El actual titular de
la ANSeS quiere ser gobernador de Buenos Aires con la ayuda de los principales
dirigentes del peronismo clásico.
Bossio cuenta con el apoyo de varios gobernadores, entre ellos, Urtubey. |
Nacionales - La
primera señal se produjo en la pasada cumbre del PJ en Mendoza, que tuvo que
dato central el apoyo de los principales gobernadores peronistas a la
candidatura presidencial de Daniel Scioli, más allá de lo que quiera o no
quiera Cristina Kirchner. En ese mismo encuentro, torpedeado infructuosamente por la
Casa Rosada, se vio a Diego Bossio arribar a la provincia del vino en el mismo
avión que Scioli. Luego ocupó un lugar destacado en el palco.
Con Martín Insaurralde en tránsito hacia el massimo y
Florencio Randazzo jurando sobre siete biblias que no se bajará a la provincia,
Bossio empieza a ser visto por buena parte del establishment peronista como el
candidato más potable para pelear la provincia.
En las últimas cuarenta y ocho horas lo recibieron dos
gobernadores, el salteño Juan Manuel Urtubey y el jujeño Eduardo Fellner. Y este
viernes visitará el Chaco junto a Jorge Capitanich para luego sumarse a la
nueva cumbre de gobernadores, esta vez en Formosa.
El apoyo de la estructura no es casual ni producto de
coincidencias fortuitas. Desde sus inicios en la política Bossio cuenta con el
respaldo pleno de Juan Carlos Mazzón, el mítico operador del peronismo, que lo
apoyó por ejemplo cuando tuvo su primer cargo importante en el gobierno del
mendocino Celso Jaque.
Mazzón es hoy –como casi siempre- el principal articulador
del establishment peronista del interior que empieza a mudar de piel ante el
inicio del final del ciclo kirchnerista.
Y fue también gracias al apoyo de este mendocino y del
propio Néstor Kirchner que Bossio logró ser elegido para presidir Gestar, el
sello que se utilizó como retén para aglutinar a los gobernadores y dirigentes
del peronismo tradicional cuando la camporista Unidos y Organizados parecía una
armada avasallante.
Así, mientras los camporistas organizaban sus propias peñas
lejos del “pejotismo” al que hoy intentan subirse, Bossio pudo ir cultivando
relaciones que hoy empezaron a darle su rendimiento.
Es que en ese delicado proceso de equilibrio cambio sin
ruptura que se está intentando, Bossio con su estilo de centro parece mejor
plantado para seducir al peronismo clásico –que es el que gobierna la mayoría
de los distritos-, que algunos de sus competidores plantados en la vereda del
camporismo ultra.
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