Por Tomás Abraham (*) |
El socialismo santafesino está arraigado en la tradición
municipal. A ese espacio pertenece Hermes Binner. Se trata de mejorar la
calidad de vida del vecino. Dicho así, parece una frase del PRO, pero Macri
dista bastante de adherir a una visión política restringida al espacio
municipal.
Los límites de esta tradición son claros: carece de una
perspectiva política nacional, le cuesta pensar en grandes unidades
territoriales, en la diversidad y multiplicidad de factores en juego, en las
contradicciones y en los dilemas que se presentan a diario y en las variables
que en esas dimensiones no siempre son controlables como pueden serlo desde un
ayuntamiento ubicado frente a una plaza central.
Sin antecedentes políticos ni presencia territorial, carece
de experiencia en el funcionamiento de los aparatos de Estado, del peso de su
burocracia y de la madeja de intereses que lo conforman.
Respecto del radicalismo, poco y nada se puede agregar. Los
radicales han sido funcionales a todo tipo de régimen, se han acomodado a
gobiernos de signo opuesto. Han colocado un espejo en la vieja frase de Alem y
se doblan pero no se rompen, su
flexibilidad es su especial virtud. Aunque admitimos que hace tiempo que se
doblan y se rompen con llamativa alternancia. Ejemplos de flexibilidad:
secundar a Lavagna, De Narváez, Massa, Macri, Binner… Ejemplos de ruptura:
Carrió, López Murphy, los transversales…
A diferencia del peronismo, los radicales no tienen
doctrina. Puede sorprender lo que se acaba de afirmar, pero el justicialismo se
reconoce por la idea de comunidad organizada, de una sociedad gobernada desde
un Estado fuerte que coordina el poder corporativo. Descree de las
instituciones republicanas, a las que percibe con una porosidad y una
permeabilidad extremas respecto del poder económico.
El peronismo se adapta a la división republicana de poderes
al tiempo que somete su funcionamiento a su idea y a su práctica de la
política.
Pero volvamos al pensamiento municipal del binnerismo. A
pesar de sus límites, aporta algo valioso a la política como lo es la idea de
“servicio público”, es decir que colabora con un factor de honestidad sin el
cual la política es sólo el poder que construyen los ricos y los enriquecidos.
¿Por qué no? Debemos superar la ironía y dejar de
espantarnos por el peligro de una supuesta ingenuidad política, para poder
imaginar un cambio de escenario en un frente entre el FAP y el ala democrática
del kirchnerismo.
Habrá quienes dirán que esta nueva alianza es
“conservadora”, y sin temerle a la palabra rescatamos el hecho de que hay cosas
que vale la pena conservar, como las garantías establecidas por la Constitución
y la mejora en el funcionamiento de los poderes independientes del Ejecutivo,
sin lo cual nos convertiríamos en una republiqueta.
¿Por qué no una fórmula Scioli-Binner? La posibilidad de un
aporte recíproco entre la perspectiva nacional y la red política que tiene uno,
y una gestión que dé servicio a la comunidad en salud y educación, y no sólo
proteja sino que avance en lo que atañe a los derechos humanos, civiles y
sociales, puede ser beneficiosa.
¿Se puede acusar a esta yunta de neoliberal? ¿En qué sentido
se puede emplear unívocamente el atributo denostado por lo acontecido en los
90? Existe un neoliberalismo regenteado por una gran potencia como la China o
por organismos financieros
internacionales. El Consenso de Washington hoy está acompañado por el Consenso
de Shanghai. La apertura económica, el otorgamiento de zonas para la acción
irrestricta de monopolios multinacionales, la posibilidad de girar dividendos
garantizados con seguros de cambio, la firma
de convenios con corporaciones en la que la letra chica es ilegible,
etc., son una muestra de que la política exterior y la comercial ofrecen una
amplia gama de alternativas semejantes, más allá del relato contrastado que las
justifica.
La soberanía no es una cuestión de estatismo sino de Estado.
Y empresas mixtas, privadas o públicas pueden perjudicar o beneficiar al país
de acuerdo a la conducta y al poder de quienes lo gobiernen.
