Los manifestantes
piden el “impeachment” (destitución) de la Presidenta por
los actos de
corrupción en Petrobras.
Son multitudinarias las marchas en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff. (Foto: EFE) |
Brasil - Cientos
de miles de personas vestidas de verde y amarillo, los colores de la bandera de
Brasil, protestaban este domingo pacíficamente en todo el país contra la
presidenta Dilma Rousseff, que enfrenta un complejo panorama económico y
también político debido al escándalo de corrupción en Petrobras.
Varios de los manifestantes reclaman el
"impeachment" (destitución) de la presidenta, que comenzó su segundo
mandato hace menos de tres meses tras ser reelecta en octubre por un margen de
apenas 3% de diferencia con respecto a su competidor Aécio Neves.
Las marchas y congregaciones reunieron en Río de Janeiro a
unas 15.000 personas, según la prensa opositora, en el paseo marítimo de
Copacabana, también en Minas Gerais, Pernambuco, Bahía, Amazonas, Goiania,
Ceará, Maranhao, Alagoas, Distrito Federal de la capital Brasilia, San Pablo y
Pará, entre otras ciudades.
Los manifestantes convocados por la oposición de centro
derecha muestran pancartas que llaman al cambio en Brasil y algunos reclaman la
destitución de la presidenta Rousseff, a la que acusan fundamentalmente por el
escándalo de sobornos otorgados por directivos de la gigante petrolera estatal
Petrobras.
En la investigación están salpicados 54 políticos, del
gobierno como de los partidos de la oposición, entre ellos los presidentes de
las dos cámaras del parlamento. En contrapartida a la convocatoria de este
domingo, el viernes pasado se organizaron manifestaciones en apoyo del gobierno
en muchas ciudades de Brasil.
Esos mítines, que tuvieron lugar sin incidentes, fueron
organizados por sindicatos, agrupaciones de estudiantes y maestros.
Rousseff publicó este domingo un video en su página oficial
de Facebook en el que defiende el derecho a "actividades espontáneas"
y recuerda que en Brasil en otros tiempos "no era posible organizar
protestas en las calles".
"Quién se manifestaba terminaba directamente en prisión
o, peor aún, se la tildaba de subversiva", dijo Rousseff, quien durante la
dictadura militar (1964-1985) fue detenida y torturada en la cárcel por sus
captores.
"Creo que Brasil debe defender manifestaciones libres,
pero, al mismo tiempo, debe asegurar que sean pacíficas", agregó en su
mensaje.
El hartazgo de la corrupción parece ser la amalgama de
muchos manifestantes que reclaman desde un golpe militar hasta la protección
del Acuífero Guaraní, mientras marchan en familia y se sacan
"selfies" sin parar con sus teléfonos inteligentes. Los vendedores
ambulantes, en tanto, aprovechan para vender agua de coco y gafas de sol.
"Brasil está siendo destruido, sólo las fuerzas armadas
pueden salvarlo", dijo la fisioterapeuta Ana Paula do Valle, de 52 años,
que colgó de su bicicleta un cartel pidiendo la intervención militar.
La popularidad de Rousseff cayó 19 puntos en febrero, a 23%,
y la presidenta enfrenta una situación complicada en varios frentes.
La economía ha crecido muy poco en los últimos cuatro años y
está estancada, hay déficit de cuentas públicas, de balanza comercial e
inflación elevada (7,7% en 12 meses), y el real se ha devaluado casi 30% en un
año. El gobierno impulsa un ajuste fiscal para poner la casa en orden, pero
esto disgusta a su vez a parte de la izquierda.
A esto se suma la tensión política e incertidumbre por el
inmenso esquema de corrupción develado en la estatal Petrobras, el mayor en la
historia de Brasil. Decenas de políticos -incluidos 22 diputados, 13 senadores
y dos gobernadores en funciones- son investigados por su supuesto
involucramiento en la trama. La mayoría pertenece al PT o a partidos que
integran la coalición de gobierno.
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