jueves, 2 de abril de 2015

Ahora Scioli es Daniel, el ultrakirchnerista

Por Ana Gerschenson
La estrategia es sobreactuar el ultrakirchnerismo. Constantemente. Se sabe, Daniel Scioli se considera un sobreviviente, en su vida personal y en la política, y no está dispuesto a ser menos en estas elecciones.

En las últimas semanas, luego de su regreso de Europa (a donde viajó para controlar su brazo ortopédico), el gobernador aterrizó dispuesto a demostrarle a Cristina Kirchner que es su natural sucesor y el mejor representante del proyecto nacional y popular.

Scioli primero instruyó a sus operadores en la Justicia, principalmente a su exministro de Seguridad, Carlos Stornelli, para que alivie la situación judicial de la Presidenta por la denuncia póstuma de Alberto Nisman, y además por el caso Hotesur, el que más le preocupa a Cristina, ya que su hijo Máximo está sospechado por operatorias de lavado de dinero en los hoteles de la familia en la Patagonia.

Stornelli marchó en memoria de Nisman el 18 de febrero pasado, pero reconoce como su jefe político a Daniel Scioli.

El gobernador puso en marcha una batería de gestos hacia la Presidenta, en un intento por detener el coqueteo permanente con la precandidatura presidencial de Florencio Randazzo, montado en los últimos meses desde la Casa Rosada. Defendió al niño mimado de la jefa de Estado, el ministro Axel Kicillof, a pesar de sus desacertadas declaraciones sobre pobreza y su justificación del impuesto a las Ganancias que generaron rechazo incluso dentro del propio peronismo.

"Yo me tengo que guiar por los resultados. Decían algunos que el país iba a entrar en una espiral inflacionaria, que nos íbamos a quedar sin reservas, que si no les pagábamos a los buitres los problemas que íbamos a tener, y nada de eso pasó", insiste Scioli cada vez que le preguntan sobre el ministro de Economía.

Pero, además, desde su regreso, acentuó la idea de que su eventual gobierno será la continuidad calcada del actual.

"Ni el cepo al dólar, ni las retenciones a las exportaciones, ni el impuesto a las Ganancias se pueden sacar de un día para el otro", adelantó el bonaerense para reforzar la idea de que no representa ningún peligro de cambio.

Esta semana, salió presuroso a apoyar a Máximo Kirchner, luego de que la revista brasileña Veja publicara que tendría cuentas millonarias a su nombre en el exterior. Se festejó en el sciolismo que el hijo de la Presidenta lo mencionara como "Daniel", al mismo nivel que Sergio Urribarri, Aníbal Fernández, Agustín Rossi y Florencio Randazzo.

En un comunicado, Scioli expresó su solidaridad "por las acciones difamatorias y calumniantes vertidas en su contra a nivel nacional e internacional". Fue un gesto doble, hacia Cristina, pero sobre todo, hacia La Cámpora, una agrupación con la que intenta estrechar lazos permanentemente.

Es en La Cámpora donde encontró reticencias políticas desde un principio, aunque -como es su estilo- con paciencia y a través de relaciones personales, como es el caso del actual secretario de la Presidencia, Wado de Pedro, ha logrado generar confianza a fuerza de cesiones políticas concretas.

La apuesta del gobernador es forzar el dedo elector de la Presidenta una vez más hacia su figura. Sabe que el ultrakirchnerismo no termina de abrazarlo. Sin ir más lejos, en estos días tanto el titular de la CTA Hugo Yasky, como el diputado ultra K, Carlos Kunkel, no dudaron en definirlo como un candidato de derecha. Sin embargo, para ninguno de los dos, como para muchos otros dirigentes K, eso importó cuando primero Néstor y después Cristina terminaron eligiendo a "Daniel" para competir en las elecciones de la provincia de Buenos Aires.

Riesgos

El riesgo sciolista es perder esa porción del electorado más moderado, el llamado independiente, que veía en su lucha por la inseguridad, una diferenciación del kirchnerismo de la "sensación de inseguridad".

Scioli decidió apostar fuerte. Jugarse todo antes del 20 de junio, cuando se oficialicen las listas de precandidatos a presidente de todos los partidos.

Para reforzar su giro al ultrakirchnerismo, ayer lanzó un nuevo afiche de campaña en donde al lado de su foto dice "Scioli para la Victoria". Traducido políticamente como "el candidato soy yo".

Claro que guarda en su manga la posibilidad, dicen en el peronismo sciolista, de jugar por afuera si finalmente no es "el elegido". Aunque otros peronistas aseguren que, luego de su conversión pública al ultrakirchnerismo, ya no hay espacio para volver atrás.

© El Cronista

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