martes, 20 de enero de 2015

La muerte del fiscal muestra al mundo una Argentina violenta y poco confiable

Por Ana Gerschenson
El fiscal que acusó a la Presidente Cristina Kirchner de encubrir la culpabilidad de Irán en el atentado a la AMIA fue hallado muerto. El titular se repitió ayer y hoy en los principales diarios y cadenas informativas del mundo. La Argentina volvió a ser noticia. Falta de garantías constitucionales, sospechas mafiosas, una guerra en los servicios de inteligencia, violencia política y miedo fueron palabras que cruzaron en las últimas horas los artículos que reportaron el fallecimiento del fiscal que llevaba adelante la Unidad Especial de Investigación del peor atentado terrorista de la historia argentina.

"Dudas en un aparente suicidio del fiscal que acusó a Cristina Kirchner", se leyó en el Japan Times. La información es de tal gravedad que también ocupa un espacio en la tapa del periódico financiero inglés Financial Times, al igual que en The Telegraph, el italiano Il Messagero y las señales BBC y CNN, entre tantas otras. Y es que el hecho sucede en un contexto internacional sensible por los atentados extremistas en Francia. En el diario brasileño O Globo se describe "la diplomacia paralela argentina"que había sido denunciada por Nisman, "una muerte que causa conmoción política en la Argentina".

El editorial del diario español El País del día de hoy comienza: "Decía el ex presidente argentino Carlos Menem que nadie muere la víspera. Eso es exactamente lo que le ha sucedido al fiscal Alberto Nisman, encontrado sin vida en su domicilio, con un tiro en la sien, horas antes de una prevista comparecencia ante el Congreso para explicar las graves acusaciones que hizo la semana pasada contra la presidenta Cristina Fernández".

La muerte inexplicable del fiscal muestra al mundo a una Argentina violenta, poco confiable, y con un bajo nivel de institucionalidad. Pero además, ubica a la Presidente en un rol por lo menos dudoso, en la lucha internacional contra los ataques extremistas.

La seguidilla de movimientos poco claros se cuentan en los artículos de los diarios de otros continentes. Y es que a la marcha de jefes de Estado que se realizó en París en apoyo a la libertad de expresión, luego del ataque a la revista Charlie Hebdo, el canciller Héctor Timerman dijo que concurrió como ciudadano. No fue autorizado por la Presidente a hacerlo en calidad de ministro del gobierno argentino.

La acusación de Nisman, acompañada de 300 fojas y otras pruebas que fueron presentadas ante un juzgado federal la semana pasada, también había tenido gran repercusión en la prensa internacional.

La tremenda acusación contra Cristina, de negociar impunidad por petróleo con el gobierno iraní, realizada nada menos que por un fiscal que su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner había designado, ya había recorrido el redil noticioso la semana pasada.

La muerte del fiscal federal, días después de hacer pública la denuncia contra la Presidente y a horas de precisar los detalles y revelar, según prometía, nuevas pruebas contra Cristina y su canciller, es hoy la foto de la Argentina, su imagen. Y sucede, en el último año de su mandato constitucional.

The Times de Israel, en un artículo firmado por el columnista David Horovitz, que conoció al fiscal, publicó una nota que termina con una pregunta indispensable. Nisman quería Justicia por la AMIA. ¿Ahora quién va a hacer Justicia por Alberto Nisman?

© El Cronista

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