Es el candidato del
kirchnerismo a la Corte Suprema de Justicia. El postulante
admitió cobrar más de 30 mil pesos en el Senado sin obligación de asistir.
admitió cobrar más de 30 mil pesos en el Senado sin obligación de asistir.
Carlés, flanqueado por Pichetto y Rodolfo Urtubey. (Foto: DyN) |
Nacionales - Roberto
Carlés defendió este martes en la Comisión de Acuerdos su pliego como candidato
del Gobierno a Juez de la Corte Suprema de Justicia y, lejos de esconderse,
admitió que tiene un contrato con el Senado por más de 30 mil pesos que ni
siquiera lo obliga a asistir.
Su inconsistente defensa no perturbó al kirchnerismo, que le
dio dictamen al pliego e intentará aprobarlo la semana próxima. Pero por ahora
está lejos de los dos tercios necesarios.
“Soy asesor de la dirección de obras y servicios generales
de esta casa. Mi función es estrictamente jurídica. En toda dependencia
administrativa que ejerce facultades de compras es necesario actos
administrativos que requieren control letrado”, ratificó Carlés durante la
primera parte de la audiencia, en la que debió responder a consultas leídas por
un empleado de la Comisión de Acuerdos, presidida por Rodolfo Urtubey.
“Mi remuneración neta es de poco más de 30 mil pesos y mi
superior es Daniel Lauro. Los horarios dependen de la actividad que tenga. A
veces la carga es de todos los días y otras puedo trabajar desde afuera”, se
defendió.
Cuando llegó el momento de los cuestionarios, el radical
Luis Naidenoff le hizo saber que su alta remuneración se debía a que cumplía
funciones en la categoría 1 de planta transitoria, bajo la modalidad full time.
Por lo tanto, recordó que no sólo no puede asistir
eventualmente al Senado, sino que tampoco podría haber coordinado la comisión
para la reforma del Código Penal, sin “un instrumento interno” que le haya
permitido ausentarse.
Sin perder su tono monocorde y amable, que le permitió
evitar cruces innecesarios, Carlés se excusó en que la comisión se reunía los
martes después de las 16 horas y él redactó los anteproyectos “los sábados y
los domingos. Lo cual le debo a mi esposa y mis hijos”, se victimizó.
“No le creo doctor. No puede haber hecho todo el trabajo en
comisión los fines de semana. Además, necesita un instrumento interno”, cerró
Naidenoff.
Lauro es director de Obras, Mantenimientos y servicios
públicos del Senado, donde responde a los deseos del vicepresidente. Es
recordado por haber negado que Boudou haya construido un jacuzzi ni bien
asumió.
Como aún no recibía repreguntas, Carlés no explicó porqué
Lauro requería indispensablemente de sus servicios y no le bastaba con el
personal del Senado que remite a la secretaría administrativa, a cargo de Juan
Horacio “Juanchi” Zabaleta, mano derecha de Boudou.
Según su relato, el contrato con el Senado fue uno de sus
primeros trabajos en su retorno al país, tras varios años cumpliendo tareas
académicas.
Incluso, durante ese año tuvo tiempo para preparar sus dos
tesis de doctorados y viajar a defenderlas en Guatemala e Italia.
Carlés logró evadirse mejor de lo esperado sobre las
inconsistencias de su currículum, pero no pudo saldarlas del todo ni ocultar que
su objetivo no fue otro que sobrevalorar su experiencia en sus ocho años de
abogado.
Insistió en que fue asesor del Colegio Público de Abogados
de la Capital federal de la ciudad aunque lo haya negado su presidente Jorge
Rizzo. Recordó que fue víctima de una “precarización laboral” al cumplir tareas
de asesor bajo la modalidad de pasante.
Impugnaciones
La audiencia comenzó con un cuestionario diseñado por la
Comisión de Acuerdos, presidida por el salteño Rodolfo Urtubey, a partir de las
consultas e impugnaciones recibidas.
Buscaron así que Carlés amortigüe los principales
cuestionamientos antes del interrogatorio de los senadores, pero ni su
solvencia jurídica para responder cuestiones de derecho alcanzó a subsanar
algunos grises de su pliego.
El jurista desmintió todos los tuits que se registraron en
su cuenta ni bien se conoció su postulación, con elogios al Gobierno, a Amado
Boudou y malos augurios a Jorge Lanata.
“No los recuerdo. Hay gente que se dedica a hakear cuentas”,
se evadió. Negó haber avalado al Gobierno: recordó que sólo militó en la UCR y
en el ARI y que supo hacer críticas a la gestión de Cristina “que no fueron
levantadas por los medios”.
Sin embargo, lo único parecido a una objeción al Gobierno
que hizo fue su diferencia respecto al fallido intento de Cristina por lograr
que los miembros del Consejo de la Magistratura se elijan por el voto.
El radical Mario Cimadevilla lo dejó mal parado cuando le
consultó si, como figuraba en uno de sus tuits, consideraba que había sectores
de la justicia permeables a intereses. "Es una realidad que existe y hay
que subsanar", ratificó.
Otra objeción fue no registrar los 8 años en ejercicio de la
profesión como indica el artículo 111 de la Constitución.
“La exigencia es sobre tiempo de profesional no sobre
práctica tribunalicia. Si así fuera el 30% de los magistrados no podría haber
ejercido”, se defendió.
Tuvo que aclarar que tampoco fue abogado litigante durante
su residencia en el exterior “pero ejercí como jurista en tareas de investigación
mientras realizaba dos doctorados”.
Para justificar su rechazo al pliego, Gerardo Morales contó
que pidió la constancia de los bonos emitidos por Carlés para litigar y no
había registro. Confirmó así que su corta experiencia se reducía a la academia
y el asesoramiento.
“Debería contemplarse mi trabajo como asesor en la
elaboración del Código Penal”, buscó defenderse.
Otro punto en discordia es la posible violación del cupo
femenino que significaría su incorporación. “No necesariamente las minorías son
defendidas con un representante”, intentó escaparse.
Opiniones sobre la
Corte
Carlés sostuvo que los magistrados deben pagar el impuesto a
las ganancias, del que están eximidos por una acordada del máximo Tribunal.
“Los jueces deben pagar el impuesto a las ganancias como
cualquier ciudadano. Es grave que no sea así porque viola un principio de
igualdad. Y más grave es que sea por medio de una acordada”, sostuvo.
Agregó que “el argumento de la garantía de irreductibilidad
de los salarios de los jueces, prevista en la Constitución ha sido refutada en
la Corte de los Estados Unidos. Es como decirles a los jueces que no paguen la
luz y el teléfono”, comparó.
Fue el único ataque que le dio al máximo tribunal, al que
definió como “la mejor Corte de la historia”.
Incluso, se deshizo en elogios al Centro de Información
Judicial (CIJ), el sitio web de la Corte que publica fallos seleccionados por
Ricardo Lorenzetti. “Es un hecho de revolución comunicacional”.
Entre las opiniones que dio, Carlés ratificó su oposición al
aborto, peor sí dijo acordar con el matrimonio entre personas del mismo sexo.
También avaló el fallo Arriola, que despenaliza a las personas adultas halladas
con marihuana para consumo personal.
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