Michetti.
Los procesos electorales tienen momentos claves que van
modelando futuro. Hoy se produjo uno de esos momentos. Macri demostró que puede
construir liderazgos y lo más importante, según reconocieron en su entorno:
“Este triunfo y el de Miguel, le dan un enorme empujón anímico, siente que le
pidió a la gente un respaldo y lo escucharon”.
Después de esta elección sólo resta entonces terminar de
dirimir el pleito abierto en la oposición por el liderazgo de la oferta
electoral. Sergio Massa apuesta a su acto en Velez Sarfield para recuperar la
iniciativa. Pero es extraño que cerca suyo piensen que esta serie de derrotas
encadenadas no afectan su proyecto.
¿Qué va a pasar con Michetti? Es un tema menor, pero tiene
su respuesta. Le van a ofrecer algo para contenerla y seguramente no cumplan
con lo prometido. Macri sigue muy enojado con ella y con quienes la acompañaron
en el desafío, que puso en riesgo su proyecto presidencial.
“Pueden decir muchas cosas, pero la verdad es que se cansó que
cada vez que se le pidió una mano dijo que no”, sintetizó uno de los hombres
del jefe de Gobierno.
Los ministros Hernán Lombardi, Guillermo Montenegro y el
jefe de bloque de diputados, Federico Pinedo –soportes políticos de la
candidatura de Michetti-, tienen un futuro muy complicado en el macrismo. Nadie
los va a echar, pero su desafío no fue gratuito. Daniel Chain es una historia
aparte, hace más de 20 años que acompaña a Macri, con él será más
contemplativo.
La pregunta es entonces por donde recupera Massa lo que
perdió en Santa Fe y Capital. El acuerdo con José Manuel de la Sota es un
camino para cualquiera que no conozca al resbaladizo gobernador de Córdoba.
Jugador de varios tableros, mantiene diálogos abiertos con Daniel Scioli, la
Casa Rosada y hasta alguna línea con el macrismo, mientras se saca fotos con el
diputado.
El problema que tiene De la Sota es Córdoba. El buen
candidato del kirchnerismo, Eduardo Accastello, ronda los 15 puntos y la
decisión de Daniel Scioli de hacer campaña fuerte por él, pone al gobernador
cordobés en un escenario de peronismo dividido que facilita un eventual triunfo
de la triple alianza del PRO, los radicales y Luis Juez. Por eso, De la Sota
multiplica los contactos. Días atrás se vio en el Pony Line a su operador Horacio
Miró, enfrascado en una intensa charla con Alberto Pérez, jefe de Gabinete de
Scioli.
El proceso de primarias y elecciones provinciales
escalonadas está funcionando como un sistema de puertas exclusas que van
construyendo liderazgos con bloques que algunos de los competidores dejan en el
camino. Un Lego despiadado, que en el territorio opositor, hoy encuentra a
Macri mejor parado.
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