jueves, 11 de diciembre de 2014

Urtubey, el gran defensor de Boudou

Rodolfo Urtubey y su relación con Amado Boudou.
Por José Montenegro

A fines del año pasado, la situación judicial del vicepresidente Amado Boudou, ya había entrado en una zona que no solamente desquiciaba emocionalmente al propio acusado, sino que además llegaba a dañar seriamente la institucionalidad del país, no tanto por los actos judiciales en sí, sino por la falta de honorabilidad ante una situación histórica por la gravedad de los hechos.

Con múltiples causas abiertas que van desde estafa, falsificación de documentos públicos, enriquecimiento ilícito, incumplimiento de los deberes de funcionario público, recepción de dádivas y todas las variantes habidas y por haber de estas causas enmarcadas en tenebrosos hechos de corrupción, tienen, además de la lectura jurídico-judicial, una visión política ineludible.

Ignorando, exprofeso, esta última condición, el senador nacional por Salta, Rodolfo Urtubey, fue el más arduo defensor oficialista del acusado (y procesado) vicepresidente Boudou: “No podemos tomar ninguna determinación hasta tanto no haya una acusación de la Cámara de Diputados; si lo hacemos, habremos prejuzgado ya que nos tocaría actuar como cámara juzgadora ante un eventual juicio político”.

Los senadores opositores requirieron, no el juicio político que devendría si Boudou es encontrado culpable al finalizar el juicio oral al que fue derivado, sino que el vicepresidente y titular del Senado tome una decorosa licencia hasta que se termine de dilucidar su situación judicial. Cuando comenzaron las primeras acusaciones, todo el oficialismo y sus bloques parlamentarios, salieron a defender a Boudou. En los últimos meses del año pasado, únicamente Rodolfo Urtubey puso las manos al fuego por el vice procesado.

Incluso, se permitió bromas ramplonas al descalificar las acusaciones que pesaban sobre Boudou cuando era ministro de Economía: “No es un hecho parlamentario” sostuvo entonces Urtubey y sugirió que la Secretaria Administrativa enviara una nota a través de “un chasqui”.

Mientras tanto, el propio jefe del bloque al que pertenece Urtubey, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto, no quiso ni mirarlo a Boudou, tal es el enojo que aún mantiene con el vicepresidente. Claro, Pichetto quiere seguir haciendo política, más allá de Cristina Kirchner y de su procesado vice. Tenerlo a Boudou sentado al frente, es para Pichetto, mucho más que una mochila de plomo. Muchos de sus compañeros de bancada opinan lo mismo. Salvo Urtubey, claro, que de este modo parece querer allanarle ante el gobierno de Cristina, el camino ambiguo que viene andando su hermano gobernador, Juan Manuel, considerado un “kirchnerista light” por la mayoría oficialista.

Ahora, cuando se abre la posibilidad cierta de que Boudou se incline (obligado) a la majestuosidad de la ley a la que eludió con cinismo, sin vergüenza y con una falta de ética republicana que asombra al mundo, habrá que ver si Rodolfo Urtubey vuelve a sostener sus argumentos con la lógica jurídica (que no siempre es republicana) o con la lógica del comportamiento social e institucional que corresponde.

Y habrá que ver si el otro Urtubey, el gobernador, deja de celebrar en la vendimia mendocina con un múltiple procesado que, lamentablemente, conduce los destinos de una institución republicana como el Senado nacional y, eventualmente y como una bofetada a la fe pública, los propios destinos del país.

© Agensur.info

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