viernes, 6 de marzo de 2015

MCLUHAN / SU LEGADO

El valor educativo de su mensaje

Marshall McLuhan: Internet, las industrias mediáticas y la Aldea Global.
Por Marisa Pérez Bodegas

Herbert Marshall McLuhan, despierta un gran interrogante en el mundo: ¿Sigue siendo relevante? Para muchos estudiosos de la comunicación, sí. Consideran el legado de McLuhan como una herencia religiosa y profética, más valiosa hoy que en 1964 porque ahora existen las tecnologías que él intuyó.

Sí, él se adelantó a internet

Anticipó el nacimiento de internet, el medio más inteligente: “Después de 3.000 años de explosión por medio de técnicas fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día, después de más de un siglo  de técnica eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo. Estamos acercándonos a la fase final de las prolongaciones del hombre, es decir a la simulación técnica de la conciencia …”. ¿No está describiendo internet? Su colaborador Robert Logan lo atestigua: “Él entendió internet. Él fue internet en los años sesenta, conectado con todo el planeta antes de que naciera la revista Wired”.

Sí, el hombre se extiende

La expansión internacional de las industrias mediáticas ha vuelto realidad su sueño, que para algunos era desvarío. Y los productos culturales de esas industrias pueden encontrarse en cualquier lugar del planeta.

El mejicano Octavio Islas, considera a McLuhan un punto de partida obligado: “Tal como él dijo, los medios pueden entenderse como prolongaciones del hombre. Es un proceso continuo de re/mediación: las tecnologías avanzadas de información y comunicaciones van conformando distintos ambientes culturales. Y cada uno de ellos transforma nuestra forma de crear y comunicarnos”.

Sí, somos una Aldea Global

McLuhan dijo: “La conversión completa de nuestras vidas en una forma espiritual de información transformaría al planeta y a la familia humana en una conciencia única”. Este componente místico de su pensamiento ha cautivado a las revistas especializadas en ciberespacio (Wired, The Wole Heart Review), según las cuales, a fines del siglo XX, el icono del átomo se sustituyó por el de la Red apareciendo  las características que McLuhan predijo: la mentalidad de colmena (sociabilidad y falta de memoria), la capacidad de conexión de todos los circuitos y una totalidad humana distribuida y sin cabeza.

Sí, su grito de alerta suena

Sus colaboradores defendieron siempre el valor educativo de su mensaje, considerándolo una especie de defensa civil frente a la contaminación mediática. Y es que el optimismo de McLuhan sobre el potencial de libertad de los medios había decaído hacia 1970, intuyendo lo que podría pasar en una sociedad del espectáculo llevada hasta sus límites. Insistió en que “los medios tenían que entenderse en función de sus efectos radicales, para despertar a sus usuarios de un trance subliminal autoinducido. De lo contrario se convertirían en esclavos”. Si hubiese podido ver a los medios escarbando en el alma de Bill Clinton, sus temores se hubieran afirmado.

© Filosofía Hoy

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