Por Gabriel Profiti |
En pocas semanas, Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa
Carrió lanzarán el frente electoral entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica.
Paralelamente equipos de trabajo de las fuerzas involucradas comenzarán a
definir un plan de gobierno común con especial hincapié en las medidas de los
primeros cien días y dos palabras prohibidas: Alianza y ajuste.
Esos términos, que remiten a los 90 y a la descomposición
del gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa, son precisamente el flanco
sobre el que machacará el oficialismo durante una campaña que podría
polarizarse entre esas opciones.
El inicio de la aventura frentista tuvo sus cortocircuitos
cuando Macri dijo sin filtros que si es electo presidente el cepo cambiario
será eliminado el 11 de diciembre y anticipó que no habrá un gobierno de
coalición con la UCR y la CC.
El mensaje generó reproches cruzados y motivó reuniones de
trabajo para ir puliendo las diferencias. De eso debatieron Agustín Campero y
Miguel Braun, cabezas de los equipos técnicos de la UCR y el PRO. También hay
una mesa política encargada de avanzar en consensos electorales y de gobierno.
Carrió prefirió no enviar negociadores y presentará el mes
próximo una plataforma propia, editada en un libro. Sanz también trabaja en un
programa meramente radical. Pero todas las patas del trípode hablan de
establecer parámetros comunes sobre grandes lineamientos de políticas públicas.
En principio, las conclusiones en torno a esas cuestionadas
definiciones de Macri son que es imposible eliminar el cepo de manera drástica
y que el sistema hiperpresidencialista argentino no admite un co-gobierno.
"Mauricio dijo lo que dijo porque no quiere nada que tenga tufillo a
Alianza", se sinceró al respecto un negociador del PRO.
Pero se da por descontado que habrá radicales en una
eventual administración del PRO y viceversa; y algún destino para Carrió:
¿procuradora general?
En cuestiones políticas habrá un compromiso para respetar la
"independencia de los poderes", revisar el funcionamiento del
Ministerio Público, y aplicar políticas de transparencia.
La UCR también quiere garantizar la continuidad de YPF con
mayoría estatal y crear una Agencia Federal de Energía con participación
nacional y provincial.
En materia económica entra a jugar "el plan para los
primeros 100 días", cuando se deberán tomar las medidas que apunten a
corregir distorsiones, como la inflación, el sinceramiento de las tarifas y del
tipo de cambio y el rojo fiscal.
El criterio básico, según coincidieron dirigentes de ambos
partidos, es que las correcciones "no afecten el poder adquisitivo de los
salarios", por lo que no habrá políticas de shock sino graduales.
"Lo que no se puede sostener es el tipo de cambio
porque lo peor que puede haber es la expectativa de devaluación", anticipó
un economista del macrismo. Por ende una unificación del tipo de cambio y la
consecuente e inevitable devaluación del peso sería una de las primeras medidas
de un Gobierno de Macri.
La hoja de ruta contempla que el resto de las decisiones
antipáticas serían adoptadas a mediano plazo y que el déficit será paliado con
endeudamiento externo. "El plan permite tomar deuda hasta para obras de
infraestructura, pero eso también depende de un arreglo con los fondos
buitre", advirtió.
Es más, se estima que el Fútbol para Todos seguirá con
apertura a la publicidad privada y que no habrá despidos en las reparticiones
del Estado. Sí se esperan recortes de rutas internacionales para que Aerolíneas
Argentinas reduzca su déficit.
La gradualidad obedece a que las medidas económicas del
eventual gobierno PRO-radical tendrán dos limitaciones: uno social, porque
generarían resistencia y protestas; y el otro político, ya que la dotación de
legisladores en el Congreso será insuficiente para avanzar en soledad.
Con las actuales proyecciones, el PRO obtendría unos 50
diputados nacionales y la UCR sumaría otros 50 o 60, números que no alcanzarán
para aprobar paquetes antipáticos. Además, en el Senado, el PJ continuará con
amplia mayoría.
En ese marco, luego de las PASO en la Ciudad de Buenos
Aires, los tres partidos buscarán cerrar listas únicas de legisladores
nacionales que acompañen las boletas presidenciales de Macri, Sanz y Carrió
(todos ratificaron que están en carrera). En esta pulseada la fundadora del ARI
y de la CC sí quiere participar activamente y se reserva la posibilidad de
presentar una nómina propia si no hay acuerdo.
Según uno de los negociadores radicales la premisa es que
"nadie renueve menos de lo que pone en juego".
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