Por Ana Gerschenson |
Horacio en julio y Mauricio en octubre: los dos siguen
necesitando a Gabriela para ganar. Por estas horas de lo único de lo que se
habla en el PRO es de "contener" a Michetti, de recomponer el vínculo
después de su estruendosa derrota en las internas del domingo.
De
"paciencia, mucho mate y café", para que el macrismo vuelva a fluir.
La tarea principal le corresponde a Macri, ya que, en el
escenario virtual de la política, fue a quien realmente se enfrentó la senadora
del PRO en las PASO.
"Algo se quebró entre los dos en estas
elecciones", aseguran los michettistas, que todavía no digieren el apoyo
público del líder del PRO a Horacio Rodríguez Larreta.
"Gabriela forzó la situación con su capricho",
justifican los estrategas de campaña de Macri, quien el domingo en el escenario
no la convocó al festejo y apenas la mencionó. En todo caso, tendrán que
recrear su noviazgo político.
Y es que Michetti rechazó las ofertas electorales de su jefe
y se obsesionó con la jefatura de Gobierno porteña. No quiso ser candidata a
vicepresidente, ni quiso pelear la gobernación de Buenos Aires, su provincia
natal, instalada como "la madre de todas las batallas" para todo
aquel que aspire a la Presidencia en la Argentina. Hoy el territorio bonaerense
es el principal agujero electoral del PRO.
En el pasado, el propio Daniel Scioli también se había
preparado años para ser mandatario electo de la Ciudad, pero en 2007 obedeció
sin chistar cuando Néstor Kirchner le pidió mudarse al distrito bonaerense.
Con los números puestos, y enojos aparte, Rodríguez Larreta
necesita más que nunca a su rival hasta el último domingo, aunque no sintonicen
personalmente. El jefe de Gabinete no puede permitir que los votos de Michetti
terminen engrosando la cosecha electoral de Martín Lousteau, y lo fuercen a una
segunda vuelta. Mucho menos que la senadora del PRO se mantenga neutral en un
eventual ballotage.
"Sólo si Gabriela ayuda a Horacio, si hace campaña por
él, vamos a poder aspirar a ganar en primera vuelta", coinciden en el PRO
al analizar el 47,3 por ciento conseguido el domingo en las PASO. Pero hasta
ahora, la legisladora no ha dado ninguna señal de que lo hará.
Ayer, en su página oficial de Facebook, Florencia, una
votante, le preguntó: Gaby los que te seguimos estamos con incertidumbre. Estoy
muy tentada por Lousteau. ¿Qué consejo nos das?. Michetti fue evasiva:
"Hola, Florencia, tu voto es tuyo. Votá con la mente y con el corazón.
Cariños!". Nada de votá a Horacio, o seguí en el PRO.
Estos serán días decisivos, de mirar al mar, de pensar en su
propio horizonte. Michetti sigue siendo la segunda dirigente más popular del
PRO, reconocida a nivel nacional. Todavía le preguntan a Macri, cuando viaja en
sus recorridos por las provincias argentinas, si Gabriela va a acompañarlo,
porque los dirigentes quieren verla, quieren hablar con ella.
Por eso, el mismo domingo a la noche, un estrecho
colaborador del líder del PRO volvió a ofrecerle acompañar a Mauricio en la
fórmula presidencial. No hubo caso.
"Mauricio tiene que recomponer, tiene que convencerla,
es el único que puede, está muy dolida", dicen los michettistas, que
tienen la orden de replegarse a pensar la ciudad institucionalmente, para
generar proyectos desde el Senado, donde la legisladora tiene mandato hasta
2019.
Su actitud generó alarmas internas. El eventual trabajo a
reglamento de Michetti complicaría los planes electorales del PRO. Los
ministros gabrielistas, como Hernán Lombardi o Guillermo Montenegro,
respetuosos de los códigos políticos, ya dejaron atrás las internas. Saben que
ahora hay que volver a la idea de "equipo".
Todos saben que hay que reconquistar a Gabriela Michetti.
Aunque, paradójicamente, no sea candidata a nada en octubre.
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