Fue considerado como una figura ineludible
de la narrativa argentina.
Carlos Hugo Aparicio, escritor y poeta, murió este jueves, 2
de abril, a los 79 años de edad. Había nacido el 20 de junio de 1935 en la
ciudad de La Quiaca, en Jujuy, y siendo niño su familia se trasladó a la ciudad
de Salta en donde creció y amalgamó su vida en los barrios de las orillas, con
sus inquietudes y marginalidades que el escritor describió con notable
atmósfera.
Poemas, cuentos y novelas entretejen una realidad agobiante,
inesperada y sutil, con esos personajes que Aparicio muestra cargados de
bultos, sueños y silencios.
Se podría hablar de Pedro
Orillas, singular primer libro de poemas o El grillo ciudadano, El silbo de la esquina y Romance de bar que conformaron el universo de la cotidianeidad de
su autor. Muchos de estos poemas fueron musicalizados por Dino Saluzzi.
En sus narraciones en Los
Bultos, Sombras del fondo o
aquella novela Trenes del Sur que
entusiasmó a los intelectuales franceses que impulsaron una edición en el país
galo, el escritor ya le dio forma definitiva a su obra, aunque siempre buscó
seguir ampliando el horizonte de aquellos bultos y sombras de su niñez. Algunas
de sus narraciones se convirtieron en filmes de la mano del cineasta salteño
Alejandro Arroz.
Carlos Hugo Aparicio fue un gran trabajador de las letras: solía
despertarse muy temprano a dar forma a lo que, seguramente, había imaginado
horas antes o lo que iba surgiendo de sus recuerdos, pensamientos y afanes.
Después, salía a caminar, se sentaba a la mesa de algún bar y buscaba con la
mirada a los amigos que cotidianamente iban a su encuentro.
Con varios de ellos, trabajó para que se normalice la filial
Salta de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y participó en la comisión
que levantó el monumento a Manuel J. Castilla. Hizo varios viajes al exterior y
dirigió la Biblioteca Provincial “Victorino de la Plaza”. Posteriormente, fue
nombrado como miembro de la Academia Argentina de Letras.
Recibió numerosos premios y galardones locales, nacionales e
internacionales pero, su obra es la que perdurará más allá de los
reconocimientos porque muestra, desde una óptica singular, una manera que llega
desde la pobreza y la marginalidad para extenderse por los barrios y ciudades,
con personajes orilleros, eternos, sobrevivientes de un mundo desilusionado
pero firmes en sus silencios y en sus labores.
© Agensur.info
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