viernes, 5 de diciembre de 2014

Desde que cobramos el sueldo hasta que gastamos el último peso, pagamos impuestos

Por J. Valeriano Colque (*)
Desde el momento que cobramos el sueldo a principios de mes hasta el último día que gastamos el último peso, estamos pagando impuestos.

Algunos son más visibles, están discriminados en el recibo, nos llega la boleta a nuestro hogar o tenemos que presentar una declaración jurada. Pero en otros casos no somos del todo conscientes de cuánto estamos tributando con cada gasto que hacemos.

Según cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), un asalariado que mantiene a su grupo familiar puede destinar al fisco entre 35 y 50 % de su sueldo bruto.

La estructura tributaria argentina es muy compleja y, aunque hay impuestos que gravan a las empresas y otros a las familias, en definitiva, son los consumidores quienes terminan soportando, directa o indirectamente, casi toda la carga.

Una familia paga impuestos sobre sus ingresos y sobre sus gastos, pero también los bienes que posee (generen o no una renta) están sujetos a tributación. Algunos los cobran la Nación, otros las provincias y otros los municipios.

Mientras unos están “disimulados” en valores generales (el IVA incluido en el precio de venta, por ejemplo) otros están claramente discriminados. En algunos casos, el contribuyente tiene que determinar el monto que paga (la declaración jurada de Bienes Personales o Ganancias) en otros, los montos son fijados por el Estado.

Además, existen tributos que se actualizan solos siguiendo a la inflación (IVA o Ingresos Brutos), mientras que otros requieren que los distintos estamentos de Gobierno cambien los parámetros de pago. Y en estos últimos hay de dos tipos: aquellos que, si no se modifican implican mayor presión tributaria (Bienes Personales, Ganancias), y otros que, al no tocarlos generan menos recaudación (Inmobiliario).

Sobre los ingresos. A la hora de cobrar, una familia ya abonó varios impuestos. El salario bruto de un empleado formal su salario bruto tiene cargas sociales (jubilación, obra social más Pami) y, el 10 % que más gana tributa el Impuesto a las Ganancias, cada vez es más oneroso para aquellos que están alcanzados.

Los trabajadores independientes abonan Ganancias, IVA, (salvo actividades exentas), y los aportes de la seguridad social a la Anses o a cajas provinciales, en el caso de profesionales. La mayoría de los autónomos está alcanzado por la alícuota máxima de Ganancias, el 35 % de la base imponible. Si es monotributista, abona un monto fijo según su categoría que corresponde a IVA más Ganancias y otro para la seguridad social.

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) estima que un asalariado paga entre el 10 y el 25,2 % de su ingreso bruto en concepto de Ganancias. Con las cargas sociales, la carga oscila entre 17 y 35 %, según el salario.

Sobre los gastos. Con los ingresos en el bolsillo, llega la hora de gastar o ahorrar. Los productos que consume una familia (alimentos, indumentaria y calzado, limpieza, entre los principales) tienen incorporado en su precio el 17,35 % que corresponde a la alícuota del 21 % del IVA.

Además, las empresas fabricantes, transportistas y comercios pagan impuestos sobre estas ventas: Ingresos Brutos (en Salta (Actividades Económicas) la tasa general es el 3,6 % de la facturación), Comercio e Industria y otros impuestos nacionales (internos o específicos). Todos estos tributos no están puestos como un porcentaje del precio, pero las empresas lo trasladan y, finalmente, lo termina pagando el consumidor.

En tanto, los servicios públicos (luz, agua, gas, transporte), o privados (cable, teléfono, celular) también tienen incluido IVA, impuestos específicos nacionales, provinciales y municipales.

El cálculo del Iaraf arroja que entre el 17 y 20 % del consumo de las familias analizadas corresponde a impuestos. De estos, entre 13 y 15 % son cobrados por la Nación (una parte se coparticipa) y el resto por provincias y municipios.

Sobre el patrimonio. El Estado también cobra tributos sobre los bienes que poseen las personas, y son impuestos que no están en relación al nivel de ingreso familiar.

Las provincias y municipios recaudan contribuciones sobre inmuebles y automotores. En Salta y las demás jurisdicciones no hay una alícuota única sino que varía según distintos criterios.

La Nación cobra el Impuesto sobre los Bienes Personales. Se aplica a aquella persona que tienen un patrimonio de 305 mil pesos o más. Este monto se fijó en 2008 y no se modificó desde entonces, pese a la inflación. Así, cualquier persona que tenga una casa y un auto, ya tiene que tributar.

En el caso de inversiones, existen algunos exentos (títulos públicos, depósitos) pero otros sí están incluidos en Bienes Personales.

El cálculo del Iaraf, para las cuatro simulaciones planteadas, le asigna a estos tres tributos un peso de entre 1,8 y 4,1 % del salario bruto.

El peso impositivo en productos y servicios típicos

Alimentos. El 21,22 % del precio final de venta de los alimentos no lo recibe el comerciante, sino que lo deriva a los fiscos nacional, provincial y municipal.

El IVA se lleva el monto más significativo (el 17,36 %) en la mayoría de los productos que tributan a la alícuota general del 21 %. Ingresos Brutos (Actividades Económicas) representa el 3,3 % y Comercio e Industria, otro 0,81 %.

Sin embargo, esto no incluye los impuestos que toda la cadena de fabricación y distribución paga y que, finalmente, se traslada a los consumidores. Según una estimación del Iaraf, si se suman estos componentes se obtiene que el 39,7 % del precio al público de los alimentos son impuestos. Si se quita el 8,3 % de costos laborales (aportes a la seguridad social), queda en 31,4 %.

El peso del IVA se mantiene, pero el de Ingresos Brutos (Actividades Económicas), en este caso, se eleva a 7,2 % (el impacto en cada sector de la cadena se acumula) y el de los tributos municipales llega al 1,6 %. Aquí no se computan los valores de Salta, sino un promedio nacional. Ganancias representa el 2,6 % del precio y el impuesto al cheque el 2,3 %.

Alimentos básicos. Bienes como la carne, algunos lácteos y otros de la canasta básica, tienen un IVA diferenciado del 10,5 %. Aquí, la carga directa sobre el precio es del 14,2 %, que se elevaría a 34 % (incluido 9 % de seguridad social) con toda la cadena.

Combustibles. Son los productos de la canasta familiar que más carga impositiva soportan. Además del IVA, están gravados con el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC). Las naftas también tienen que pagar la Tasa Hídrica y el gasoil, un impuesto específico. Estos tres tributos nacionales representan el 47 % del precio de venta al público de la nafta y el 51 % del valor del gasoil en el surtidor.

Automóviles. La venta de vehículos tiene también un alto porcentaje impositivo. Sobre todo, si se trata de los de media y alta gama, luego del impuesto que la Nación aplicó hace un año.

En el caso de los autos no alcanzados por este tributo, según una estimación de Acara, Afac y Adefa, el 39,37 % del precio final eran tributos. El 17,36 %, corresponde al IVA, el 3,6 % a Ingresos Brutos (Actividades Económicas) y otro 4,9 % a contribuciones patronales. Además, el Impuesto al Cheque tiene un peso importante del 3 % y Ganancias, del 2,1 %. El resto son impuestos provinciales, municipales y aranceles.

En el caso de vehículos de gama media (con precio de fábrica de entre 170 mil y 210 mil pesos), con la primera escala del impuesto los tributos representan el 52,7 % del precio final, según Iaraf. En tanto, los de alta gama (más de 210 mil pesos, tienen un componente impositivo de 63,5 %.

(*) Economista

© Agensur.info

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