El valor educativo de
su mensaje
Marshall McLuhan: Internet, las industrias mediáticas y la Aldea Global. |
Por Marisa Pérez Bodegas
Herbert Marshall McLuhan, despierta un gran interrogante en
el mundo: ¿Sigue siendo relevante? Para muchos estudiosos de la comunicación,
sí. Consideran el legado de McLuhan como una herencia religiosa y profética,
más valiosa hoy que en 1964 porque ahora existen las tecnologías que él intuyó.
Sí, él se adelantó a
internet
Anticipó el nacimiento de internet, el medio más
inteligente: “Después de 3.000 años de explosión por medio de técnicas
fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante
las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día,
después de más de un siglo de técnica
eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso en un alcance
total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo. Estamos acercándonos a la
fase final de las prolongaciones del hombre, es decir a la simulación técnica
de la conciencia …”. ¿No está describiendo internet? Su colaborador Robert
Logan lo atestigua: “Él entendió internet. Él fue internet en los años sesenta,
conectado con todo el planeta antes de que naciera la revista Wired”.
Sí, el hombre se
extiende
La expansión internacional de las industrias mediáticas ha
vuelto realidad su sueño, que para algunos era desvarío. Y los productos
culturales de esas industrias pueden encontrarse en cualquier lugar del
planeta.
El mejicano Octavio Islas, considera a McLuhan un punto de
partida obligado: “Tal como él dijo, los medios pueden entenderse como
prolongaciones del hombre. Es un proceso continuo de re/mediación: las
tecnologías avanzadas de información y comunicaciones van conformando distintos
ambientes culturales. Y cada uno de ellos transforma nuestra forma de crear y
comunicarnos”.
Sí, somos una Aldea
Global
McLuhan dijo: “La conversión completa de nuestras vidas en
una forma espiritual de información transformaría al planeta y a la familia
humana en una conciencia única”. Este componente místico de su pensamiento ha
cautivado a las revistas especializadas en ciberespacio (Wired, The Wole Heart
Review), según las cuales, a fines del siglo XX, el icono del átomo se
sustituyó por el de la Red apareciendo
las características que McLuhan predijo: la mentalidad de colmena
(sociabilidad y falta de memoria), la capacidad de conexión de todos los
circuitos y una totalidad humana distribuida y sin cabeza.
Sí, su grito de
alerta suena
Sus colaboradores defendieron siempre el valor educativo de
su mensaje, considerándolo una especie de defensa civil frente a la
contaminación mediática. Y es que el optimismo de McLuhan sobre el potencial de
libertad de los medios había decaído hacia 1970, intuyendo lo que podría pasar
en una sociedad del espectáculo llevada hasta sus límites. Insistió en que “los
medios tenían que entenderse en función de sus efectos radicales, para
despertar a sus usuarios de un trance subliminal autoinducido. De lo contrario
se convertirían en esclavos”. Si hubiese podido ver a los medios escarbando en
el alma de Bill Clinton, sus temores se hubieran afirmado.
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