sábado, 14 de marzo de 2015

Ego divino

Por Manuel Vicent
Según consta en el Boletín Oficial del Estado los profesores de religión deberán explicar a los niños de primaria la forma de pedir favores a Dios y mostrar agradecimiento cuando la súplica haya sido atendida. Con esta lección desde los seis años los niños pasarán a engrosar el acervo de los mortales que esperan una solución a sus problemas mediante plegarias a un Poder Celestial.

La oración siempre entraña un pacto egoísta. Quien alaba al Señor cree merecer una dádiva a cambio. Si en algún lugar del universo hubiera un Ser Omnipotente como el que pinta la iglesia debería de estar harto de esta murga lastimera que emiten los habitantes de este planeta pidiéndole beneficios o remedios para sus males.

El coro de alabanzas destinadas a excitar el ego divino, seguidas de un rosario inagotable de penalidades no lo soportaría en la tierra el sátrapa oriental más veleidoso. No es extraño que el silencio de las esferas sea la única respuesta.

Pero los profesores de religión lo tendrán aún más difícil a la hora de explicar a los alumnos de secundaria que Dios ha creado al hombre para que sea feliz y por tanto está obligado a expresar gratitud y amistad con su Creador.

Puede que algún alumno resabiado pregunte por qué nuestros padres fueron expulsados del paraíso si allí eran felices, iban desnudos y se sentían inmortales. Por haber probado el fruto del árbol de la ciencia aconteció el desastre – contestará el profesor. Ese árbol de la ciencia ha quedado ahora en la pizarra del aula plantado por la clase anterior que hubo de matemáticas. En el negro encerado los signos algebraicos forman una noche muy estrellada llena de constelaciones.

El profesor de religión las habrá tenido que borrar para suplantarlas por otras palabras mágicas, revelación, culpas, plegarias, milagros, misterios, ruedas de molino y otras parábolas.

© El País (España)

0 comments :

Publicar un comentario