Cuando decimos “ala democrática”, no manifestamos más que el
deseo de una sociedad que acepte normas que permitan una mejor convivencia
entre sus habitantes. Lo peor del cristinismo ha sido nutrirse de elementos
pasionales destructivos: la prédica vengativa, la furia, la difamación, el odio
entre sectores, la amenaza, la fragmentación, el fanatismo y la frivolidad
irresponsable respecto de la violencia. Ha generado una pandemia de
resentimiento e ira que se extendió a toda la sociedad.
Que esta mejor convivencia sea deseable no quiere decir que
sea posible. Quizá no lo sea. Los grupos con capacidad intimidatoria, con la
posibilidad de provocar miedo, hasta víctimas, están distribuidos en nuestro
país en todo su territorio, y en estado bastante anárquico. Los gritos de no
volver atrás y de no permitirle al próximo gobierno lo que fuere tratan de
confundir a la gente y de atemorizarla. El control de los servicios de
espionaje con fines extorsivos tiene el mismo fin.
Pero vale la pena intentar el cambio para reforzar la
democracia y alejar los intentos de autocracia.
El cristinismo sabe que en un ballottage pierde. No tiene
consigo a más de la mitad del país, y más de la mitad no lo quiere aunque sea
primera minoría. Podrá lograr votos demonizando a adversarios, pero es probable
que no le alcance para una victoria. Ni Scioli ni Randazzo en nombre de la
Presidenta generan la confianza de poder propio, de autonomía en las
decisiones, y la imagen de ser títere de una ex presidenta y de su dispositivo
de presión no es convincente.
Sólo el gobernador bonaerense puede recolectar votos en
sectores no afines al kirchnerismo, al menos aquellos que no pertenecen a la
demagogia y al extremismo opositores. Binner, al rechazar una alianza de todo
el arco opositor, también matiza su posición política al afirmar que nada
justifica un planteo salvacionista en nombre de la república “ya que no estamos
frente a Pinochet”.
El PRO, por su lado, sí parece tener una oferta de
“chilenismo”, el sueño de una sociedad progresiva y estable, respetuosa de las
jerarquías y moderada en los cuestionamientos respecto de las inequidades.
Parece ideal, en especial para los que mandan. En un cierto sentido, es una
propuesta reaccionaria light, y en cualquier otro, quizá también.
Sergio Massa es un aventurero. Podemos esperar de él
cualquier cosa, por eso es peligroso.
Burlas y carcajadas. Esta idea del binomio Scioli-Binner es
buena porque va a ser rechazada y burlada por todos, y no digo casi todos, sino
todos, y por supuesto de parte de los candidatos mencionados. Para que esta
idea se concrete, el ex gobernador de Santa Fe debería imponerse a los grupos
políticos de UNEN que se trepan a su nombre para tener una mínima figuración
política. Tumini y Donda son los primeros que deben comprender una estrategia
amplia ya que tienen la experiencia de haber estado integrados al kirchnerismo
para luego conformar una alianza con Prat-Gay. Margarita Stolbizer también debe
decidir si su plan político se reduce a decir que los Kirchner roban. Solanas
no comprenderá nada más que lo que ya comprendió, por lo que predica en nombre
del primer peronismo de hace más de seis décadas.
Como sería casi un milagro que esto llegara a suceder, los
convocados a este lanzamiento se reirán a carcajadas con esta idea de una
fórmula de un voto, el mío. Pero es buena ya que no se basa en ningún
malentendido. Es inútil pero responsable. No se apoya en un deseo ni en una
imagen irreal de nuestro país. No
inventa un pueblo sobre un desierto de historia. No lo hace desde la
incapacidad política en nombre de un ideal revolucionario macabro, ni por una
república diagramada en comités, estudios de televisión y en el back office de
algunas redacciones.
Propongo una fórmula, no un programa de intenciones, ni un proyecto inodoro que no lastime a nadie,
ni principios generales que todos firman, ni palabras de circunstancia que sólo
llenan con vacuidades la falta de iniciativa política y liderazgo. Selecciona
lo que a mi entender considero lo mejor del oficialismo y de la oposición.
(*) Filósofo. www.tomasabraham.com.ar
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