jueves, 18 de diciembre de 2014

EL CULTO A LA REPÚBLICA

[El único que vale, por cierto]

Por Martín Risso Patrón
Los totalitarismos se caracterizan por cultivar e imponer al Pueblo el culto a la personalidad y al Partido. Lo que nunca se destaca, a partir de esa obvia referencia, es que lo hacen utilizando eufemismos en los que mencionan a las formas democráticas de ejercer el Poder, vayan como ejemplo: “República Socialista de Cuba”, “República Islámica de Irán”, “República Bolivariana de Venezuela”, “República Popular Democrática de Corea”, “República Democrática del Congo”... y esto podría seguir hasta cubrir el universo de las dictaduras.

Sabemos que en dos de los Estados que aquí se han mencionado, el Partido es la quintaesencia del Poder [Cuba y Corea]; en otro, es un dios que usa como instrumento del Poder a los hombres [Irán]; y en los dos restantes, el eufemismo en su más nítida expresión, porque en ellos impera la voluntad omnímoda de alguien, muerto o vivo, pero se enuncian, uno como democrático [Congo], y el otro como emergente de una figura democrática, cosa que no es verdad [Venezuela]. Lo que los iguala a todos los regímenes totalitarios es definirse como Estado según una forma republicana, pero vacía, absolutamente vacía de contenido democrático en la realidad. Hechos, a la vista: Elecciones “populares” amañadas, cuando no dirigidas, voluntades supremas por sobre la supremacía del Pueblo, situadas precisamente en líderes carismáticos y aparatos burocráticos políticos dueños de la vida y de la muerte de propios y extraños [como en el caso de Irán, clarísimo].

Así, en estas “democracias”, el Culto, como todo culto, adquiere formas rituales, litúrgicas, catequísticas y emblemáticas asentadas en la voluntad del líder carismático o del Partido. No hay otra.

A escala de la historia del siglo XX, aprendimos que el sistema de coordinación de voluntades populares para organizar un gobierno de Estado, tuvo al menos dos formas de expresión: El partidismo y el corporativismo. Stalin emerge de una expresión política de una teoría económica, que asume un mandato “revolucionario”, pero termina imponiendo su propio nombre: Estalinismo; lo mismo con la China Popular de Mao, que culmina en Maoísmo. En estos dos casos, el Partido comparte el culto con el culto a la personalidad; eso emerge del partidismo. Curiosamente, los Estados corporativos nazi-fascistas y comunistas exaltan el Partido, por sobre la personalidad: La Alemania hitleriana de los 30 a los 45, es Nacionalsocialista, apodada Nazi por la historia, y la Italia mussoliniana es Fascista: “República Social Italiana”, se llamó en esos momentos.

Peronismo 

En nuestro país, en el 45, destaca la evolución política hacia un partidismo algo particular, como contestación a la década infame inaugurada, precisamente, en una forma dictatorial de corte oligárquico custodiada por las armas del mismo Estado y sostenida por la oligarquía del momento y la jerarquía eclesiástica, que había echado por tierra los sueños democráticos de los autonomistas, de los radicales y de los socialistas. Nace la concepción justicialista, a la que curiosamente, los reformadores constitucionales de 1949, en su mayoría constituyentes pertenecientes a esa nueva corriente política, ajena equidistantemente de los dos extremos ideológicos posibles [derecha e izquierda], no le imponen como aditamento al nombre oficial de Nación Argentina, el modificador Justicialista.

Pero fue tal el liderazgo del ideólogo, que la ideología adopta casi de inmediato su propio nombre: De Justicialismo, pasa a denominarse Peronismo. Posiblemente haya sido el alto contenido emocional [dictado por el amor a su hombre, de eso no me caben dudas] que María Eva Duarte imprime a sugestión en el ámbito social, mundialmente reconocida como popular, el que haya impuesto el cambio. Hay quienes sostienen que, si esto no es culto a la personalidad, que no valga... Un juicio abierto a la Historia. Aquí sostengo que no está legitimado como tal, sencillamente, porque, al menos, los dos grandes programas políticos de gestión justicialista no se llamaron “peronistas”, ni tuvieron aditamento alguno de corte partidario en su denominación. Simplemente se llamaron, el primero y el segundo Planes Quinquenales del gobierno de la Nación.

Es que el sistema está viciado 

Cuando se vacían de contenido el pensamiento y la praxis política tanto institucionales como de debate ideológico, comienzan a dar vueltas en las cabezas de dirigentes las obviedades hijas de la orfandad de ideas; y eso se hace ver en el verbalismo que es objeto hoy de estas reflexiones.

