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lunes, 27 de abril de 2015

Macri o Massa, o Massa y Macri, el dilema electoral de la oposición

Por Fernando González
Un fantasma recorre el universo opositor. Y ese fantasma es la estadística electoral. Los estrategas estudian el mapa de la Argentina, exprimen el porcentaje de cada provincia y el resultado siempre conduce a la misma conclusión. Si Mauricio Macri y Sergio Massa concurren a la elección presidencial por separado es probable que terminen beneficiando a Daniel Scioli, sostenido en un piso electoral cercano al 30% de los votos y demasiado cerca del 40% necesario para triunfar en primera vuelta si le saca diez puntos al segundo.

Ni siquiera la euforia del PRO, repetida anoche en Costa Salguero por el amplio triunfo de Horacio Rodríguez Larreta en las primarias porteñas pudo despejar el dilema fundamental. Cuánto hace falta para que el candidato presidencial opositor le pueda ganar a la conjunción oficialista formada por la Presidenta, Máximo Kirchner, la agrupación de funcionarios estatales La Cámpora y Scioli, cada vez más aferrado al universo impredecible del kirchnerismo.

Entre las victorias de Santa Fe la semana pasada y la de anoche en Capital, Macri redondeó una semana ideal para sacarle ventaja en las encuestas a Massa y mostrarse como el principal referente de la oposición. El triunfo de los radicales lo apuntala en Mendoza y crecen sus chances en Córdoba sobre la base del acuerdo con la UCR local y con Luis Juez. Son cuatro distritos importantes pero, sumados, representan la misma cantidad de votos que la estratégica y decisiva provincia de Buenos Aires. Allí se dará, como siempre, la madre de todas las batallas y en ninguno de los sondeos del macrismo logran acercarse al 20% de intención de voto. Ni en la presidencial ni en la elección clave a gobernador bonaerense.

Por eso es que en los equipos de Macri y de Massa, en la dirigencia de la UCR y en los sectores empresarios y sindicales más cercanos a la oposición sólo se habla sobre la posibilidad de un acuerdo entre los dos principales candidatos que evite la fragmentación y asegure el triunfo de uno de ellos en primera o en la definitoria segunda vuelta de noviembre. Todas las encuestas serias registran que dos tercios de la población manifiestan su hartazgo con el kirchnerismo pero la paradoja es que sólo uno de ellos podrá aprovechar esa ecuación favorable.

Y aquí es dónde empieza a tallar la batalla de los egos, que ha marcado las tres décadas de democracia restaurada en el país adolescente. Favorecido por los resultados, Macri rechaza hoy cualquier posibilidad de acuerdo con Massa y considera que el orígen peronista del diputado de Tigre y de la mayoría de sus aliados podrían espantar más votos de los que atraigan. En el otro extremo, Massa sólo aceptaría un acuerdo en el marco de una gran primaria opositora en la que él, Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió diriman en las urnas quién es el más indicado para la pelea mano a mano con el kirchnerismo.

Hoy la alternativa de un acuerdo parece imposible. Pero sería muy interesante que Mauricio y Sergio lean la columna que la politóloga Liliana de Riz escribió el miércoles en Clarín bajo el título "Una coalición amplia, un mejor gobierno". Allí, De Riz describe con clarividencia que "la oposición fragmentada no podrá ser alternativa de poder y, quien triunfe en las urnas, no podrá gobernar sin formar mayorías en el Congreso". Está claro que sólo una coalición que agrupe al PRO, a los radicales y a los peronistas desencantados con el hegemonismo K tendrá chances de revertir la crisis económica y cultural que encuentra a la Argentina en recesión, empobrecida, en default y aislada hasta de los vecinos regionales. El país incompleto se debe una etapa de desarrollo bajo el paragüas imprescindible de la tolerancia. La oportunidad está en la visión histórica y en la generosidad de sus dirigentes.

© El Cronista

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