jueves, 22 de enero de 2015

EVO MORALES ASUME TERCER MANDATO

Estarán presentes siete mandatarios y representantes 
de otros 40 países.

Evo Morales recibió el cetro que lo consagró como líder de los pueblos originarios de
Bolivia. Este jueves, Morales asumirá su tercer mandato presidencial. (Foto: ABI)
Bolivia - El presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, jurará este jueves su tercer mandato hasta 2020, en presencia de al menos siete mandatarios, entre ellos Dilma Rouseff, del gigante Brasil, y cinco vicepresidentes de América, Asia, Europa y África además de representantes de 40 países, entre ellos una comisión de alto nivel de Estados Unidos.

Un día después de recibir el bastón de mando de los pueblos indígenas del hemisferio sur, en una ceremonia verificada en las ruinas de Tiawanaku, la civilización precolombina más longeva de la región,  Morales jurará a la Presidencia de Bolivia en una sesión de la bicameral Asamblea Legislativa Plurinacional, en La Paz.

Ganador sin contraste de las elecciones generales de octubre último, Morales, primer presidente indígena de Bolivia y la región, juramentará a su tercer mandato consecutivo desde 2006 en presencia de su colega Rouseff que, en el amanecer de su segundo mandato, subirá por primera vez a la altura de La Paz (3.600 m sobre el nivel del mar).

Los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Paraguay, Horacio Cartes; Venezuela, Nicolás Maduro; Costa Rica, Luis Guillermo Soliz; Trinidad y Tobago, Anthony Carmona y el recientemente electo Hage Geingob, de Namibia, han confirmado asimismo su asistencia a la investidura de Morales, cerca del mediodía boliviano del jueves.

Morales se ceñirá la banda presidencial en presencia de los vicepresidentes Lázara Mercedes López Acea, de Cuba; Amado Boudou, de Argentina; Marisol Espinoza, de Perú; Mohamed Larbi Ould Khelifa, de Argelia y Viktor Sheiman, de Bielorrusia.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, envió, a la nueva toma del poder en Bolivia, una comisión de alto nivel de la Casa Blanca, en suerte de señal política pese a las relaciones de La Paz y Washington, anómalas desde 2008.

Otros 40 países, entre ellos una comisión del Senado de Chile, acreditarán a representantes de alto nivel en la ceremonia que seguirán con similar rigor representaciones de organizaciones sociales y pueblos originarios de Latinoamérica, Europa, Africa y EEUU.

Tras recibir las abluciones del mundo ritual originario de la región, Morales, un cultivador y pastor de llamas en su niñez y juventud de estrechez económica indecible, asumirá su nuevo mandato con el desafío de consolidar el crecimiento de la economía boliviana, boyante pese a las turbulencias en la cotización internacional de las materias primas y de sostener su principal emprendimiento, la industrialización del país andino amazónico, tanto en hidrocarburos como minería.

A la par, llevar a buen puerto la aspiración boliviana de recuperar una salida propia al mar Pacífico, para lo que ha sentado ya a su reticente vecino Chile en los estrados de la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, Holanda, contencioso que debe resolverse antes de 2018.

El dirigente, mandatado para gobernar Bolivia por un lustro más, se ha impuesto también la tarea de refundar la justicia boliviana, titánica por los niveles insospechados de corrupción con que fue parida en 1825 y más aún después de un fracaso en 2010, cuando promovió la elección popular de los magistrados.

Seducido por la posibilidad de convertir a Bolivia en el granero del continente y de alcanzar en el lustro 2015-2020 la autonomía alimentaria del país, objetivos a los que se ha entregado con ahínco en los últimos 4 años con la dotación de fuentes de agua principalmente para el riego, Morales buscará concluir en esta su tercera gestión presidencial la conectividad carretera y ferroviaria boliviana.

Esto le permitirá convertir a su país en paso obligado de las exportaciones del gigante Brasil a los mercados emergente de Asia por el Pacífico.

Con apoyo chino, Morales postula la construcción de un ferrocarril rápido en territorio boliviano que conecte el puerto brasileño de Santos, en el Atlántico, con el de Ilo, Perú, en el Pacífico.

Informe: ABI

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