Justicialismo, ausente sin aviso en el discurso, la propaganda y la praxis desde Menem en adelante. MenemismoKirchnerismoCristinismo, la terminología litúrgica, desde los 90 en adelante, malogradas excrecencias que ha ido minando, hasta eliminarlo, al sustrato ideológico justicialista. Cientos, miles de avenidas, locales públicos, jardines de infantes, colegios, hospitales, hoy se llaman “Carlos Kirchner”; y la larga marcha del “vamos por todo”, está conducida... por el cristinismo, la Jefa, le dicen. Culto a la personalidad. Las manos legislativas sólo se elevan a los cielos desde donde nacen las órdenes, no hacia la República, que demanda debate, amigos. Los latrocinios, los fraudes procesales, la corrupción aquí y acullá, la burla sistemática de las instituciones republicanas con eufemismos como “democratización de la Justicia” para consagrar impunidades. La negación, reitero, del debate legislativo, que no es otra cosa que una forma de la represión ideológica. La discrecionalidad en el uso del espacio democrático de las comunicaciones sociales: Ahora la cadena será obligatoria cada vez que la Jefa y su equipo de propaganda quiera hacer propaganda, violando la sacralidad de la Libertad de prensa y desvirtuando el mandato constitucional de que el gobernante hará uso de ella sí y sólo si alguna circunstancia catastrófica o de gravedad institucional lo impone.

El minúsculo régimen de Salta 

Ya que estoy en esto de la libertad de expresión, debo decir que asistimos en Salta a uno de los agravios más grandes que puede propinarse al sistema republicano: Se eliminan pautas publicitarias del gobierno ejecutivo provincial discrecionalmente, siendo víctimas, precisamente, los medios gráficos, radiales y televisivos que gozan, y lo hacen conocer, de independencia del engendro político gobernante, al que da vergüenza llamar partido, porque sencillamente, es la negación de un espacio ideológico, y por supuesto, menos que menos, justicialista.

Destacaré, entre varios, el caso del agraviante golpe que le propinó el minúsculo régimen de Juan Manuel Urtubey al semanario “Nueva Propuesta”, del señor Periodista Juan Guillermo Gonza, permanente garante de la Libertad de prensa, con el quite de la pauta oficial, obligatoria por mandato legal, en cumplimiento de la obligación de dar a publicidad de los actos de gobierno en todo el espectro de la información pública. Hoy es materia de demanda judicial.

El minúsculo régimen de Urtubey copiador de las muecas del régimen de la Jefa. Impulsor de una Justicia infestada de nepotismo; agraviador del medio ambiente natural y cultural. Un Juez republicano, sólo uno, por ahora, lo está poniendo en caja, con el asunto maloliente y desquiciado de la destrucción de las peatonales del centro de la ciudad. Está de rodillas ante la Justicia, pero mira altaneramente al Pueblo. Así le irá en las próximas urnas, si es que no se amañan los cómputos de los votos electrónicos. A propósito, en estos días, y vinculado con la actuación del Juez Ángel Amadeo Longarte, quien otorgó el amparo solicitado por el abogado Santiago Pedroza en su carácter de vecino para detener las obras de las peatonales, tenemos un siniestro anticipo[¿mensaje?] de lo que se puede hacer con la electrónica en esto de los votos y las estadísticas: El puntero de Isa con cargo político Mauro Sabbadini, dispuso de las horas de trabajo oficial del personal municipal, para que éste, por orden suya, vote fraudulentamente en la encuesta de consulta popular [legal y legítima]. Destino de proceso por fraude procesal en un expediente con estado judicial.

¿Tenemos el deber de vivir esto, nosotros, el Pueblo salteño, sólo por el hecho de haber votado en mayoría a estos personajes como Isa y Urtubey y sus secuaces legislativos...?

Mire vea, Doña Clota, me estoy cansando ya. Lo único que le digo y entiéndalo de una vez por todas: Estos no tienen siquiera la capacidad de generar un culto a su personalidad, porque simplemente la han perdido besando las alfombras de la Rosada, ni partido tienen, para hacer un culto de él. Son nadie gobernando a todos.

Aquí lo que se impone, es recuperar el único Culto posible en la vida en Democracia; el culto a la República, matriz garante y contenedora de la Libertad; el único Culto válido y posible si es que queremos recuperar la dignidad que identifica a un Pueblo Libre y democrático.

© MRP

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