Cristina y Evo durante la Cumbre del MERCOSUR. (Foto: Télam) |
Nacionales - De
nada le sirvió a Evo Morales aguantarse dos días enteros una marca personal de
Sergio Urribarri. El presidente de Bolivia, que vino a Paraná con la esperanza
de que el MERCOSUR nombrara a su país como miembro completo, se fue con las
manos vacías.
El premio consuelo se lo otorgó Cristina Kirchner, que le
facilitó la firma de un convenio con Toyota por el que invertirá 64,5 millones
de dólares a cambio de 702 ambulancias de fabricación argentina.
Todos los presidentes se refirieron al ingreso de Bolivia al
MERCOSUR como una medida positiva para el bloque, aunque patearon el tema para
el año que viene y Evo se quedó con las ganas.
Como explicó LPO,
el ingreso de Bolivia es negado por el presidente paraguayo, Horacio Cartes,
que incluso se tomó el atrevimiento de aclarar que “no entendía” por qué
Bolivia no se suma al MERCOSUR.
Cartes quiere vender cara la suspensión que sufrió Paraguay
por parte de sus pares del MERCOSUR cuando fue destituido su antecesor,
Fernando Lugo. Durante la suspensión de Paraguay, los otros tres miembros que
por ese entonces tenía el grupo (Brasil, Argentina y Uruguay) modificaron el
protocolo para que pudiera ingresar Venezuela al MERCOSUR.
Ahora, tras la restitución de Paraguay, Cartes pide un nuevo
cambio de protocolo. Aunque en realidad, según señalaron en la cumbre, el
paraguayo utiliza su voto negativo al ingreso de Bolivia para negociar acuerdos
económicos para su país.
El ingreso de Bolivia debe ser votado por los parlamentos de
cada uno de los miembros y la brasileña Dilma Rouseff es junto con Cartes la
única mandataria que aún no ordenó al parlamento de su país que acepte al país
de Evo.
Convenio entre
Cristina y Evo
La firma del convenio de Evo con Toyota le sirvió a Cristina
para encontrarse con el reducido grupo de militantes de La Cámpora y Unidos y
Organizados que acudieron a la cumbre.
Dejando de lado el contexto de una cumbre de presidentes,
los militantes corearon los habituales cánticos que suelen corear en los patios
de Casa Rosada y generaron la sorpresa tanto de los diplomáticos como de los
periodistas extranjeros.
En los reducidos instantes en que la dejaron hablar los
militantes, la presidenta dijo que era sólo una intermediaria en la firma del
convenio. "Yo no soy dueña de Toyota", aclaró.
Como la banda de militares comenzó a tocar la marcha de San
Lorenzo en las afueras de la Vieja Usina de Paraná, Cristina bromeó: “Me están
haciendo una revolución”. “No, ya no más”, se rectificó y señaló “esos eran
golpes, además revolución hay una sola y es la de Mayo”. A metros de Leopoldo
Moreau, uno de los enfervorizados presentes, un colega murmuró que la
presidenta se olvidó del 17 de octubre de 1945, día de la revolución peronista.
El propio Evo fue coreado por los militantes, que le sacaron
una sonrisa nerviosa cuando dijeron que Kirchner no se murió, sino que “vive en
el pueblo la puta madre que lo parió”.
En un momento incluso gritaron “Axel presidente”, pese a que
segundos antes, habían coreado que la JP bancaba a Urribarri, uno de los
candidatos del Frente para la Victoria.
Kicillof, que estaba sentado en primera fila, devolvió el
gesto luego de la conferencia y tal como hubiera hecho una estrella de rock se
arrojó de espaldas sobre los militantes, que le tocaban el pelo en búsqueda de
la salvación.
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