Por Jorge Altamira |
La decisión de Elisa Carrió de abandonar la tienda de Unen y
juntarse con Macri, sería en sí misma intrascendente si no fuera porque aparece
como una acción encubridora o de distracción frente a la crisis política
desatada por las denuncias de Nisman y, luego, su muerte. Viniendo de una
‘denunciadora’ serial, la falta de protagonismo judicial de Carrió, seguida del
anuncio electoral, es sospechosa.
Nadie salió a criticarla desde el gobierno,
precisamente porque es funcional al operativo oficial de sepultar las
investigaciones. Los jueces ‘incompetentes’ le han hecho el ‘aguante’ a la
maniobra. Como buena ‘republicana’, Carrió archivó sus denuncias de corrupción
contra Macri, ni qué decir de los lazos de Macri con la CIA y el Mossad, por
intermedio de “Fino” Palacios.
Carrió no aporta votos a Macri y hasta incomoda a su pupilo
Lousteau, que aparece ahora como un duplicado del PRO en las elecciones
porteñas. Indica, sí, la disposición del macrismo a romper a Unen por todos los
medios y lo mismo con la UCR. Macri se anotó la candidatura a vicegobernador
con el radical “Pechi” Quiroga, nada menos que en Neuquén, a renglón seguido
del apoyo condicionado que recibió del presidente de la UCR, Ernesto Sanz.
Carente de proyección nacional, el macrismo no tiene otra vía que cooptar, con
los métodos que le son propios, a aspirantes de otros partidos; es también lo
que hace Massa. Sanz, sin embargo, dejó flotando el planteo de una interna
única Massa-Macri, esto para polarizar la elección con el oficialismo; lo mismo
hizo Gustavo Posse -el ‘itinerante’ de San Isid! ro. Es una intención que
algunos observadores atribuyen al grupo Clarín. Para el K Verbitsky, si la
‘opo’ no se une, ganaría el Frente para la Victoria en primera vuelta, aunque
no menciona que el beneficiado sería Scioli, un visitante frecuente de la
‘corpo’.
La fórmula de la “unidad nacional” viene siendo mentada
desde hace mucho, a veces bajo la rúbrica de “políticas de Estado”, pero
solamente para después de las elecciones. Una interna única de Macri, Massa más
De la Sota o Rodríguez Saá sería improbable. Lo nuevo, sin embargo, es que
podría ser precipitada por la crisis abierta por la muerte de Nisman, que todos
pretenden diluir por una vía judicial sin salida. La consigna del encubrimiento
es defendida hoy más que nunca, esto porque lo contrario tendría efectos
explosivos. Para contener una crisis, el gobierno recurre al apoyo financiero
de China y a un subsidio financiero gigantesco a los capitales locales, que
compran deuda pública a cambio de tasas de interés usurarias con un dólar
‘planchado’. Se va gestando una cris! is de deuda pública fenomenal. Asimismo,
el gobierno busca financiamiento internacional, a través de YPF, para lo cual
garantiza un precio del petróleo un 40 por ciento superior al internacional.
Un desmembramiento electoral de la UCR afectaría a la
candidatura de Julio Cobos y, por elevación, al PS-Unen. Las alquimias
electorales no resisten el impacto demoledor de la crisis.
Los entreveros en la ‘opo’ han sido recibidos con discreta
satisfacción en el oficialismo, el cual se encuentra en el centro de la crisis
de los servicios y del crimen de Estado contra el fiscal. Los fundamentalistas
K se agarran de la candidatura de Scioli como un único salvavidas. El
gobernador bonaerense atravesó todas las combinaciones políticas desde los ’90;
ahora es un candidato de los norteamericanos, a quienes prometió impulsar sus
inversiones por 220.000 millones de dólares.
En este cuadro, nuestro partido impulsa el inicio de la
campaña nacional del Frente de Izquierda y la asimilación, sobre la base de
acuerdos programáticos claros, de numerosas fuerzas que se han acercado a
nuestras filas frentistas -como ha sido el caso del “Perro” Santillán. La
multiplicidad de elecciones locales, en las cuales estamos interviniendo con
gran energía, no debe retrasar la movilización de conjunto, a riesgo de relegar
a la izquierda a una posición subalterna en la crisis política y su desenlace,
y caer en un electoralismo sin principios.
El Partido Obrero desarrolla una campaña de alcance
nacional, para profundizar la iniciativa estratégica de la izquierda y los
trabajadores, en franca oposición a cualquier forma de inmovilismo. Venimos de
la enorme experiencia movilizadora que significó el Congreso del movimiento
obrero y la izquierda, que se clausuró con un acto multitudinario de diez mil
compañeros.
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